La noticia se esparció como fuego en un bosque seco. Para cuando Lena y Kaelith regresaron al asentamiento, el brillo en su muñeca ya no podía ocultarse. Los ojos centenarios de los Leviatanes la atravesaban con una mezcla de miedo, desprecio y fascinación.
El líder, imponente como un muro vivo de sombras y escamas, descendió desde lo alto de la roca central. Su voz era un rugido que no necesitaba alzarse para imponerse.
“¡Lo sabía! ¡Siempre supe que esa humana era un riesgo!”
El murmullo colectivo se transformó en un estruendo de voces. Algunos Leviatanes retrocedían como si Lena fuera una plaga; otros se inclinaban hacia delante con hambre en los ojos, como si desearan probar su sangre.
Kaelith se adelantó, interponiéndose entre Lena y los demás, con las alas medio abiertas y la mandíbula apretada.
“¡Ella no eligió esta marca! No es un peligro, no mientras esté conmigo.”
El líder lo miró con un brillo gélido en los ojos.
“¿Contigo? ¿Acaso no lo entiendes, Kaelith? Esa marca la convierte en un vínculo. Es una señal de los dominadores… o algo peor. Su existencia puede condenarnos a todos.”
“¡O puede salvarnos!” rugió Kaelith, su voz más áspera que nunca.
Un silencio cargado cayó sobre la asamblea. Lena sintió cómo todos los Leviatanes la observaban como si ella fuera un arma a punto de desatarse.
Yren avanzó, apoyándose en su bastón, su mirada cansada pero firme.
“No todos aquí recordamos lo que son los Sellados. Pero yo sí. Son la grieta en el muro. Ni humanos, ni Leviatanes. Algo más. Algo que puede cambiar el destino… para bien o para mal.”
El líder chasqueó los colmillos, un sonido seco que heló a Lena.
“¿Y propones qué? ¿Que la protejamos? ¿Que arriesguemos nuestra especie por una criatura que ni siquiera pertenece por completo a la suya?”
Kaelith dio un paso adelante, dejando escapar un gruñido bajo, feroz.
“Propones entregarla… yo lo impediré con mi vida.”
Los Leviatanes comenzaron a murmurar con más fuerza. Algunos parecían apoyarlo, otros se tensaban como si la sangre fuese inevitable. Lena, paralizada en medio del círculo, comprendió que su verdad había dividido a la única comunidad que alguna vez la había aceptado.
El líder inclinó su inmensa cabeza hacia ella, sus ojos ardiendo de odio.
“Escúchame, humana marcada. Si permaneces aquí, traerás la ruina. Y cuando el primer dron descubra lo que eres… no quedará nadie que pueda salvarte.”
Y con esas palabras, el juicio quedó sellado. Lena sabía que no había marcha atrás.
#723 en Ciencia ficción
fantasia oscura, ciencia ficción con horror cósmico, aventura de exploración
Editado: 01.09.2025