El Deseo de la Luna

Capítulo 91

Sebastián

Llegué a la manada, todos ya se encontraban quitando y levantando el descombro. Busqué por todos lados a Joel, pero no lo veía por ningún lado, así que me acerqué a Raúl que se encontraba a sacando a los niños del refugio.

— Alfa — me llamó al verme.

— ¿Qué fue lo que pasó mientras no estaba? — pregunté y Raúl se quedó en silencio unos instantes suspirando al final para empezar hablar, pero lo interrumpo — con Aadya — digo y Raúl aprieta sus manos en forma de puño tragando grueso.

— La Luna llegó cuando usted se fue y..

— ¡No le digas Luna! — gruño molestó, pero sé que Raúl no tiene la culpa, de hecho nadie de la manada la tiene ya que mi compromiso frente a ellos sigue en pie.

— Lo siento alfa, Susan llegó el día que usted se fue y aunque al principio no entendía que buscaba al pedirme que juntara a los jóvenes, al final me enteré que estaba buscando al híbrido y...Aadya hizo todo lo posible para que no lastimara a los demás recibiendo incluso casi 250 latigazos. — Mi sangre hirvió al escuchar lo último nublando por completo mi juicio. Estaba lleno de odio por dentro, tanto que sentía como mi sangre hervía.

— ¿Dónde está?

— Joel ahora mismo se encuentra con ella en la celda prohibida. — escuché donde estaba y sin decir más fui directo hacia allá. Lleno de rabia, el odio me estaba consumiendo y más porque ella había provocado todo esto.

Llegué y la vi, estaba atada con cadenas junto a otros vampiros — Mi amor — expresó con alegría al verme; sin embargo, yo al mirarla no pude controlar mi rabia, quería hacerla pagar, quería que sufriera todo lo que mi luna sufrió, pero igual quería deshacerme de mi dolor que me estaba incendiando mi interior.  — dile a Joel que me suelte. — pidió moviendo las cadenas, en señal que la desatara, pero yo lo único que hice fue arrebatarle el látigo a Joel.

El volteo y pude ver qué Shiro igual estaba fuera de control, puede notarlo al ver garras en sus manos. — mi amor — me llamo Susan y sentí asco al oírla llamarme así, están diferente a cuando escucho Aadya llamarme “Sebastián”.

Recordé su voz en mi cabeza sintiendo como me rompía por completo por dentro, al saber que ya no la escucharé. Apreté con fuerza el látigo y ocultando mi dolor golpeé a un vampiro con él.  Todos los que estaban atados quedando en shock al ver qué lo golpee

— Amor...me e-stás a-sustando.

— ¿Asustando? — dije con ironía mientras sonreía con dolor — ¡¡Tú crees que a mí me importa!! — grité lleno de rabia mientras volvía a golpear a otro vampiro.

— A..mo..r

— ¡¡No me llames asi!! ¡¡no soy tu amor, ni nada!!

— Pero...esta-mos...com..prometidos ¡¡no puedes hacerme esto!! ¡¡sácame de aquí!!

— Incluso hasta el final quería disculparme por romper el compromiso contigo, pero veo que eso no será necesario. ¡ahora me doy cuenta, que eres solo otro ser despreciable!

— A-amor por favor...

La interrumpo apretando el látigo, — por tú culpa...por tú culpa ahora estoy perdiendo lo más valioso que tengo — levantó mi vista viéndola — ¡¡por tu culpa!! — suelto igual golpeando su espalda descargando toda mi irá sobre ella.

Nada de todos estos golpes se compran a los suyos, ni sus gritos, ni sus lágrimas, ni sus súplicas pidiendo que me detenga.

No sé cómo la golpearon, tampoco sé si lloró, ni mucho menos si suplico. No quiero pensar en eso, pero mis pensamientos no se detienen, tan solo con imaginar que sus lágrimas brotaron aquí mismo pidiendo que se detengan, me lástima en el alma, y provoca que siga sin cesar, hasta que recuerdo que... No tengo tiempo.

— Alfa — habla Joel, pero lo interrumpo dándole el látigo.

— Encárgate de ellos, no importa si mueren desangrados — ordenó mientras veo como desangran todos.

— Sí. — acepta sin reproche y yo camino hacia la salida para dirigirme directo a la cabaña. Mi Luna me esta esperando

....

Regresé a la cabaña y vi a Henry afuera sentado en las pequeñas escaleras, me miró y se levantó rápido desapareciendo instantes después frente a mí.

Entro a la cabaña y voy hacia la habitación quedando frente al marco de la puerta viendo dormir a mi pequeña pero valiosa luna.

Mi corazón se vuelve pesado al verla. No entiendo la razón, si se supone que ya fui a deshacerme de este sentimiento, pero ¿por qué aún me duele?

¿Por qué frente a ti soy tan débil?

Llevo mis manos a mi rostro ocultando mis lágrimas que no dejan de salir. Acabo de volver, pero no puedo con este sentimiento que me está quemando por dentro, al saber que te tengo que dejar ir, mi luna.

La miro de nuevo y entro a la habitación, iba acariciar su rostro, pero me di cuenta que tenía sangre en las manos, así que de inmediato la quité y me fui a bañar tratando de componerme pensando en ¿qué es lo mejor para ella? Se me ocurrieron varias ideas, pero la mejor seguía siendo la misma.

Salí del baño, me puse una pijama y fui a costarme a su lado abrazándola, ella está profundamente dormida y ahora yo lo único que quiero es abrazarla y sentirla junto a mí.

Deseando que el tiempo se detuviera en este mismo momento donde solo estamos los dos sin importar nada más.

Un deseo egoísta; sin embargo, no me importa, en mis ojos solo estás y estarás tú mi luna.

....

No puede dormir bien a pesar de que traté de tranquilizarme varias veces, pero no lo logré.

Mi corazón estaba roto y no lo podía evitar la tenía junto a mí, pero no era suficiente, mis pensamientos me estaban consumiendo, sabía que tendría que dejarla ir y eso me mataba poco a poco, pero no podía protegerla, no estaba preparado para defenderla, así que me encargaría de estarlo para poder tenerla conmigo.




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