Sus embistes eran casi brutales, de una forma deliciosa. Cara no lo hubiera querido de otra manera.
Comenzó a mover la pelvis con una cadencia que coincidía con la de él, y disfrutó al ver cómo el verde de sus ojos se transformaba en un brillo casi ónice.
-Dime que te gusta cómo te poseo- exigió, con una voz casi irreconocible. Cara sintió escalofríos en la columna vertebral, y la parte inferior de su cuerpo parecía inundada de lava. No era capaz de articular palabra, y sólo emitía ruidos guturales de placer. Logan clavó su dura longitud en lo más profundo de aquella deliciosa cavidad, y Cara casi se desmayó del impacto.
-Dilo, Cara. O me paro- le advirtió, deteniéndose en mitad de una embestida. Lo último que deseaba era que parara. Estaba muy cerca del límite y casi podía sentir su presencia en forma de un millón de nubes.
-¡Dios, Logan! ¡Sí, me gusta! ¡Lo sabes!- gimió. -Me posees toda. Y me encanta.
Sus manos recorrían su cuerpo, rozaban su vientre, le agarraban un seno mientras continuaba embistiendo, con su otra mano colocada entre los dos, hostigando su clítoris. Las manos de Cara formaron sendos puños sobre sus ataduras de seda, y sus labios se separaron en un grito silencioso mientras continuaba mirando a Logan. Fusión psíquica. Aquello no podía ser sólo sexo. Tenía que ser mucho más. Cara sacudió las caderas y obligó a Logan a penetrarla aún más, tras lo que escuchó su estrangulada maldición.
Los labios de Logan se encontraban en el hueco de su garganta, succionando con furia. Cara gimió y le suplicó que no parara.
–Hazme una marca- le pidió.
-Hazme toda tuya. Logan se estremeció y dejó escapar una sarta de improperios, levantó la cabeza y la besó en la mejilla.
-Me encanta tu hoyuelo- dijo con voz ronca. Aquello la hizo sonreír. Por fin le había dicho una cosa que le gustaba de su cuerpo. Quizás para cuando terminaran aquel gozoso acoplamiento, le habría sacado alguna más.
Por el momento, la necesidad de palabras pasó a un segundo plano. Y solamente se escucharon los apagados maullidos de Cara, los inclementes gruñidos de Logan... sus silenciosas miradas llenas de deseo, pasión e incluso alivio. Era genial cuando encontrabas a alguien que encajaba a la perfección, ¿verdad? Alguien que sin apenas esfuerzo hiciera que tu cuerpo alcanzara esas imposibles cotas de éxtasis. Cara encontró todo aquello en la mirada de Logan, en sus besos, su tacto, y con cada embestida de su abultada polla en sus más recónditas y empapadas profundidades.
-Joder.- exclamó Logan, y embistió con más rapidez y profundidad. -Sí, así, cariño. Estrecha esos músculos a mi alrededor. Me vuelves loco.
Cara buscó aquella verdad en sus ojos y la encontró en el salvaje abismo de su mirada verdinegra. Lo sintió en los implacables embistes que acometían su cuerpo, indiferente a las sacudidas que la arrastraban hacia la pared. Cara nunca había sido poseída con aquella fuerza bruta, y su cuerpo emitía jugos que cubrían la potente herramienta de Logan mientras la llenaba entera.
Incluso si hubieses podido escapar, si no estuviera amarrada a cada esquina de la cama, Cara no desearía evadir aquel uso magistralmente agresivo y casi sancionador de su carne.
-Fóllame... fóllame... fóllame- recitó como una letanía, y comprobó el efecto de sus sucias palabras en Logan, cuyas mejillas se sonrojaron a la vez que tensaba la mandíbula, clavando su verga hasta el mismísimo final de su útero. Le dio todo lo que pedía y más con aquella última arremetida, acabando con la resistencia de Cara, que alcanzó con estertores el nirvana.
¡Mierda! Su orgasmo fue como una fuerza de la naturaleza … que la partió en dos como si de un rayo se tratase, ensordeciendo sus oídos y provocando chispas en su campo de visión.
-¡Logan!- gritó, con su cuerpo atravesado por violentas sacudidas y espasmos cada vez que se corría. La respiración de Logan se volvió más dificultosa. Momentos después, Cara observó admirada cómo su perverso ángel, su hermoso demonio de amante, le proporcionó una última oleada de éxtasis al vaciarse dentro de ella.
Logan se detuvo entre sus paredes, y la clara sensación de su palpitante polla colmándola con su semen, fue el momento más gratificante de todos. Una indescriptible satisfacción y felicidad llenó el mundo de Cara de unicornios. Se perdió en aquel universo mágico, escuchando a Logan pronunciar su nombre al mismo tiempo que besaba sus labios, que estaban distendidos de tanto gritar.
Dame un momento, pareció decir su voz interior, pero no logró decirlo en voz alta. Cara temió no poder volver a hablar, pensar, o incluso caminar durante mucho tiempo después de aquello.
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Editado: 30.09.2021