El aire dentro del pasillo es pesado, como si estuviera impregnado con siglos de secretos y promesas rotas. Mi respiración es lenta y controlada, pero no puedo evitar sentir cómo un escalofrío recorre mi espalda. Frente a nosotros, la sombra se mueve con una elegancia antinatural, deslizándose más que caminando.
Mi cuerpo me grita que retroceda, pero mis pies se mantienen firmes.
Kaelith está a mi lado, su presencia imponente y silenciosa. No muestra miedo ni duda, pero puedo sentir la tensión en su postura.
—¿Qué es eso? —mi voz es un susurro, casi inaudible.
Kaelith no responde de inmediato. Sus ojos brillan con un destello extraño mientras observa a la figura.
“Una reliquia del pasado.”
—¿Es un Leviatán?
“No.”
Su respuesta me inquieta aún más.
La figura finalmente se detiene. Ahora puedo verla mejor bajo la tenue luz que emanan las inscripciones en las paredes.
Es alta, más de dos metros. Su cuerpo parece estar cubierto por una túnica oscura, pero a medida que la luz titila, me doy cuenta de que la tela no es tela en absoluto. Es como si la sombra misma se hubiera materializado en una forma definida, fluctuando en los bordes, como un espejismo en el aire frío.
Pero lo más perturbador es su rostro.
O la ausencia de uno.
Donde debería haber ojos, nariz o boca, solo hay una superficie lisa y vacía.
Mi pulso se acelera.
—Kaelith…
Él da un paso adelante, protegiéndome con su cuerpo.
“No hables. Observa.”
Trago saliva y obedezco.
La figura levanta una mano, y la caverna entera parece estremecerse con el movimiento. Los símbolos en las paredes empiezan a cambiar, a reconfigurarse como si estuvieran vivos.
Entonces, la voz llega. Pero no desde la figura.
Ni desde Kaelith.
Sino desde dentro de mi cabeza.
”¿Eres digna de la verdad?”
La voz no tiene tono ni emoción. Es un eco sin origen ni final, resonando en cada fibra de mi ser.
Miro a Kaelith con desesperación.
Él no me ayuda. Solo me observa en silencio.
“Responde.”
Mi boca se siente seca.
—¿Qué significa ser digna? —logro decir.
La sombra no se mueve.
“Solo aquellos que entienden el peso del conocimiento pueden cargar con él.”
Miro la puerta a nuestras espaldas.
Podría irme, podría escapar de esto pero entonces recuerdo.
Los grabados en la puerta.
Los Leviatanes traicionados.
La verdad oculta tras siglos de oscuridad.
Respiro hondo y enderezo la espalda.
—Estoy lista.
La sombra se inclina levemente, como si me estuviera estudiando.
Entonces, todo cambia.Fragmentos de la verdad
El pasillo desaparece.
La caverna y la sombra todo.
Estoy en otro lugar. Un cielo rojo arde sobre mí, con estrellas muertas colgando en su vacío. Un mar negro se extiende hasta el horizonte, sus olas inmóviles como cristal sólido.
Y sobre el agua, estructuras colosales se alzan hacia el cielo. No son edificios ni templos, sino algo más antiguo, más primitivo.
Trono de gigantes.
Alguien está frente a mí.
No es Kaelith. Es algo más.
Un ser de luz y oscuridad, de formas en constante cambio. Su presencia es abrumadora, y sé que si intentara describirlo, las palabras jamás serían suficientes.
“Fueron creados para proteger.”
Las palabras flotan en mi mente, pero no sé si las escucho o si simplemente las sé.
“Fueron creados para servir.”
Los Leviatanes. Los veo ahora, en el reflejo de las aguas negras.
Criaturas colosales emergiendo del océano infinito, sus cuerpos serpenteando entre las sombras y la luz.
“Pero el poder engendra miedo.”
La imagen cambia y veo las figuras esbeltas, los arquitectos de este mundo.
Los primeros, los creadores y los traidores.
“Los hicieron fuertes. Y luego, los encadenaron.”
Mi cuerpo se estremece al ver lo que ocurre.
Los Leviatanes, encadenados en los abismos. Sus rugidos ahogados en las profundidades, su poder sellado con runas que brillan como estrellas muertas.
“Pero lo que se entierra no permanece dormido para siempre.”
El reflejo en el agua cambia nuevamente.
Y veo… guerra y fuego. Un Leviatán que rompe sus cadenas.
Otro que cae bajo la luz cegadora de los primeros.
Y luego… oscuridad. El regreso a la realidad
Caigo de rodillas con un jadeo y estoy de vuelta en la caverna.
El suelo frío y húmedo bajo mis manos me ancla a la realidad, pero mi mente sigue atrapada en las visiones.
Kaelith está a mi lado.
Su mano se apoya en mi hombro con una suavidad inesperada.
“Ahora lo sabes.”
Levanto la vista hacia él, mi respiración aún agitada.
—¿Qué se supone que haga con esto?
Kaelith me observa en silencio.
Entonces, la sombra vuelve a hablar.
“El conocimiento es un peso. Un arma. O una maldición.”
Aprieto los puños.
—¿Y si quiero la verdad completa?
La sombra se inclina una vez más.
“Entonces, sigue adelante. Pero recuerda: la verdad tiene un precio. Y no todos pueden pagarlo.”
Las puertas frente a nosotros se abren, revelando un nuevo camino. Sin vuelta atrás.
#141 en Ciencia ficción
fantasia oscura, ciencia ficción con horror cósmico, aventura de exploración
Editado: 15.02.2025