" El deseo del multimillonario" (saga N° 3)

Capitulo 22

Logan se volvió hacia la puerta al ver a Cara entrar en su despacho. Levantó un dedo mientras hablaba por teléfono, y Cara asintió y no interrumpió su conversación.

-De acuerdo, Connor. Te llamaré en cuanto tenga algo más. Gracias, tío.

Después de colgar, la sonrisa de bienvenida de Logan hizo que el corazón de Cara se derritiera.

Era increíble cómo cada pequeño detalle de él la afectaba. Se estaba enamorando cada vez más, pero él seguía igual, tratándola con respeto y compasión, y una intensa atracción, pero nada más. Nada que superara la prueba del tiempo.

Cara pensó que era por la constante proximidad que compartían, e intentó mantenerse ocupada con su arte.

Tenía toda aquella finca como patio de recreo, y podía montar a caballo, pasear e incluso hacer senderismo en el bosque que hacía las veces de jardín.

Pero a cada paso que daba recordaba que su corazón pertenecía a Logan. ¿Cómo demonios iba a recuperar el sentido común?

-¿Qué tal el chequeo?- preguntó Logan, desplazándose hasta donde estaba ella. Colocó una mano sobre su vientre, haciendo que casi brincara. Era un gesto muy natural, y no era la primera vez que lo hacía, pero seguía cogiéndola desprevenida cada vez.

-Tengo vez para otra ecografía dentro de una semana- le informó Cara.

-Iré contigo- dijo Logan con decisión. Cara no respondió, pero le miró con expresión inquisitiva.

-¿Estabas hablando con Connor?

-Sí. Verificando una cosa que está haciendo para mí.

-¿Te refieres a Jude?- preguntó Cara, casi temerosa de pronunciar su nombre en aquel mundo casi perfecto que compartía con Logan.

-Exacto. Me ha confirmado que Jude abandonó la ciudad hace dos semanas. Vamos a vigilar sus movimientos. Connor está investigando la posibilidad de obtener algún tipo de medida cautelar que
impida que Jude se acerque a ti. Por si caso. ¿Te sientes más tranquila?

-Mucho. Gracias por hacer eso por mí.

-Ya te lo he dicho, haré todo lo posible para que te sientas segura. Lo único que hace falta es que accedas a casarte conmigo.

Cara suspiró.

-O podemos hacer lo que siempre hemos hecho, como cuando preparamos todo para la clínica.Fingir que somos pareja, y así nadie podrá montar un alboroto si el embarazo se hace público.

-Entiendo lo que dices- dijo Logan, entrecerrando los ojos. -Pero falta la parte en que el bebé tiene una familia estable, con ambos padres. Y quiero que sea así.

-Lo sé, Logan. Créeme, te entiendo. Pero ya he firmado una clausula para renunciar a mis derechos de madre, por lo que te puedes casar con otra persona y que adopte al bebé, y así tendrás la unidad familiar que tanto deseas.

Logan golpeó el escritorio con la palma de la mano, en un gesto de impaciencia que la pilló por sorpresa. Tomó aire, tratando de calmarse, y se giró hacia ella.

-Sigues repitiendo lo mismo, pero no me vale. Soy consciente de que puedo tener a quien quiera como esposa, pero ya he dejado claro que tú eres la candidata perfecta.

-¿Por qué?- Cara le sostuvo la mirada y deseó que le dijera que era perfecta, no porque era la madre del bebé, sino porque tenía sentimientos por ella.

-¿Por qué?- él dio un paso adelante y tomó su rostro entre las manos. -¿Qué quieres oír, Cara? ¿Qué te impide acceder?

Cara se mordió el labio y sacudió la cabeza.

-¿Es porque venimos de mundos distintos? ¿Porque soy irlandés y tú estadounidense? ¿Porque soy rico y tú no? Joder, Cara. Nada de eso importa.

-No sabes lo que me pides.- Cara continuó sacudiendo la cabeza, como si estuviera en trance. -No sabes lo que es estar atada sin ningún tipo de garantías. Sí, puede que me ofrezcas estabilidad económica y todas las ventajas de ser la esposa de un millonario y la madre de su hijo. Pero yo quiero más.

Logan la miró extrañado, y ella supo que no entendía a qué se refería. Sabía que no tenía la misma opinión que ella sobre el amor y el verdadero romanticismo. Aquellos conceptos eran ajenos a un hombre como él, y sin embargo, tenía esperanza...

-Mira, no puedo hacer esto hoy- dijo, levantando las manos. -No podemos seguir así sin llegar a un consenso.

-Tú eres la que es demasiado terca para admitir que te estoy ofreciendo lo mejor para todos espetó Logan, que a continuación suspiró y observó la expresión enojada del rostro de Cara.

-No era mi intención llamarte terca- añadió en un tono más calmado. -Y tienes razón – enumerar los beneficios económicos y sociales de casarte conmigo me hace parecer un cerdo arrogante.

Una discreta sonrisa se dibujó en los labios de Cara. -No he dicho eso. No ponga palabras en mi boca.

Logan posó su mirada en su boca. Recorrió con la vista las sensuales curvas abultadas y rosadas de su parte inferior. Cara hundió distraídamente los dientes en su labio y escuchó el grave gruñido procedente de Logan...

Cuando Cara había entrado en su despacho unos minutos antes, no imaginaba que su conversación acabaría con ella desnuda sobre el impecable escritorio de roble de Logan. Aunque tampoco le sorprendía.

La mayoría de sus discusiones terminaban en un apasionado sexo de reconciliación. Como en aquel momento. Cara recordó haber retrocedido al percibir un oscuro anhelo en los ojos de Logan al mordisquearse el labio inferior. Un instante después, la agarró y tiró de ella hacia su fornido cuerpo.

Unos cuantos besos fogosos bastaron para que abandonara toda lucha. Lentamente, la despojó de su ropa y la tumbó sobre el escritorio, con el culo cerca del borde y las piernas separadas a cada lado de él. Liberó su abultado y duró miembro, empuñándolo con mano firme, listo para penetrar aquellos sedosos pliegues.

-Joder.- Se deslizó con toda facilidad en su empapada cueva, y hasta Cara se sorprendió de lo húmeda que estaba. Aquellas dichosas hormonas hacían que siempre estuviera a punto, y una sola mirada de Logan bastaba para que se excitase.




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