Aadya
La mañana siguiente llegó más rápido de lo esperado, no pude dormir en toda la noche, mi mente lo recordó en todo momento, esa escena, esas palabras, esa mirada. Mi cabeza estaba llena de ideas, incluso llegué a pensar en salir un día antes de su regreso porque fue tanta su determinación que me dio miedo que en verdad regresara solo por mí, cuando yo no puedo estar con él.
Es imposible, no importa cuánto lo piense, ni que tan determinado este a quedarse, la respuesta correcta es la misma, no puedo meterlo a él ni a la manada en esto, aquí está mi hermano, mis amigos, aquí esta su familia y yo si lo pienso bien, ni siquiera tengo familia.
No puedo hacerles eso, no importa que.
— ¡Ah! — me quejé al recibir un golpe con el bastón de pelea que provocó que cayera al suelo.
— Aadya concéntrate — habla Jack estirando su mano para ayudarme a levantar. Me tocó combatir con él, pero por más que quiero no puedo concentrarme.
— Lo siento, Jack — acepto su ayuda
— ¿Te encuentras bien? ¿si almorzaste antes de venir?
— Si. Lucia me dio de almorzar por órdenes de Sebastián, aunque claro su mal genio no ha cambiado.
— ¿Sebastián? — asiento — Aadya no puedes llamar así al Alfa, es una falta de respeto rotunda los únicos que lo pueden llamar así es su luna y su beta — exaltado.
— Bueno, el Alfa le ordenó a Lucia que me alimentará ¿contento? — digo para que deje de reclamarme.
— Aadya es serio, si alguien más te escucha pondrían castigarte.
— Pero él no lo hace.
— Pero él ahora no está,
— Okey, tienes razón, pero si él no está, nadie más puede mandar aquí, solo me acusarían hasta su llega.
— De acuerdo tienes un punto. Pero se te olvida que después de él está su luna y él beta.
— Y ninguno de los dos está aquí, obvio que cuando lleguen no lo llamaré así enfrente su luna, porque enfrente de Joel si lo he llamado por su nombre.
— Bien chicos esto ha terminado — habla Raúl en general llamando mi atención por unos segundos, pero vuelvo a ver a Jack
— Solo ten cuidado alrededor de quién lo dices.
— No te preocupes lo tendré.
— ¡¡Vámonos!! — grita Emilio acercándose a nosotros pasando sus brazos por el cuello se ambos — ¿adónde iremos hoy? —
— Aaa...bueno no lo sé. No tenía planes ¿tu Jack? — le pregunto.
— No tampoco.
— Entonces nos vamos de nuevo a las cascadas. — sugiere Emilio.
— Si quieres, por mí no hay problema.
— Por mí tampoco.
— Entonces que estamos esperando — dice feliz mientras nos jala a ambos — oye, por cierto — nos suelta — si comiste lo que deje para ti en la noche.
— ¿De qué hablas?
— De la bolsa con comida que dejé en tu puerta con la nota de Henry.
— Ah, esa, si también fui a verlo.
— ¿En serio? Entonces el igual estará allá.
— Siii..no, no lo creo. Se lastimó la vez pasada — digo recordando la última vez que lo vi, además Sebastián me dijo que lo lastimó.
— ¿En serio? ¿cómo?
— No lo sé cuándo lo vi ya estaba lastimado — miento.
— Bueno, entonces vamos nosotros a divertirnos juntos.
— Pues vamos.
— ¿A ver quién llega primero? — habla Emilio
— ¿Me estás retando? — digo sonriendo y el borra su sonrisa
— No. Pero no seas tramposa, corre como nosotros — reclama al recordar que puedo llegar más rápido que ellos provocando que ría. — no, lo digo en serio si no danos una hora de ventaja
— En una hora ya llegaron Emilio — digo sonriendo
— Entonces ve a nuestro nivel nada de llegar rápido es más tú tienes prohibido llegar en primer lugar ¿verdad Jack? — mira a Jack
— Si. Estoy de acuerdo con él.
— ¿Qué? ¿pero por qué? — pregunto sin evitar reír.
— Tú sabes porque, ¿Así qué o nos das una hora de ventaja o no llegas en primer lugar?
Río negando — Okey iré a su paso.
— Bien. A la cuenta de tres podemos empezar a correr ¿listos?
— Si — decimos al unísono yo y Jack
— Uno..dos....dos y media, dos y tres cuartos.
— ¡ya Emilio! — grita Jack desesperado
— Okey ya ahora sí. Uno — empieza a contar de nuevo y nos ponemos en posición para correr — dos....¡uno! — grita y Jack y yo danos un paso íbamos empezar a correr pero escuchamos la risa de Emilio y reflexionamos el número que dijo. Los dos volteamos a verlo mientras volvíamos a nuestro lugar de espaldas.
— jajajajajaja ¡¡tres!! — gritó y empezó a correr Jack y yo nos vimos mutuamente reaccionando después de unos instantes para empezar a correr.
— ¡¡¡Eres un tramposo Emilio!!! — gritamos Jack y yo corriendo detrás de él siguiéndolo hasta las cascadas entre risas ya que Jack no dejaba de gritarle.
— ¡¡Detente ahí!!
— jajajaja. ¡¡alcanzame si puedes!!
— ¡¡Deja que te ponga las manos encima y vas a ver cómo te va!!
— jajaja ¡¡corre, corre!! — grita Emilio burlándose de Jack haciéndolo enojar.
— ¡¡aaahh vas a ver ahorita que te alcance!!
Río viéndolos desde atrás ya que no puedo llegar en primer lugar y verlos divertirse me llena de una inmensa felicidad, porque me doy cuenta de los grandes amigos que he conseguido.
Llegamos al río de las cascadas. Emilio brinca y celebra su triunfo en la orilla del río. Jack queda en segundo lugar, pero va hacia Emilio.
— ¡Ahora sí vas a ver!