El despertar de Ragnarok (serie "Delta 3", nº 9)

Relámpago mecánico

Los preparativos para la peligrosa misión se pusieron en marcha sin demora, al Cisne Negro llegó un pequeño transporte automatizado, enviado por el doctor Barnard, desde la nave del GM; dentro, portaba las armaduras que Rigel y Nova utilizarían para ocultar su naturaleza biológica.
La carga fue dejada en la bahía principal de la nave dentro de cuatro contenedores, dos de ellos bastante grandes y pesados.
Así, estando Rigel y Nova en la bodega, y Spica en el puente, el Cisne Negro, en soledad, partió con rumbo hacia AEgir.
—Esperaba solo dos cajas —dijo Nova—. En fin..., ¿cuál abrimos primero?
—Comiencen con las más chicas y colóquense en el cuerpo todo el equipo que se encuentra en ellas —indicó el doctor Barnard al tiempo que su imagen aparecía en las pequeñas pantallas que tenían aquellos contenedores incorporadas.
Rigel y Nova le hicieron caso, pulsaron un botón y las cajas se abrieron. Dentro, había una serie de piezas que parecían formar parte de una armadura mayor, aquellos elementos blindaban: la cabeza, la zona superior del tronco incluyendo los hombros, los antebrazos, la cintura, y las piernas, desde las rodillas hasta los pies incluidos.
—Conozco varias armaduras de la FDT que cubren mucho mejor el cuerpo humano, doctor —le dijo Nova en tono crítico, al tiempo que, algo reluctante, se colocaba su equipo.
—Esa es solo una parte preliminar, aunque imprescindible, de la verdadera armadura, una especie de interfaz, por así decirlo... Algo intermedio para adaptar perfectamente el cuerpo del piloto al vehículo.
—¿Vehículo?
—Espere a que finalicemos y lo entenderá todo; por favor, no sea impaciente... Ahora, abran los contenedores grandes.
Al hacerlo, se encontraron con la sorpresa de que dentro de ellos había un par de artilugios muy especiales:
—¡Vaya, vaya! Pero ¿qué tenemos aquí? ¿Qué son estas dos preciosidades? —preguntó Rigel sorprendido al ver aquello.
—Motocicletas artilladas, por lo que veo, y con una muy buena línea deportiva..., sí que tienen estilo —dijo Nova acariciando una de las motos—.
Lucen poderosas, tienen reactores de propulsión a chorro por detrás, como si fueran una nave espacial; deben ser bastante rápidas, y dar unos buenos saltos, me imagino —agregó encantada, y Barnard procedió a explicarles todo en detalle:
—En realidad, lo que tienen ahí es mucho más que solo eso: se trata de vehículos blindados unipersonales, desarrollados específicamente para despliegue rápido y combate cercano.
Unidades en extremo versátiles, y ampliamente configurables con un amplio rango de armamento; las que tienen ahí, vienen equipadas con lo estándar: misiles, ametralladora y lanzagranadas.
Las llamamos: relámpago.
Rigel y Nova no dijeron nada, solo se miraron entre ellos... Él bajó entonces su visera.
La computadora de aquellos prototipos se manejaba desde el casco y con los ojos; tenía integrado un sistema de rastreo de atención ocular y respuesta a gestos, su funcionamiento era muy simple: se exhibían una serie de opciones, las cuales se proyectaban sobre el visor, y el piloto las podía recorrer con su mirada, si permanecía con su vista sobre alguna, esta se resaltaba, y si a continuación parpadeaba, el sistema asumía que la había elegido...
—Capitán Rigel, por favor, siéntese sobre una de ellas, y presione el botón de encendido —le sugirió a continuación Barnard—; Rigel así lo hizo, y una serie de indicadores se desplegaron en la pantalla del cabezal de la moto:
—Listo. ¿Y ahora qué sigue?
—Ahora, tome ambos manillares, haga como si fuera a conducirla... ¿Ve ese control deslizante para el dedo pulgar de su mano derecha?
—Sí, lo veo.
—Úselo, capitán.
En cuanto Rigel lo accionó, se activaron una serie de elaborados y complejos sevomecanismos, y la moto comenzó a cambiar su forma, de una manera dramática, acoplándose, en apenas tres segundos, al cuerpo de su piloto, convirtiéndose así en una auténtica armadura de cuerpo completo.
La planta motriz entera, con el motor y los propulsores, se alojaron en su espalda, con las ruedas acopladas a ambos lados, semejando ser una enorme mochila; el cabezal, con sus lanzamisiles ocultos, se desplegó delante de su pecho y hombros; y la horquilla de la rueda delantera, junto con el resto de todo el armamento, ametralladoras y lanzagranadas, terminó acoplándose a sus antebrazos...
—Las motos relámpago forman parte de un nuevo concepto en el que trabaja el GM: toda una generación de robótica destinada a vehículos de guerra adaptables a distintas condiciones y escenarios de batalla.
Creemos que serán de vital importancia para la defensa de la humanidad a medida que continúe con su expansión a través del universo...
Dígame, ¿cómo la siente, capitán?
—El peso está perfectamente equilibrado, casi no lo siento para nada, tampoco me cuesta moverme, es más bien lo contrario...
—De hecho, la armadura es como un exoesqueleto que le brinda más fuerza al piloto a través de toda su mecánica.
—Tengo que probar esta cosa —dijo Nova subiéndose a su unidad y activando la transformación del vehículo...
—¿Qué tal?
—Me gusta... ¡Me encanta!
—La relámpago, en modo armadura, no solo blinda absolutamente el cuerpo del piloto, también lo aísla de toda la química y la radiación del medioambiente, proporciona un soporte de vida autónomo, como si fuera una pequeña nave espacial, hasta recicla completamente la reserva de el aire y humedad interna, lo cual permite el utilizarla en un muy amplio rango de escenarios.
Eso último tiene como efecto colateral el enmascaramiento de todo rastro de vida... o sea que, Ragnarok creerá que son robots.
—Excelente —dijeron Rigel y Nova al mismo tiempo...
Barnard agregó:
—Un último detalle: de más está decir que estos vehículos no son de serie, esta tecnología se encuentra en pleno desarrollo, y el GM los necesita devuelta, hay muy pocos modelos construidos hasta ahora, así que cuídenlos mucho; cuando esto termine tienen que ser entregados en perfecto estado...
—A Spica le encantaría ver esto, ¿dónde estará metida? —preguntó Nova ignorando lo último dicho por el doctor.
—Me dijo que se quedaría corriendo unas simulaciones de la misión —le contestó Rigel, en ese momento, la imagen de Spica apareció en un monitor de la bodega:
—Estoy en el puente de la nave, y lo escuché atentamente todo, además el doctor Barnard me envió las especificaciones completas de ese equipo.
—¿No quieres venir a ver esto directamente? —le preguntó Nova.
—Gracias, pero no... En prácticamente tres horas comenzaremos con la operación, prefiero que ustedes se queden solos allí, y utilicen ese tiempo para familiarizarse lo mejor posible con el funcionamiento de sus unidades, sobre todo vean muy bien lo referente a la navegación propulsada...
Háganlo, por favor —respondió de manera sospechosa.
Fue así que, a medida que el Cisne Negro se acercaba a su objetivo, se pasó a silencio radial, aislándose de las demás naves para evitar que Ragnarok sospechara algo.
Y así transcurrió ese tiempo, con Rigel y Nova aprendiendo en la bodega sobre las motos relámpago, tal y como les había recomendado Spica; quien, finalmente, y por el sistema de altavoces interno de la nave, les informó:
—El planeta AEgir se encuentra a la vista...
Detecto múltiples señales que llegan hasta el Cisne. Creo que nos están revisando completamente —agregó.
—Y no nos disparan... Al menos, hasta ahora, vamos bien —le comentó Rigel a Nova.
En ese momento, el Cisne Negro se detuvo.
—¿Qué sucede? —se preguntó Nova preocupada.
—Capitán, Nova —les dijo Spica—. Quiero que sepan que, antes de comenzar con esta misión, la estuve analizando desde todos los ángulos posibles, probé un sinnúmero de alternativas potenciales, y evalué todas mis opciones.
—Oh, oh... Esto no me gusta como suena —susurró Nova mientras Spica continuaba:
—Mi plan siempre fue hacerme con el control completo de las unidades operativas en el satélite, pero eso me será imposible.
En el 99.9 % de mis pruebas, únicamente logré conseguir el 50 % de dominio, en todos los escenarios, la IA continuó en poder del resto.
A pesar de ello, he decidido proseguir y, cuando llegue a ese punto de equilibrio total de fuerzas, le daré a Ragnarok la opción de rendirse, otorgándome el 100 % del control, o atenerse a un enfrentamiento total, el cual terminaría en una destrucción mutua asegurada.
No puedo anticipar por que optará la IA, dado que, desde su punto de vista, ambas opciones pueden resultar equivalentes.
La injerencia, total o parcial, de ustedes dos en cualquier devenir de los acontecimientos es absolutamente nula, y es por eso que no voy a arriesgar sus vidas.
Según mis cálculos, el combustible de sus unidades será suficiente como para acercarlos, hasta ubicarlos dentro del rango de sensores de la nave del GM, donde está el doctor Barnard; las coordenadas ya se encuentran cargadas en el sistema de navegación automático, solo tienen que activarlo...
—¡¡Un momento Spica!! ¡No te atrevas a seguir sin nosotros...! —le gritó Rigel mientras intentaba abrir las puertas de la bodega, pero todo fue inútil, estaban cerradas así como la decisión de la androide, ya firmemente tomada:
—Fue un placer el haber compartido mi tiempo de existencia con ambos —concluyó Spica con tono de tristeza, y en ese momento, abrió la compuerta de la bodega... La despresurización absorbió a Rigel y a Nova hacia el espacio, ambos quedaron dando vueltas sin control, en órbita alrededor de AEgir.
Mientras tanto, Spica, por su lado, se alejó de ellos en la nave... dispuesta a enfrentar su destino.



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En el texto hay: tecnologia, accion, aventura

Editado: 02.07.2022

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