El Deseo de la Luna

Capítulo 65

Aadya

— Aadya detente — dice Left caminando atrás de mi pero no le hago caso — ¡maldición que te detengas! — gruñe colocándose enfrente de mi obstruyendo mi camino — lo lamento, no quería hacerlo — mira mi mano.

— Que te parece si mejor te vas con tu mate y me dejas a mi caminar a gusto. — paso por a lado de él

— No. No lo haré — se vuelve a colocar enfrente de mi — tienes que entender porque me afectan tanto tus decisiones.

— ¿En serio? No pensé que mis decisiones no te dejarán dormir.

— Aadya no estoy jugando.

—¿No? Vaya. Tendré más cuidado la próxima vez para que nunca te enteres lo que sucede conmigo.

— No te atrevas a ocultarme las cosas.

— ¿Que si lo hago? ¿qué harías?

— No me provoques — gruñe molesto.

— Tienes razón, pierdes el control y luego solo te la pasas lastimando a los demás.

— Jamás te volveré hacer daño.

— Si claro, Left — digo pasando lado de él. Alejándome de nuevo, pero esta vez no escucho que Left venga detrás de mí.

—....Aadya.

— Vaya termino con uno y sale el otro. — digo al reconocer la voz de Sebastián. — qué te parece si tú también te vas y me dejas caminar a gusto.

— Lo estás lastimando.

— ¿Y ustedes no lo hicieron? — sigo caminando sin voltear a verlo.

— No es la mismo, a Left le estás lastimando sus sentimientos.

— No pues perdón, dile que lo siento mucho, pero que si no quiere que le diga lo mismo aléjense los dos.

— ¡¡Entiende que no podemos!! — gruñe molesto.

— Bien, ¡dime tu explicación del porque no te vas y me dejas en paz!! — grito al final volteando a verlo que dando en shock por unos segundos al verlo desnudo de pies a cabeza.
— ¡¡Por la luna ponte algo!! — grito volviendo mi vista al frente.

¿Pero que carajos acabo de ver?

— Tu volteaste, por eso no me puse enfrente de ti

— Sabes que, mejor deja salir de nuevo a Left y  tu vete.

— No me iré.

— Bien, entonces regresa a la manada desnudo.

— ¿Te molesta?

— Claro que no, por mi todos te pueden ver desnudo, claro que sí te atreves a irte así es porque de seguro ya están acostumbrados
— vuelvo a caminar

— Ellos nunca me han visto desnudo, siempre regreso en mi forma de lobo. ¿sabes que hay niños no? No podemos dejar que nos vean así, está prohibido

— Esperaré tu castigo entonces — digo sin mirarlo y ni de chiste vuelvo a verlo.

— Esto es diferente, tu volteaste.

— Y créeme que jamás en mi vida lo volveré hacer.

— ¿Qué? ¿no te gusto? — me detengo al escuchar su pregunta sin poder crecer lo que me preguntaba. ¿a qué está jugando Sebastián?

— ¡No! — suelto obvia — además.... Sebastián estas comprometido y hace minutos atrás me dijiste que encontraste a tu mate. ¿no crees que estás muy grande como para hacer este tipo de preguntas a personas de 15 años.?

— Eso es lo que más me duele — susurra

— ¿Cómo?

— ¡Si!, ¡odio tu edad porque eres una niña! ¡y no puedo acercarme a ti porque eres la hermanita de Joel!

— Oye no te estoy entendiendo nada — suelto sincera — ¿no puedes ser más específico?, ¿qué tiene que ver mi edad? Es normal como la de los demás.

— ¡¡Que eres una niña!!

— ¡¡Eso lo se!! ¡¿pero qué tiene que sea una niña? ¿que? ¿querías que fuera un bebé?

— tú quieres que Joel me rompa la cara ¿verdad?

— La verdad sí — digo sincera — pero ¿por qué te la rompería? Eso es lo que no entiendo...no has hecho nada y mi edad...no sé qué tiene que ver.

— ¿Por qué están difícil explicarte?

— No eh, a mí no me andes echando la culpa, tú no te das a entender, entonces no me pidas que te entienda.

— Es que así tampoco podemos hablar, no me miras y no sé, si me estás diciendo la verdad.

— Te dije que no iba a voltear a verte. Primero mis oídos y ahora tú le quitas la virginidad a mis ojos ¿qué demonios le pasa a los lobos? ¿no saben que hay personas que quieren vivir norm...

Me interrumpe — ¿Qué dijiste?

— Que no voy a voltear a verte

— Eso lo escuché claro — serio

— ¿Entonces para que me preguntas si, si lo escuchaste?

— ¿Quién se atrevió a profanar tus oídos? — gruñe molesto y yo me maldigo por dentro.

¡maldición yo y mi bocotá! ¿por qué no pienso antes de hablar?

— Aadya — vuelve a gruñir

— No es nada, olvida lo que dije — digo caminando más rápido

Esto solo me tiene que pasar a mí, ¿qué demonios traigo en cima? ¿una maldición o qué? La luna me odia y de muchas maneras, siempre la tengo que estar regando en algo. Pienso mientras pateo una rama y me detengo al no escuchar a Sebastián detrás de mí.

— ¿Oye sigues ahí? — pregunto, pero no me responde — ¿oye no pienso voltear si eso es lo que buscas al no responderme! — grito las últimas cinco letras al sentir sus brazos sobre mi levantándome del suelo — ¡Sebastián! ¿que…que estás haciendo? — pregunto girando mi cabeza un poco para ver su rostro al ver qué me coloca sobre su hombro como un costal de papas.

— Ya me cansé, no puedo hablar contigo porque tú no te atreves a verme.

— No voy a verte desnudo — digo obvia viendo un poco de su rostro enojado

— Entonces te recomiendo que no mires hacia a bajo

— ¿Por qué? — pregunto confundida viendo hacia abajo cerrando y tapando mis ojos al instante con mis manos al ver parte de su espalda desnuda junto con toda su parte de atrás y si me refiero a que también vi sus glúteos desnudos — ¡¡maldición Sebastián!!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.