Ecos del Silencio (Parte 3)

Narrado por la protagonista

Las palabras de Kaelith resonaban en mi mente: “Entonces, todos morirán.” El peso de esa sentencia me aplastaba, como si el aire mismo se volviera más denso, más difícil de respirar.

Me levanté lentamente de la roca cubierta de musgo, sintiendo cómo mis piernas temblaban bajo el peso de una verdad que apenas comenzaba a comprender.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

Kaelith me miró con una mezcla de compasión y determinación en sus ojos dorados.

—Si ese poder dentro de ti despierta completamente, podría desatar una fuerza que ni siquiera los Leviatanes podríamos contener.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

—¿Entonces qué se supone que debo hacer? ¿Reprimirlo? ¿Negar una parte de mí misma?

Kaelith se acercó, colocando una garra suavemente sobre mi hombro.

—No se trata de reprimirlo, sino de comprenderlo. Solo así podrás controlarlo y evitar que te controle a ti.

Asentí lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación.

Pasamos el resto del día explorando la caverna, buscando pistas sobre el origen de ese poder y cómo podría haber llegado a mí. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones antiguas que Kaelith traducía con dificultad, revelando fragmentos de una historia olvidada.

Al anochecer, nos sentamos junto a una pequeña fogata improvisada. El calor de las llamas ofrecía un consuelo efímero en medio de la incertidumbre.

—Kaelith, ¿alguna vez has sentido miedo?

Me miró, sorprendido por la pregunta.

—Sí. Pero el miedo no es debilidad. Es una señal de que algo importa lo suficiente como para temer perderlo.

Sus palabras me reconfortaron, recordando que no estaba sola en esta lucha interna.

A medida que la noche avanzaba, decidí que no permitiría que el miedo me paraliza. Debía enfrentar esta nueva realidad, comprender mi verdadero origen y aprender a controlar el poder que residía en mí.

Porque, al final, el destino de muchos podría depender de ello.

(Continuará en la Parte 4…)