Allí estaba Adele, recostada en el marco de la puerta mirando a Lucas quien estaba entrando todo en el auto. No tendrían que llevar inmuebles a Tracey James, pues la casa estaba amueblada, solo tendrían que cargar con sus pertenencias.
Terminó de salir y al instante que cerraba la puerta detrás de ella miró al cielo y tomando una bocanada de aire prosiguió su camino.
—¿Todo listo?—preguntó una vez que estuvo al lado de Lucas
—Listo.—respondió cerrando el maletero del auto.
Entraron al auto donde se encontraba Patricia dormida junto a Lydia quien escuchaba música. Lucas empezó a conducir en silencio mientras que Adele se ponía sus audífonos, necesitaba transportarse a otro lugar y olvidar todo.
Talking to the mom-Bruno Mars se reproducía en su iPod. Cerró los ojos deleitándose con esa canción. Le siguieron unas 10 más y sorprendente mente ninguna era alegre, al parecer su repertorio musical se había combinado con su estado de animo.
Lucas le topó el brazo izquierdo y esta miró. Removió los audífonos de su lugar para escucharlo decir.
—Ya casi llegamos.
El camino se hizo nada, y ya se encontraban en la entrada de la gran casa. Salieron todos juntos y se adentraron a ella. Aún estaba intacta, justo como lo habían dejado la última vez que estuvieron aquí.
—¿Y bien?—habló Lucas
Adele se tomó un momento más para admirar la casa y pensar en lo felices que fueron todos alguna vez.
—Vamos al auto por las cosas.—dijo volviendo a la triste realidad.
Caminaron hacia afuera y aquellos dos árboles que quedaban a cada esquina delantera de la casa aún seguían ahí. Todas las casas de este vecindario son muy bonitas, entre ellas hay reliquias como la casa de sus vecinos.
Sorprendente era que cada vez que venían a Tracey James esa casa estaba desocupada, pero esta vez pareció ser diferente puesto a que alguien los observaba desde la ventana.
Dirigió su vista hacia aquella casa y vio que cerraron las cortinas como si se escondieran. Frunció el ceño y avanzo al auto para ayudar a Lucas con las cosas.
Luego de que terminaran, Adele se dirigió a la habitación de Lydia quien se encontraba todavía con sus audífonos.
Se sentó a los pies de la cama y Lydia pareció entender lo que los ojos de Adele pedían, pues inmediatamente se quitó los audífonos, y con la mirada le dio paso para hablar.
—¿Cómo te sientes?
—Bien.—Dijo lo suficientemente seca como para que su hermana ya no hablara más.
Adele no hizo caso a su silenciosa petición y continúo hablando.
—Sé que la quieres mucho, pues yo también lo hago y claro cómo no, es nuestra madre.
Lydia solo la miraba sin expresión alguna
—Ya eres grande y sabes cómo marchaban las cosas luego de la muerte de papá y pues mamá solo pensó que era lo mejor para nosotros.
Lucas se asomó por la puerta escuchando la conversación, ninguna de las dos se dio cuenta de su presencia allí.
—¿Abandonarnos, eso es lo mejor?—preguntó al instante que lanzaba una amarga carcajada.
Adele respiró profundo, mientras que calculaba que diría ahora.
—No lo llamaría así, pero ella...
El timbre de la casa interrumpió el sermón que daría a continuación. Lucas, que seguía parado en la puerta de la habitación habló.
—Tú abre, yo me encargo.
Se puso en pie y le paso por el lado susurrando un "gracias" que quedo entre ellos.
Bajó rápidamente las escaleras, casi corriendo y finalmente llego a la puerta principal. Justo cuando toco la perilla para abrir la puerta, se escuchó nuevamente el segundo toque del timbre por toda la casa, finalmente abrió la puerta y se encontró bastante extraño ver a aquella persona frente a ella.
Él le sonrió y ella un poco tímida, pero confundida aun decidió salir afuera al instante que cerraba la puerta detrás de ella.
—¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste que me mudaba? Nunca te lo dije.
—¿Recuerdas que ayer te dije que regresaría a casa?—Le dijo Matthew y Adele enseguida volvió a hablar.
—Exacto, ¿Qué haces aquí entonces?
—Veo que no te agrada mi visita.—dijo frunciendo un poco el ceño.
Adele se relajó mentalmente y luego prosiguió a decir.
—No, no es eso, solo que es raro que digas que te vas a tu casa y que de un momento a otro aparezcas en mi nueva casa cuando ni siquiera te dije que me mudaría. Es algo perturbador.
Matthew proceso todo lo que ella dijo para finalmente decir.
—Fue pura coincidencia. Vivo allí. —Dijo él señalando la casa de al lado, pero en realidad sabía que era todo menos coincidencia. —Solo vine a darle la bienvenida a mis nuevos vecinos.
Ante su respuesta hizo un gesto dudoso al instante que recordaba que al llegar alguien los observaba desde aquella casa.
—Entonces eras tú quien espiaba. —Le acuso.
—Solo estaba viendo quien llegaba, eso no es espiar.
—Vale.—dijo con una sonrisa que se borro al instante al escuchar lo que este dijo a continuación.