CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5

Narrador desconocido.

Camino apresurado por los pasillos, buscándolo, ya que es la única persona que puede ayudarme. Nunca me había sentido tan ansioso, preocupado y desesperado como ahora.

—AS, ¡dónde carajos estás! — alzó la voz, para que pueda escucharme.

—¡Aquí! — escucho su voz detrás de mí, me doy la vuelta para encontrarlo sonriendo.

—Este no es un buen momento para tus bromas— deja de sonreír y frunce el ceño.

—¿Qué pasa? — el resto de su cuerpo aparece y pone las manos en jarras.

—AS, no sé, qué hacer. Necesito tu ayuda, es una emergencia y sabes que no puedo interferir en eso, por más que quiera. Así que necesito que me contengas— mi respiración, se vuelve cada vez más errática.

—Pero qué es tan grave, como para que vengas a mi casa en este estado. No sé, como esperas que te contenga— me dirijo a su oficina para hablar en privado.

—¿Qué tienes con lo que puedas atarme? — se sienta en su escritorio y se cruza de brazos.

—¿Qué prefieres, sogas o cadenas? — al chasquear los dedos, el armario de la esquina se abre, dejando ver una variedad de sogas, cadenas, grilletes, esposas y arneses, entre muchas cosas más.

—Cadenas, supongo— me sonríe y con un movimiento de sus manos, me encadena de manos y pies a la pared, cerca del armario. Siento como otra cadena pasa por mi cadera, dejándome totalmente inmovilizado.

—¡Era necesario! — se ríe, encogiéndose de hombros.

—Solo es por seguridad. Ahora me dirás que es lo que te tiene tan ansioso y preocupado— lo miro a los ojos —Se trata de ella, ¿verdad? ¿Qué sucede? — su semblante cambia y se pone más serio.

—Sebastian: reportó, una grieta en el portal al mundo humano, por la cual, logró cruzar un demonio menor, al mundo humano por un “descuido” — bufo y trato de contener el enfado —La grieta se abrió muy cerca de su casa— solo pensarlo me desespera muchísimo, aprieto las manos en puño, sintiendo como mis uñas se clavan en la palma de mi mano, abriéndome la piel. Siento la calidez de la sangre deslizándose por mis muñecas.

—Tranquilízate, no va a encontrarla, confía en mí— se acerca con un pañuelo para limpiarme la sangre de las manos.

—Se te olvida que es mi hija, lo primero que hará, será ir a por ella— agacho la cabeza y respiro profundo, tratando de controlar todas estas emociones que se acumulan en mi pecho —Ella, ahora mismo es un imán para cualquier tipo de demonio— tiro fuerte de las cadenas, pero éstas, se aprietan con más fuerza a mis muñecas.

La puerta se abre, dejando ver a mis sobrinos que entran y se acercan preocupados al verme atado. Ambos ven a AS, esperando una explicación.

—¿Qué está pasando? — preguntan los dos a la vez.

—Es su hija, al parecer un demonio Kou, cruzó al mundo humano y va a poder olerla a kilómetros— AS, habla con ellos, pero no soy capaz de escucharlos.

—No te preocupes tío, nosotros nos encargaremos y veremos qué podemos hacer— uno de mis sobrinos, sale de la habitación.

—Veras como todo se resuelve— me abraza y luego se va a sentar, junto a Asmodeus.

Minutos después, la puerta se abre, dejando ver a mi sobrino, junto a su amigo, Seth. Quién al verme, hace una reverencia.

—¿En qué puedo ayudarles? — pregunta viéndonos a Asmodeus y a mí.

—Tienes que ir a la puerta del este y cruzar al mundo humano, localiza y mata al Kou que cruzó, asegúrate de que nadie se acerque— mi voz sale más fuerte de lo que me habría gustado, estoy que me muero de preocupación. Solo quiero arrancar las cadenas e ir a matarlo, yo mismo.

—Perfecto, me voy ahora— se despide antes de crear un portal y desaparecer.

—Seth es uno de los mejores, se hará cargo del Kou en tiempo récord— estos niños no saben lo difícil que es cruzar la puerta del este y eso me preocupa, porque cada minuto cuenta.

Los minutos pasan y la preocupación no hace más que crecer. De un momento a otro, todo se detiene y mis sentidos se intensifican, empiezo a sentir un corazón alterado que no es el mío, sentir sus latidos sobre los míos, sentir una ansiedad y una parálisis que no es mía, sentir su miedo y sé que es ella; padre dijo, que esto podía pasar en situaciones de peligro, el vínculo se haría presente y es por eso por lo que deduzco que el Kou está cerca. Sujeto las cadenas y me abalanzo hacia el frente, tratando de romperlas. Me desespero porque no puedo ayudarla.