Aadya
Una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo al sentir sus labios sobre los míos, una especie de electricidad que creció con la intensidad del beso.
Mi mente se nublo en esos instantes, no sabía que pensar ni cómo actuar recobrando la conciencia solo porque Sebastián mordió mi labio inferior provocándome un ligero dolor.
Me separo de él en seguida empujándolo, llevo mi antebrazo a mi boca cubriéndola por los nervios sintiendo como todo mi rostro se calienta al instante que pienso, en lo que hice.
— Aadya.
— Stop, detente, ahí quédate — digo nerviosa.
Luna lo besé, ¿Yo? ¿cómo fue que eso sucedió?
— Aadya
— ahí dije — reclamé y Sebastián se quedó quieto mirándome triste.
No, no volveré a caer en su juego de nuevo.
— Aadya
— ahí...quédate — digo mientras lo señalo con mi otra mano ya que soy incapaz de descubrir mis labios.
— No me voy a quedar aquí — empieza a caminar hacia mí y yo retrocedo con cada paso que él da hacia mí. — mientras tu piensas en casas sin sentido.
— No son cosas sin sentido — le contesto aún con mi antebrazo cubriendo mis labios.
— Por supuesto que lo son.
— Es que no lo entiendes
— ¿Qué es lo que no entiendo? — se detiene al ver qué no me pienso detener.
— Tu...tu ya encontraste a tu mate y.…me besaste...— digo sin poder creerlo entonces eso quiere decir que...
— ¿y eso que tiene? Me gustas.
Por la luna, me he convertido en una quita mate. Pienso si poder creerlo.
Esto no pudo pasar, no, no, no. Fue su culpa, no la mía. Yo no soy así.
— no, no, no — repito varias veces
— ¿No qué?
— Desde ahora tienes prohibido acercarte a mi
— ¿Qué?
— Sí. No puedes abrazarme, ni tocarme y es más, ya no me hables soy un fantasma para ti ahora...no me convertiré en una quita mates.
— susurro mientras camino a una habitación con toda la intención de encerrarme, pero cuando ya estaba abriendo la habitación Sebastián jala la chapa cerrando la habitación de nuevo.
— No hemos terminado cariño.
— ¿Cariño? — repito volteando incrédula a verlo.
— Si mi amor
— ¿Mi amor?
— Si mi vida
— ¿Mi vida?
— Si mi cie...— pongo mis manos en su boca para callarlo o nunca va a terminar de ponerme apodos. Se ha vuelto loco en un instan...
— ¡¡Sebastián!! — grito al sentir que besa mi palma de mi mano, pero el solo ríe mientras toma de nuevo mis manos para entrelazarlas con las suyas.
— ¿Podemos hablar sobre esto antes que quieras encerrarte?
— ¡No! — suelto obvia — Ya habíamos acordado en algo. Ibas a buscar a tu mate antes de que sucediera esto. No quiero ser una quita mate
— ¿Una qué? — ríe
— una quita mate — repito y vuelve a sonreír
— Jamás serás eso. — dice sonriendo
— ¿Ah no? ¿y a esto como le llamas? — levanto mi mano entrelazada con la suya.
— No dejarte encerrar.
— Sebastián — reprocho
— Okey, okey. ¿Qué tiene de malo? No puedo evitarlo.
— Qué ya habíamos quedado que primero buscarías a tu mate — digo y Sebastián rueda los ojos
— ¿Y si no quiero hacerlo?
— Hicimos un trato. — reclamo — no puedes romperlo aún…no estoy lista. — trato de convencerlo y él se queda en silencio unos segundos.
— De acuerdo ¿cuántos días?
— cuantos días ¿qué?
— cuántos días quieres que la busque
— Pues hasta que la encuentres — digo obvia pero el niega al instante
— ¿Qué?, no, eso sí que no, no voy a estar sin ti tanto tiempo.
— Mmm... Un año entonces — suelto convencida
— No — niega al instante logrando confundirme ya que no sé, si quiere más tiempo o menos.
— ¿Seis meses? — suelto con duda.
— No.
— ¿Tres meses?
— No.
— Mmm... ¿un mes?
— ¡¡Días, Aadya, días!!
— ¿Días? — pregunto confundida, se tardó siglos en percibir su aroma ¿y quiere días?
— No la vas a encontrar en días — digo y Sebastián levanta sus hombros — ¡Sebastián!
— La buscaré por cuatro días — habla serio — y si en ese tiempo no la encuentro, hablaré con Joel sobre esto.
— ¿Cuatro días? Eso es muy poco tiempo.
— Para mí será una tortura, así que aceptas o empezamos lo nuestro de una vez tú decides
— quedo en shock. Ni siquiera lo he aceptado y ya quiere estar conmigo, sin siquiera preguntarme si yo quiero.
En verdad que se volvió loco no piensa con claridad. ¿no se habrá golpeado la cabeza en la cascada? Pienso mientras me acerco a él tomando su cabeza para ver sino tiene una herida
— Aadya — toma mis manos — ¿Qué dices? — pregunta mirándome a los ojos y la verdad no creo que me esté mintiendo, pero nunca pensé que quisiera avanzar tan rápido. Solo me queda pedirle a la luna que la encuentre y que Joel regrese antes para que pueda salvarme de es lobo que se volvió loco de amor.
— De acuerdo tienes cuatros días
— Bien. Mientras más rápido mejor — sonríe soltando mi mano — ve a sentarte a la chimenea — dice mientras él va al otro cuarto.
Le hago caso y voy hacia la chimenea para sentarme. Tengo que encontrar una manera de atrasar esto.
— ¿Y qué pasará con Susan?
— Ella fue con su padre hoy — me explica mientras saca varias cosas de los
cajones — así que hablaré con ella cuando vuelva sobre la ruptura de nuestro compromiso.