El tiempo fluía suavemente en Everwood, y Sophia y Gabriel continuaban viviendo una historia de amor que resistía los caprichos de los días y las estaciones. Cada Navidad traía consigo una renovación de la magia que los unió por primera vez, y la ciudad, ahora envuelta en tradiciones compartidas, brillaba con la alegría que emanaba de «Letras de Navidad».
En el quinto aniversario de la noche en que sus destinos se cruzaron, Sophia y Gabriel decidieron celebrar de manera especial. Decoraron la librería con luces centelleantes y decoraciones festivas, creando un escenario que recordaba la magia de esa noche inolvidable.
La ciudad estaba en fiesta, y Everwood parecía palpitar con la anticipación de la Navidad. Sophia, vestida con un vestido rojo y verde, esperaba ansiosamente la llegada de Gabriel. Él apareció en la puerta de la librería, sosteniendo una caja envuelta en papel dorado.
—Sophia, feliz aniversario de nuestro encuentro mágico. —Dijo Gabriel, sonriendo mientras entregaba la caja.
Sophia abrió el regalo con curiosidad y encontró dentro una escultura de hielo exquisitamente tallada. Era una representación de la noche en que se conocieron, con ellos bajo el muérdago y las estrellas brillando en el cielo.
—Gabriel, es increíble. ¡Es como si hubieras congelado ese momento en el tiempo! —Exclamó Sophia, conmovida por la belleza de la obra.
Él asintió, mirándola a los ojos. —Cada año, esculpo una pieza para recordar lo que encontramos el uno en el otro en esa noche especial. Esta es mi manera de agradecer por todos los momentos maravillosos que hemos compartido desde entonces.
Sophia y Gabriel decidieron dar un paseo por la ciudad, reviviendo los pasos de esa primera noche. Everwood, ahora cubierta por un manto de nieve brillante, era como un refugio encantado.
Llegaron a la plaza central, donde un majestuoso árbol de Navidad estaba rodeado de personas que compartían risas y calidez humana. Sophia y Gabriel se abrazaron bajo las luces centelleantes, recordando la promesa hecha bajo el muérdago hace años.
—Sophia, ¿recuerdas el deseo que hicimos a medianoche en esa noche mágica? — Preguntó Gabriel, sosteniendo su mano.
Ella sonrió, sintiendo un calor familiar. —Claro que sí. Deseamos que la magia nunca se acabara, y mira dónde estamos ahora, seguimos viviendo esa magia todos los días.
Gabriel asintió. —Y haría el mismo deseo hoy, sabiendo lo que sé ahora. Eres la luz constante en mi vida, Sophia. Y eso es lo que deseo en cada Navidad, la eternidad de este amor.
Sophia miró profundamente a los ojos de Gabriel, sintiendo la emoción desbordarse.
Gabriel continuó —Deseo que cada Navidad sea tan especial como la primera, que sigamos descubriendo la magia en cada momento que compartimos.
Bajo las luces navideñas, se arrodilló en la suave nieve, sacando una pequeña caja de su bolsillo. La abrió, revelando un brillante anillo.
—Sophia Winter, ¿aceptarías hacer de esta Navidad y de todas las próximas un cuento de amor eterno conmigo? —Le preguntó Gabriel con el corazón lleno de esperanza.
Las lágrimas de felicidad en los ojos de Sophia fueron la respuesta que necesitaba. Asintió con una sonrisa radiante, y Everwood, con sus calles adornadas y la nieve cayendo suavemente, celebró el compromiso de dos corazones que seguirían latiendo al unísono.
Y así, bajo las luces de la víspera de Navidad en Everwood, Sophia y Gabriel comenzaron a escribir un nuevo capítulo de su historia de amor. La ciudad, con su magia eterna, presenciaba la continuación de un viaje lleno de risas, sueños compartidos y la promesa eterna de un maravilloso amor bajo las luces navideñas.
Esta era una historia de amor eterno que resistiría la prueba del tiempo. Un amor que brillará como una estrella resplandeciente, todas las noches de Navidad que estaban por venir en Everwood.
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Editado: 06.02.2024