A la mañana siguiente, Anatis abre los ojos debido a que hay mucho barullo afuera de la cueva y decide asomarse para ver que sucede, estando agotada por lo acontecido el día anterior, así que sale de la cueva del anciano Bes, teniendo cuidado de no pisar a Anubis y a Siptah quienes continúan dormidos sobre unos tapetes en el piso. Al salir de la cueva queda deslumbrada por los rayos del sol y se da cuenta de que su servidor Bahamut, se encuentra en la aldea conversando y siendo alimentado por mi viejo amigo Bes, a quien conozco de muchos años atrás, ya que anteriormente solía acompañar al Rey Lobsang a esta aldea a suministrarse de suficientes minerales para crear piedras Ben Ben. Anatis se acerca a mi para abrazarme muy emocionada y así contarme sobre las aventuras que vivió desde que la vi por ultima vez, pero en ese momento salen de la cueva de Bes, Anubis y Siptah aun soñolientos, pero Siptah despierta inmediatamente al verme, ya que jamás había visto a un Dragón como yo, y se lanza desde la saliente de la cueva de Bes para caer encima de mi lomo, pero aunque me haya molestado un poco su caída, me agrada ver la felicidad reflejada en su rostro y no le tomo la menor importancia a la caída de Siptah sobre mi. Anubis me pregunta sobre porque me encuentro en la aldea, y le comento que el día anterior me había preocupado de donde se encontraba mi pequeña Anatis, pero cuando me decidí a ir a buscarla, comencé a sentir una gran energía acumulada, (debido a que yo poseo la Piedra Ben Ben de la pirámide Inkalitum, y todas las demás piedras están conectadas con ella, pero esto no lo menciono y me quedo guardado ese comentario para mi) y me di cuenta que esa energía le pertenecía a Anatis y a mi amigo Bes, al igual que a él y a Siptah, y esto me tranquilizó un poco, ya que sabia que mi pequeña estaba en un lugar seguro, por lo que me permitió dormir tranquilamente hasta que a la mañana de hoy, Neftis se acercó a mi guarida y me preguntó por el paradero de su hijo a quien no había visto en dos días, y le comenté que no se preocupara, ya que se encontraban a salvo, que regresarían por la tarde, que podía confiar en mi, y tras alejarme de la guarida, emprendí el vuelo para llegar hasta la aldea para llevarlo al lado de su madre, ya que no quiero problemas con ella ni con los demás Agharti.
Anubis piensa en su madre y lo que le comento el anciano Bes sobre el manejo de ella con su piedra Ben Ben, y le pregunta amablemente al anciano si es posible que pueda ir seguido a la aldea para que lo entrene a como sintonizarse adecuadamente con su piedra Ben Ben, pero el anciano le responde que lo sucedido el día anterior solo le enseño a comprender el poder su Devachan, del Gaia y su conexión con su piedra Ben Ben, que si comprendió bien la lección del día anterior, el podrá solo con la siguientes lecciones. Anubis no esta muy contento con la respuesta pero sabe que el anciano tiene razón.
Mientras tanto, Siptah sigue emocionado conmigo y no baja de mi lomo y ayuda a Anatis a montarme de igual forma, por su parte mi amigo Bes se acerca a mi y al parecer esta dispuesto a pedirme algo importante asumiendo por la expresión de su mirada, así que le pregunto sobre ello y él me responde que Siptah es un joven muy hábil, que posee una gran fuerza interna pero que su concentración deja mucho que desear, ya que como el alma libre que es, siempre se la pasa jugueteando y no suele tomar las cosas en serio, ya que aun no conoce el verdadero sentimiento del temor, lo cual es muy bueno para él, pero que a la larga podría ocasionarle muchos problemas, pues si no descubre el verdadero miedo, jamás podrá medir las consecuencias de sus actos ni sus limites, y como él y yo sabemos eso podría ocasionarle algún día una gran tragedia y los que se encuentren a su alrededor. Es por eso que me pide que lo entrene tanto en artes marciales, así como en la unión del cuerpo, alma y mente, al igual que en el manejo de su piedra Ben Ben, debido a que tiene muchas esperanzas depositadas en que Siptah algún día llegue a ser el futuro líder de su aldea, y que este es un buen momento para que comience a entrenarse, aparte de que sabe que Siptah, Anatis y Anubis, pueden ayudarse mutuamente a desarrollar sus habilidades, y eso lo pudo apreciar el día anterior al volar desde el templo escondido del Rey Lobsang hasta la aldea. Su petición me honra en verdad, ya que entrenar al futuro líder de su aldea me emociona, pues las enseñanzas que depositó en mi el Rey Lobsang podrían tener un buen uso para generaciones futuras, y esta es una excelente oportunidad para que estas trasciendan entre los humanos y no solo entre los Agharti. Así que acepto con orgullo la petición de Bes. Siptah escucha la conversación y por ello grita de emoción, saltando desde mi lomo hasta los brazos de Bes a quien logra tirar al suelo, también Anatis se pone muy contenta con la noticia, mientras que Anubis solo hace una mueca de aceptación con sus labios, lo cual me dice que su personalidad va a ser muy difícil de cambiar, y puedo percibir que su corazón y mente se encuentran en conflicto debido a sucesos recientes, al parecer el entrenamiento de estos niños será algo duro para mi, pero sé que dejará grandes frutos.
Después de que Siptah ha preparado sus cosas para partir, inmediatamente todos emprendemos nuestro viaje. Anubis y Anatis van montados en sus respectivos caballos, y el de Siptah va atado con la yegua de Anatis ya que Siptah desea volar en mi lomo y tras pedírmelo de favor, decidí concederle su deseo, y es que en verdad me llena de alegría ver las sonrisas y sentir la emoción de los humanos que son como alimento para mi alma. También me despido de mi amigo Bes y el me agradece lo que estoy haciendo por el y Siptah, y me comenta que cuando necesite de algo tanto en los buenos como en los malos momentos podré contar con él, y me pide que no me preocupe por el Rey Lobsang, debido a su amistad de años atrás y de conocerlo mejor que a nadie, sabe que esta a salvo junto con los habitantes de Shambala y que en su momento hará acto de aparición. Sus palabras me reconfortan aun a pesar de que me estaba haciendo de otra idea, y en el fondo se que lo que dice Bes es verdad.
Y tras emprender el vuelo, Siptah se agarra fuerte de mi cuello mientras que le chifla a su caballo y le pide que cabalgue al lado de Anatis, y obedientemente su caballo le hace caso comenzando rápidamente a trotar jalando consigo a Anatis y a su Yegua. Anubis nos sigue a toda velocidad en su caballo pura sangre y al parecer no ha despejado su mente ya que sus ojos muestran coraje y decisión de hacerse cada vez más fuerte, esto me alegra y presiento que los años que vienen de total entrenamiento serán realmente satisfactorios para todos.