El Deseo de la Luna

Capítulo 62

Aadya

— ¡Suéltala! — gruñen fuerte desde arriba de la cascada y me quedó helada al reconocer el gruñido.

¡¿Pero que hace aquí el alfa? Pienso. Esto en realidad es malo ¿de todos los lobos que son guardias en la manada tenía que venir él?

— Corre — susurra Henry

— ¿Eres idiota? La vez pasada no pude escapar de él — susurro mientras levanto mi rostro para ver el suyo.

— ¿En serio? — pregunta sin verme, su vista está fija en el alfa.

— Si

— De acuerdo ten — me da la pulsera lento para no llamar tanto la atención — voy a distraerlo mientras tú te la vuelves a colocar — dice cambiando de nuevo el color de sus ojos a un rojo puro

— ¿Distraerlo? ¿Si sabes quién es verdad?

— Por supuesto que lo sé. Por eso mismo estoy diciendo que corras, si fuera otro lobo, ya lo habría matado.

— Y...¿estarás bien? — pregunto y Henry por fin me mira.

— Por supuesto — dice dejando un beso en mi frente con calma, escuchando en instantes otro gruñido más fuerte.

— ¡¡Suéltala!! — gruñe más fuerte, Left de seguro ya está unido a Sebastián.

— Una vez que la tengas puesta da toda la vuelta y regresa a casa. — susurra cerca de mi oído — y no dejes que vea tu rostro ¿de acuerdo?

Asiento sin mirar atrás apretando con fuerza la pulsera. Tengo que apresurarme antes de que alguien más perciba mi olor.

Henry me suelta con calma mirando de nuevo al frente

— Date la vuelta — escucho a voz de Left pero no le hago caso.

— ¿Pero que son esos modales Left? — le habla Henry — acaso Sebastián no te enseño que primero se saluda.

— ¡Cállate! ¡no estoy hablando contigo!

— ¿En serio? ¿Por qué si no hablas conmigo entonces nosotros nos vamos?

— Tú te puedes largar, pero ella se queda.

— uyy — Henry pasa alado de mi cubriéndome — eso fíjate que no se puede, porque ella viene conmigo

— Además, no hemos roto ninguna regla aún no estamos en tu territorio. Claro, aunque solo lo divida este río que a veces se pone intenso.

— ¡Quítate!

— Se dice con permiso Left y no, no pienso quitarme. —dice serio — tendrás que pasar sobre mi si quieres lastimarla.

— ¡grrr! — gruñe molesto — jamás lo haría.

— Entonces déjanos ir.

— Ella se queda — sentencia.

— Lo siento, pero no la dejaré aquí.  Ahora — susurró en mi dirección y sin pensarlo mucho salgo corriendo escuchando solo un gruñido por parte de Left, como si se le hubiera lanzado a Henry, que solo espero que se encuentre bien.

Me alejé lo más que pude de ellos dos y cuando ya estaba a una distancia inimaginable, me agaché y me coloqué de nuevo la pulsera.

Una vez que ya la traía puesta caminé un poco dispersando mi olor y cuando ya estuve segura de que no olía más a híbrido empecé a buscar la manera de darle toda la vuelta a la manada para regresar a casa como dijo Henry.

Me tardé varias horas en encontrar un camino seguro, tantas que se hizo de noche, pero al final logré llegar por atrás de la manada, pero por desgracia mía, me vieron unos guardias.

— ¿Quién anda ahí? — preguntaron al oírme pisar una rama que hizo ruido delatándome.

Me sorprendieron. Pensé que no habría nadie, aquí por lo regular nunca hay guardias, pero ¿por qué ahora hay tantos?

Me quedé quieta, pero en instantes sentí como uno de ellos se colocó atrás de mí.

— No te muevas si no quieres morir — gruño un guardia amenazándome.

Me quedé quieta, es normal que no me reconozca, es se noche, además, está a espaldas mío — ¿quién eres? ¿qué haces aquí?

— Soy Aadya hermana de...

— Joel — termina de decir y sin esperarlo toma mis manos de manera brusca colocándome unas cadenas.

— ¡¿Espera que haces?! — interviene Raúl que llega a colocarse enfrente de mi preocupado. Tiene un semblante diferente, no sé qué habrá pasado aquí como para que él tenga ese tipo de semblante de preocupación.

— El alfa fue muy claro — dice serio el guardia.

— Yo la llevaré — insiste.

— No. Yo lo haré.

— No yo…

— No te preocupes — lo interrumpo. No quiero que tenga problemas por mi — estaré bien.

— No lo entiendes Aadya, él ahora no está bien, está muy furioso y podría lastimarte.

— No lo creo…

— Lo siento todo esto fue mi culpa, pero...si tan solo me lo hubieras dicho, te habría acogido con gusto y nos hubiéramos evitado todo esto. — preocupado.

Entiendo lo que me quiere decir. De seguro Sebastián ya sabe que Alan no está — es una lástima que él hubiera no exista, pero no te preocupes, estaré bien.

— Vamos — me jala el guardia, pero antes de que empiece a caminar Raúl me detiene del brazo.

— Prométeme que no harás nada que lo altere más.

— Lo prometo.

Raúl al escuchar mi respuesta me suelta con calma y segundos después el guardia me vuelve a jalar. Me doy la vuelta empezando a seguir al guardia y caminando me doy cuenta que en realidad todos en la manada están despiertos y con sus antorchas de fuego pasando por todos lados.

¿Pero qué demonios ocurre aquí?

Me preguntó confundida a ver a todos.

— Camina — me jala el guardia al ver qué me quedó viendo a todos confundida. Llegamos hasta la casa del alfa.

El guardia toca un par de veces y Lucia le abre.

Incluso ella está aquí todavía.

Lucia se hace a un lado dejándonos pasar. Veo todo al rededor y está hecho un desastre, todo en la sala está roto. Nos dirigimos al despacho y el guardia vuele a tocar, pero en eso se escucha un estruendo que vino de adentro.




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