El Despertar

Capitulo 20

—Bien, ya se que eres un Nosferatu así que no hay excusas para que me cuentes sobre ti. No me parece justo que conozcas hasta lo mas recóndito de mi vida y que yo apenas sepa tu nombre.—Adele dijo esto mientras que picaba unas verduras y Matthew exprimía unos limones con el fin de hacer una limonada.

Matthew no pudo evitar reír con lo que esta le decía. Los temas de conversación parecían no terminar nunca y el estaba mas que regocijado con el echo.

— A ver... ¿Que quieres que te diga?—Preguntó esta vez dirigiéndose a la despensa por azúcar. 
—Todo. 
—Bien, empecemos. Nací en Rusia, el 8 de Diciembre del año 1712. Mis padres son Ivanov Sullivan y Galina Sullivan. No recuerdo mucho mi vida de infante así que saltemos a esa parte en la que tenía que cumplir las expectativas de mi padre con respecto a convertirme en el suplente de Blake en el negocio de exportaciones de la familia. mi vida no fue tan interesante de humano; todo se resumió a ser la sombra de Blake puesto a que es el mayor. ¿Te es suficiente o quieres saber mas?—Dijo esto último mientras que Adele encendía la estufa dispuesta a freír la carne y empezar a cocinar la pasta. 
—Ya le había preguntado a Blake cuantos años tenías y me dijo que 298, nada mal he. le he preguntado muchas cosas sobre ti. 
—Vaya. Qué astuta eres, no te molestaste a esperar que fuese yo quien te contara. 
—No me era seguro que algún día estuviésemos hablando como ahora. No estaríamos así de no haber sido por...—Enseguida guardó silencio, pues sabia que había metido la pata, no estaba en sus planes hablar de ese beso ahora aunque ya hayan pasado semanas.

Matthew ya sabia que venia a continuación. Se quedo mirándola, mientras que esta ponía la pasta en la hoya un poco incómoda. 
—El beso.—Matthew termino su oración y esta abrió los ojos asombrada al instante que se daba vuelta para quedar frente a él. 
—Sí, el beso.—Respondió lo mas bajito que pudo sin ninguna intención de que el escuchara, pero si lo hizo. 
—No te arrepientes ¿o si?—esta iba a responder negando lo que en realidad sentía, pero antes de que lo hiciera Matthew habló diciendo:

—Yo no lo hago, al contrario, llevaba tiempo esperando el momento en que sucediera. Adele; yo te quiero, no se cuando ni donde empezó este sentimiento, pero esta aquí.—Se puso la mano donde suponía debía latir su corazón. Mientras que hablaba se acercaba acorralando​la un poco contra la estufa.

—Bueno... Yo... Pues...
—No tienes que responder si no quieres.—La tomó de la cintura y la apegó más a él. 
—Tómate el tiempo que necesites, tengo toda una eternidad para esperar tu respuesta. 
Dicho esto acabó con la distancia entre ellos dándole un beso, mientras que disfrutaba cada movimiento que sus labios hacían y saboreaba su boca como si fuese su caramelo favorito. Pasado algunos treinta segundos de haber estado besándola desapareció de allí, dejando a Adele con la única sensación de sus labios sobre los de ella.

Se dio vuelta y siguió ocupada en lo que estaba, pero su alma parecía no estar con ella ahora, sentía como si esta se hubiese ido con Matthew.

Eso no sólo fue un beso, fue muchísimo más que eso, estaba más que segura. Algo muy dentro de ella se hacía cada vez más y más fuerte, Matthew se estaba adueñando de su corazón y lo peor de todo o tal vez mejor es que esta no hacía absolutamente nada para impedirlo.

"Adele yo te quiero" sus palabras se repetían una y otra vez en su cabeza, era como una oración la cual tenía que memorizar se repetía una y otra vez sin parar. A lo lejos escuchó su nombre pero decidió ignorar, pensó que todo fue producto de su imaginación.

"Creo que le quiero también" pensó esta y con una sonrisa Estúpida dio la vuelta para encontrarse con Relevancia que la miraba de brazos cruzados. Se sobresaltó un poco pues no esperaba encontrárla allí, antes de que Adele hablara esta se apresuró a decirle.

—¡Tus ojos!
Adele la miró confusa y dijo:
—¿Qué pasa con mis ojos?
—Están morados.—Se agarró la cabeza dando a demostrar la desesperación que sentía en este momento. Adele estaba asustada, sorprendida y todo lo que se pudiese estar en ese momento. Tomó la tapa con la que había tapado la pasta y si, sus ojos estaban morados, un morado claro que destilaba delicadeza.
—¡Por todas las brujas y Nosferatu que existen!—Exclamó Adele al verse.
—¿Quién es?—Preguntó Relevancia, Adele estaba cada vez más confusa.
—¿Quien es quien?—En ese momento Matthew acababa de volver a la casa y no pudo evitar escuchar la conversación que tenían Relevancia y Adele en la cocina.
—Los ojos de una bruja se tornan de ese color solo cuando están enamoradas. Adele, no me digas que te estás enamorando de Matthew Sullivan.

Adele tragó en seco y sin ningún temor respondió:




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