Observó, sin aliento, cómo Logan asía su muñeca en vez de su dedo anular. Y un momento después lucía un delicado brazalete de oro con varios nudos entrelazados que centelleaba sensualmente sobre su piel.
-Es precioso- dijo Cara casi sin aliento. Olvidó su decepción de que no fuera una escena de cuento de hadas con anillo y petición de mano. Le encantó el estilo urbano y a la vez ultrafemenino de la pulsera, y se alegró de que fuera discreto en vez de estridente o demasiado lujoso. Era perfecta.
-¿Te gusta?- preguntó Logan.
-Me encanta. Pero no te acostumbres a regalarme cosas, porque no te lo voy a permitir- protestó ella, advirtiéndole juguetonamente con un dedo.
Los ojos de Logan destellearon.
-Observa atentamente, muchachita, y verás que no es un regalo corriente. Tiene un significado especial, y aunque pensé en darte una gargantilla, sé cuánto te preocupa mi excesiva atención. Si hubieras llevado la gargantilla, habría sido bastante obvio para algunos que era un collarín, y hubieran sabido que me perteneces.
-Oh.- Los ojos de Cara se desencajaron al entender lo que estaba diciendo... collarín... perteneces... contempló el brazalete y se dio cuenta de que era especial. Era la forma en la que Logan establecía su reclamo sobre ella, y sólo podía significar que era una especie de pulsera de sometimiento.
Logan tenía razón, prefería que llevara un collarín, pero había elegido la opción más sutil.
Era verdaderamente arrogante de su parte, y muy sensual a la vez.
Hizo que Cara se sintiera menos como una barbie, y se lo tomó como una indicación de su intercambio íntimo de poder, en el que le permitía tomar el control de su vida sexual.
-Qué emocionante preludio para una fascinante noche- dijo, sonriendo mientras acariciaba su precioso brazalete.
La mirada de Logan volvió a relucir.
-Podríamos hacerlo aún más emocionante trasladándonos al cuarto más cercano, contigo encorvada sujetándote los tobillos y yo embistiéndote con fuerza por detrás.
Con esos tacones, es en lo único que voy a pensar en toda la noche. Pero llegamos tarde. Mierda. ¿Cómo se atrevía a encenderla con sus palabras para terminar todo de aquella manera? Su arrogante sonrisa le informó de que la tenía justo donde quería - con las braguitas empapadas. Tendría que hacerle pagar por ponerla tan caliente antes de la fiesta.
Pero, de momento, fingió serenidad y sonrió amablemente. Quería dar buena impresión, y si aquello significaba tener que aguantar de vez en cuando las burlas de Logan, estaba más que dispuesta a hacerlo.
Había algo en el aire, con la alegre música y la gente maravillosamente vestida que disfrutaba de la excepcional comida y bebida. Cuando Logan apareció en escena y puso en acción su innegable encanto de perfecto anfitrión, se podía palpar el entusiasmo.
Después de su primera vez en la cama, Cara había tomado la decisión de que su relación se basaría únicamente en el plano físico. No podía dejar que su transcendental pasión la hiciera pensar que eran almas gemelas, o que podrían vivir juntos y su historia tener un final feliz. Hasta entonces, Logan se lo había puesto fácil. La deseaba y, por ello, tomaba lo que quería, asegurándose de proporcionarle el mejor placer que jamás había experimentado.
Pero, ¿por qué aquella noche Cara comenzaba a desear más? No tenía nada que ver con el glamour y la emoción de formar parte del círculo íntimo de Logan. No era la gente guapa, las risas, el parloteo ni el baile, el entretenimiento nocturno, el brillo y resplandor al margen de las preocupaciones de la gente ordinaria.
Sería tan fácil dejarse llevar por todo aquello, pero a Cara no le importaba lo que era Logan, sino quién era.
Estar junto a él, con su mano en la parte baja de su espalda, le daba un subidón. Por las especulativas miradas que les dirigían los invitados, estaba claro que se preguntaban quién era la misteriosa cita de Logan.
Pero, se guardaron sus indiscretos pensamientos, por supuesto. Al menos, delante de Cara.
Y, si por alguna razón, Logan se tenía que ir a otra parte de la sala o se separaban, Cara se dio cuenta de que siempre aparecía a su lado uno de los primos. Era como si todos ellos estuvieran siendo sus guardaespaldas, asegurándose de que se sintiera cómoda durante la fiesta. Aquello también le proporcionaba un subidón. Logan debió haber imaginado que se sentiría un poco fuera de lugar, e incluso desbordada con aquella multitud de desconocidos. Y había decidido que estuviera siempre acompañada por, al menos, alguien de confianza, en caso de que debiera ausentarse.
¿Se preocupaba Logan por ella, o se trataba del bebé?
Se sorprendió con aquel pensamiento que surgió de la nada, arruinando su estado de ánimo. ¿Y si la considerada atención de Logan era para asegurarse de que no metiera la pata ni hiciera algo que perjudicara al bebé? Cara no había tocado una gota de alcohol, y se mantenía lejos de todo tipo de emanaciones de humo de cigarrillos o cualquier otra cosa que consumían los invitados de su alrededor.
Bueno, no era esa clase de fiesta, aunque no había forma de estar segura, ¿verdad? Pero aquello no le otorgaba a Logan ninguna razón para vigilarla, como si fuera lo bastante tonta como para beber o hacer algo que la pusiera en peligro a ella y al bebé.
Debían ser las hormonas haciendo que se sintiese rara, pensó con un suspiro. Egan, el más simpático de los muchachos, como los llamaba Logan, estaba a su lado y hasta la invitó a bailar, pero
Cara declinó amablemente. Le preocupaban demasiado sus inseguridades, y en cuánto él estuvo distraído con otro invitado, se escabulló entre la multitud.
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Editado: 30.09.2021