" El deseo del multimillonario" (saga N° 3)

Capitulo 11

Se besaron durante todo el camino hasta el dormitorio de Logan, que empujó la puerta con una mano mientras con la otra rodeaba la cintura de Cara, invitándola a entrar.

En ese momento, sus labios se separaron y ella aprovechó para tomar aire. Dándose cuenta de donde estaba, echó un vistazo al espacioso cuarto iluminado enteramente por un resplandor de luz natural.

Pero Logan pulsó un botón y unas pesadas persianas descendieron sobre los ventanales, oscureciendo la
habitación. Modo sexy activado, pensó Cara con una espontánea risita interna.

Dejó de reírse cuando dos fornidas manos envolvieron su cintura y la atrajeron contra un sólido cuerpo detrás de ella. Logan rozó el lóbulo de su oreja con los labios.

-Aquí estamos. Instintivamente, Cara arqueó la espalda, suspirando de placer.

-Así es. Se dio la vuelta y, sin pensarlo dos veces, le besó apasionadamente en la boca. Realmente quería
ser fuerte y sentirse empoderada por su femineidad. Logan pareció sorprenderse durante una fracción de segundo, antes de agarrarla por el trasero y levantarla del suelo, con las piernas alrededor de su cintura. Ufff. Cara no sabía qué demonios estaba haciendo. Esperaba que su limitada experiencia en el dormitorio no desmereciera su primera vez con Logan.

Logan no le dio tiempo a dudar, y no tardó en depositarla de espaldas sobre la cama. Sus ojos verdes relucían mientras se despojaba de su camisa, observándola con la masculinidad depredadora de
un sexy y voraz jaguar.

-Quítate la ropa, Cara- le ordenó.

Su nombre sonó como una caricia en su agitado tono de voz. Cara no discutió y se incorporó para quitarse la camiseta y el sujetador, a los que pronto siguieron sus vaqueros, que se bajó hasta los pies y de los que acabó deshaciéndose con la ayuda de Logan. Él se detuvo para contemplar su cuerpo enfundado solamente en unas bragas negras de encaje. Gracias a Dios que al menos su ropa interior era sexy, pensó Cara con alivio. Al ver la expresión de Logan, se quedó sin aliento. Sus ojos verdes eran más tumultuosos que nunca, y recorrían sus pechos desnudos con una deliberada lentitud que hizo temblar el interior de sus muslos. La atmósfera que los rodeaba cambió notablemente, y Cara apenas podía pensar, y mucho menos respirar.

La ardiente mirada de Logan le hacía sentirse más hermosa que nunca.

Ni siquiera tuvo que decir nada. Sabía que la deseaba, tanto como ella a él. Tras acabar de quitarse la ropa interior, Cara supo lo que significaban fascinación y lujuria. Logan era magnífico, todo músculo y perfección de piel bronceada. Su miembro era la imagen más hermosa que jamás había visto, incluso más grande que lo que se había imaginado. Y más grande de lo que había probado antes, sin duda alguna. La humedad de su entrepierna se volvió más acuciante, junto con los espasmos de entre sus pliegues. Sus labios se separaron, sin dejar de mirar el cuerpo de Logan, mientras éste se se colocaba encima de ella.

Le tomó el rostro en las manos y lo cubrió de besos. Cara abrió la boca para recibir su lengua, asiendo sus anchos hombros, acariciando su atlético pecho, y disfrutando de la ternura y pasión del beso. Y aún así, ¿por qué tenía la sensación de que bajo la superficie yacía la promesa de un peligro? Casi le dolía el estómago con toda la emoción, excitación y anticipación. Logan gimió, liberando sus labios para deslizar la boca por su cuello y pechos. Le sujetó ambas muñecas por encima de la cabeza, haciendo que se sintiera impotente para luchar contra el asalto a sus pezones, atrapándolos, uno después de otro, con su voraz boca. Bruscamente, succionando, mordisqueando y lamiendo... hizo que se revolviera de placer. Nunca le habían dolido los pezones y palpitado de delicia a la vez. Su boca se acopaba tan bien a su cuerpo que no quería que la retirara - nunca. Su abultada virilidad reposaba contra su húmeda abertura, y apenas pudo evitar arquear las caderas e invitarla a introducirse en su desesperada ranura.

Pero antes de que pudiera actuar, Logan se trasladó más abajo. Tras liberar sus muñecas recorrió su abdomen con los labios. Se sorprendió cuando le plantó un delicado beso. Cara no esperaba que Logan fuera así de cariñoso, ni en momentos especiales. Su piel ardía con cada roce de aquellos sedosos labios, y le encantaba la tersura de su mentón en su estómago, y después en la cara interna de sus muslos.

Aunque echaba de menos su barba y se preguntaba cómo habría cosquilleado su piel desnuda, Cara no pudo negar lo íntimo que era sentir su suave piel deslizándose sobre sus más intimas y delicadas zonas.
Oh, Dios.

Hundió un dedo entre sus pliegues, haciéndola gritar su nombre. Logan gruñó, apoyando la mejilla contra su muslo y observando cómo su dedo medio entraba y salía de su vagina. Cara tenía los ojos en blanco y se aferraba fuertemente a su pelo.

-Es muy estrecho. Como una virgen- dijo con voz ronca. -Y tan húmedo y resbaladizo. Hueles de maravilla, cariño.- Acercó el rostro a su entrada y pareció olerla, y después lanzó un fuerte gruñido. Introdujo el dedo índice para unirlo al otro, presionándolos profundamente en su inflamada hendedura.

Cara se tensó en torno a sus dedos con músculos que se volvieron más sensibles y acogedores. Los incoherentes murmullos que escapaban de su boca no tenían ningún sentido para ella, y dudaba que lo tuvieran para Logan. Él estaba demasiado ocupado contemplando su fisura con su pulpa aferrándose a sus impetuosos dedos, que se movían cada vez más rápido y más dentro de ella, hundiéndose más allá de toda resistencia y preparándola para un tumultuoso orgasmo, o una ruda reclamación, o quizás ambos a la vez.

Cara estuvo a punto de gritar de placer cuando el pulgar de Logan descendió sobre su clítoris. Y luego vino la sorpresa, cuando lo sustituyó por sus labios. Apenas le plantó unos cuantos besos, los suficientes para avivar los primeros estertores del gigantesco orgasmo de Cara. Cuando succionó todo el clítoris con su boca caliente, Cara se corrió violenta y ruidosamente.




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