El Despertar Del Leviatán.

El secreto de la marca

El silencio del bosque muerto apenas ocultaba el eco lejano de los drones que aún rondaban. Kaelith guio a Lena hasta una grieta en las rocas, un refugio natural donde la oscuridad los envolvió.

Dentro, el aire era denso, cargado con olor a tierra húmeda y minerales. Lena se dejó caer contra la pared de piedra, exhausta. El resplandor tenue de su cicatriz iluminaba la penumbra, como una brasa que se negaba a extinguirse.

Kaelith permaneció de pie, con las alas plegadas y el pecho aún agitado por el vuelo y la furia contenida. No podía dejar de mirar aquella cicatriz.

“Esa marca…” murmuró, con voz ronca.

Lena alzó la muñeca, observando cómo latía suavemente. “Siempre la he tenido. Nunca supe qué era. Solo pensé… que era una herida más de mi infancia.”

Kaelith se acercó, arrodillándose frente a ella. Sus garras recorrieron la piel con una delicadeza que contrastaba con su fiereza. “No es una herida. Es un sello. Una señal puesta en ti antes de que supieras quién eras.”

Lena lo miró, desconcertada. “¿Un sello? ¿Qué significa?”

Kaelith apartó la mirada, la sombra de un recuerdo ensombreciendo su rostro. “Los alienígenas… marcaron a algunos humanos. No como esclavos, ni como soldados… sino como anclas. Conductos para rastrear lo que ellos no podían controlar: a nosotros, los Leviatanes.”

Un escalofrío recorrió la espalda de Lena. “¿Quieres decir que yo… soy la razón por la que pueden encontrarte?”

“Sí.” Su respuesta fue dura, pero sus ojos brillaban con rabia y dolor. “Y no solo a mí. Con esa marca, pueden arrastrar a todos los míos hacia la muerte.”

Lena sintió cómo se le apretaba el pecho. Por un instante, creyó que él la odiaba, que la veía como una traición viviente. Pero en lugar de apartarse, Kaelith tomó su muñeca con ambas manos, su tacto ardiente y firme.

“Y aun así, no permitiré que te toquen.”

Lena bajó la mirada, las palabras escapando como un susurro quebrado: “Entonces… ¿yo soy tu condena?”

Kaelith acercó su rostro, sus ojos brillando con un fuego casi humano. “No. Eres mi elección.”

El silencio dentro de la grieta se volvió denso, íntimo. Afuera, los drones aún zumbaban, pero en ese rincón oscuro, Lena comprendió que lo que los unía era mucho más peligroso que cualquier enemigo: un vínculo que podía salvarlos… o destruirlos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.