El Deseo de la Luna

Capítulo 88

Aadya

— su...suelta...me. — susurro con dificultad perdiendo de mi visión. En estos momentos es inútil ocultar lo que realmente soy, todos lo saben, no hay forma de ocultarlo, mi olor me ha delatado, quiero curarme rápido, pero me es imposible, son demasiadas y mi poca fuerza que me queda se está desvaneciendo entre sus manos.

— ¡Aadya! — un grito profundo se escuchó de lejos, abro mis ojos obteniendo una vista muy borrosa. No logro distinguir nada para ser sincera, pero siento como me suelta de su agarre el vampiro para después sentir un poco de aire pasar rápido muy cerca de mí.

Caigo al suelo, unas pequeñas piedras se incrustan en mis manos al ponerlas de refuerzo evitando que se abra otra herida, pero, mi cuerpo se balanza hacia un lado, soy incapaz de controlarlo.

.....

— Aadya — escucho varias veces mi nombre como si me llamarán de lejos sintiendo igual como me mueven — reacciona — me siguen llamando, la voz cada vez la escucho más clara, quiero abrir mis ojos, pero me siento tan pesada que me es difícil poder abrirlos por completo.

— Hen..ry — apenas susurro su nombre al verlo sostenerme y ver una pequeña sonrisa salir de su rostro

— Sí..soy yo... Perdóname — suelta con voz ronca mientras sus ojos se vuelven brillosos.

— per-donarte,  ¿por..qué?

— Llegué tarde…sabía de lo que era capaz Susan y-aún si...decidí venir apenas

— Está bie..

Me interrumpe — No. No está bien, se lo prometí. Prometí que te cuidaría. Yo era el encargado de cuidarte si a ellos les pasaba algo, pero llegué tarde ese día, y ya no te encontré.

— No fue tu culpa, ese día, nadie estaba preparado...

— Pero ahora lo estoy y no dejaré que te encuentren. Vamos tienes que levantarte — dice ayudándome a levantar, pero...

— No puedo..me duele — suelto al sentir dolor en mi espalda

— Perdóname llegué tarde. — se disculpa de nuevo Henry mientras me carga con cuidado. — pero ahora tenemos que irnos. No tardarán en encontrarnos más — dice alejándonos del lugar rápido. No sé a dónde me llevaba, las partes por las que pasaba no podía reconocerlas y aunque ya nos habíamos alejado bastante llegó un momento en el que pude sentir de nuevo más presencias, pero lo más extraño es que también empecé a percibir un aroma bastante rico que provenía de muy lejos pero cada vez se iba intensificando.

— Hen...

— Joder. — susurró mirando a su alrededor deteniéndose, se detuvo y me bajó con cuidado dejándome recargada sobre el tronco de un árbol. — espérame yo me encargó de ellos. No puedo dejar que nos sigan más.

— Son muchos — digo al escuchar demasiadas pisadas venir hacia nosotros

— Lo sé, mi padre trajo a demasiados vampiros, se nota que quiere llevarte a toda costa, pero no lo permitiré. — termina de hablar y desaparece frente a mi yendo a enfrentar a los vampiros que nos están siguiendo.

Me quedo quieta escuchando con atención los ruidos del bosque y de Henry peleando, escucho como se le dificulta cada vez más.  Son muchos, sé que Henry no podrá con todos ellos, pero aunque quiera ayudarlo, ahora, soy solo un estorbo que no puede ni moverse por su propia cuenta. Mi cuerpo de sangra, no puedo cerrar mis heridas, mis fuerzas cada vez son menos, mi cuerpo se vuelve pesado tanto que no pudo ni levantar un debo.

Estoy consciente solo por qué no puedo dejar a Henry solo, esto es tan frustrante para mí porque incluso ahora, como hace 15 años alguien más tiene que sacrificarse para  protegerme.

Escucho “crack” que me saca de mis pensamientos, volteo al instante a ver de qué se trata, viendo un árbol partido en dos y a Henry levantarse de este.

— Henry — lo llamo preocupada al ver qué está sangrando. Pero él se mueve rápido quedando frente a mi cubriéndome.

— Muévete, son órdenes de tu padre — escucho otra voz

— No me importa… No dejaré que la toquen — dice jadeando

— Como quieras. Quítenlo del camino, pero sin matarlo — ordena el vampiro y varios vampiros se lanzan a Henry reteniéndolo

— Henry — lo llamo, mientras hago puño mis manos sobre la tierra tratando de mover mi pie derecho para pararme

— ¡¡Ahí quédate!! — grita liberándose de unos, pero llegan más deteniendo sus movimientos mientras él vampiro que está solo observando, me mira y empieza a caminar hacia mí.

— Tus ojos, sí que no han cambiado en absoluto, — habla el vampiro mientras yo solo lo escucho confundida, no recuerdo a verlo visto nunca
— recuerdo que la primera vez que te vi, tu padre te abrazaba tan fuerte y por más patadas que le solté, no te soltó ni un poco, hasta que llegaron en su rescate te soltó y ahí pude ver de reojo los ojos de la criatura más temida. Tus ojos azules brillaban tan intenso en la oscuridad que debo admitir que al principio pensé que eras otro ser más, pero ahora veo que, si tienes el poder que acabar conmigo, tantas heridas, tanta sangre y aún sigues consciente, no es algo que aguante alguien como nosotros. ¿qué se siente saber que seré de nuevo yo quien termine contigo?

— ¿Qué puedo sentir?

— ¿Entonces? ¿qué se siente saber que fui uno de los culpables de la muerte de tus padres?

— Nada.

— ¡Nada! — se molesta por mi respuesta

— No.

— jaja ¿en serio?

— Si. Por ti no tengo sentimiento alguno, a diferencia de ellos que me duele ser la causa de su muerte.

— ¡Es imposible que no quieras vengarte!

— Tienes razón, pero si lo hago, solo demostrare que soy lo que ustedes piensan, entonces ¿de qué me serviría matarte? Cuando mis padres se sacrificaron deseando que pudiera vivir una vida tranquila.




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