" El deseo del multimillonario" (saga N° 3)

Capitulo 21

Él liberó su boca a regañadientes, y a Cara le sorprendió lo irregular de su respiración. Le rozó el mentón con aquellos ardientes labios para degustar el pulso en su garganta. Cara se estremeció entre sus brazos, con el corazón palpitando salvajemente en su interior.

-¿Cuál es tu respuesta, querida muchacha?- Logan mitigó sus caricias y su respiración se estabilizó, concentrándose en la delicada piel de su cuello.

Cara habría accedido a cualquier cosa. La ternura de sus gestos le hacía parecer afectuoso, y desencadenó una intima necesidad en la cara interna de sus muslos.

-¿Puedo pensarlo un poco más?- susurró ella, con los ojos cerrados para bloquear sus emociones. - ¿O tengo que darte una respuesta ahora mismo?

-No tenemos prisa- le dijo él con una tranquilizadora dulzura, frotándole los brazos. -Pero deberías tomar una decisión lo antes posible. Cuanto antes lo hagamos oficial, antes nos podremos concentrar en el bebé y el futuro.

Ojalá el futuro al que se refería Logan fuera algo más que un matrimonio por conveniencia. Era cierto que compartían aquella alucinante química, y muchas mujeres matarían por estar en su posición, pero ¿se conformaba con eso?

¿Y si aquello era lo mejor que iba a obtener de Logan? ¿No sería mejor arriesgarse a desistir y perderlo todo?

Apenas podía pensar. Los cálidos y suaves labios de Logan recorrían su cuello con diminutos besos. Su lánguido deseo era aún más letal que cuando lo expresaba de forma agresiva.

El sexo no podría sustituir al amor, de eso Cara estaba segura. Pero en el instante en que la tocaba, la besaba, la miraba de cierta manera, sentía una cálida sensación en el pecho que le informaba de que aquello no era amor, pero sí algo muy parecido. ¿Cómo podía satisfacerla con semejante elocuencia si no sentía nada por ella? ¿Cómo era posible que no le importara cuando pasaba tanto tiempo dándole placer y avivando su llama hasta que explotaba de lujuria y se retorcía debajo de él?

Le encantaba la forma en que su cuerpo se cernía sobre el de ella, silenciando al resto del mundo; convirtiéndose en el centro de su universo.

La miró fijamente a los ojos y su vientre se llenó de mariposas. No importaba cuántas veces ocurriera, la emoción y la novedad eran las mismas noche tras noche. Le dedicó una seductora sonrisa y se inclinó para mordisquearle el cuello.

-Tu aroma es mágico.

-¿Otra cosa que te gusta de mí?- se burló ella en mitad de un gemido.

Él rió, admitiendo:

-Oh, sí. Me encanta tu deliciosa fragancia.

¿Olía bien? Era la primera vez que se lo decía. Cara se rió y enterró el rostro en su pecho. Él se sumó a las risas con una carcajada que se desvaneció en cuanto puso las manos sobre su cuerpo. Sus pechos, su cintura, sus caderas. Le apretó la carne y gimió.

–Eres divina.

Si la llamaba divina una vez más de aquella forma... se estremeció y se aferró a sus hombros, deslizando a continuación las manos por su tatuada espalda, atrayéndolo más hacía sí.

La pasión de aquella noche era dulce y meticulosa. Sin bondage, sin órdenes. Sólo dos mentes, dos corazones, dos cuerpos creando un vínculo, o eso le pareció a Cara. Aunque Logan quisiera tenerla cerca para proteger al bebé, aunque su necesidad fuera sólo física - Cara estaba empezando a sentir sus emociones. No era una máquina empeñada únicamente en salirse con la suya. La veía como una persona por derecho propio, o le habría exigido que aceptara su propuesta. En su lugar, parecía como si aquel delicioso acto fuera su forma de acabar con sus dudas.

Olvida tus preocupaciones y disfruta, se dijo Cara a sí misma. La piel desnuda de Logan junto a la suya, su hombría acomodada entre sus muslos haciendo sacudir su interior, sus pechos colmados sometidos a sus fuertes manos...

Podría perderse en aquel torbellino de pasión compartida, y casi dejó que creyera que era todo lo que necesitaba.

Mucho más tarde, satisfecha con su prolongado encuentro sexual, Logan atrajo a Cara a su lado y la miró con expresión sobria.

-Cara, no quiero que pienses que me parezco a tu ex. Mi mansión no es tu prisión, y no quiero que te sientas atrapada por el contrato. Quiero que te quedes, y quiero ser parte del embarazo, día a día. Ver cómo cambia tu cuerpo, experimentar todo contigo a medida que crece el bebé, y asegurarte que no tienes que hacerlo sola. Me entiendes, ¿verdad?

-Te entiendo- susurró ella, besándolo. Siempre le hacía sentir que su opinión importaba. Quería decirle que no necesitaba convencerla. Se quedara o no, con contrato o sin él, no podía decir no a su corazón.

Pero sin amor, ¿cuánto tiempo duraría aquel matrimonio? Tal vez hasta que naciera el bebé, o hasta que Logan se cansara de ella. O quizás, cuando encontrara a alguien más exótica y original.

Cara se sintió enferma y decidió que necesitaba dormir. Incluso ver a Jude de nuevo quedó eclipsado por la propuesta de Logan y su delicioso encuentro sexual. Todavía le quedaba mañana, y el día siguiente, e incluso otro día después de aquel, antes de tener que tomar una decisión. Por el momento, se tomaría las cosas como vinieran. Era lo mejor que podía hacer.

 




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