El despertar del lobo. Crónicas del diamante

Capítulo 14

En el Reino de Lycandar, la noche estaba en calma, solo interrumpida por el suave susurro del viento. De repente, un aullido resonó a través del aire, rompiendo la serenidad. Katrina, en su habitación, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo en busca de su hermano Aldric.

Aldric, saliendo de su propia habitación, fue sorprendido por la presencia de Katrina, que se le acercaba agitada.

—¡¿Lo has escuchado?! —le gritó, su voz llena de urgencia.

Aldric la abrazó para calmarla y asintió lentamente, sus ojos reflejando la misma mezcla de esperanza y preocupación que sentía su hermana.

Katrina, eufórica, se apartó un poco y lo miró con determinación.

—Estoy segura de que ese aullido es de nuestra hermana, Aldric. Puedo sentirlo, incluso mi loba me lo ha dicho.

Aldric la miró fijamente, comprendiendo la intensidad de sus palabras. Aunque siempre había sido escéptico sobre las corazonadas, sabía que la conexión entre Katrina y su loba era fuerte, así como de las conexiones que siempre dice sentir con Ylva.

—Katrina, entiendo lo que sientes. También lo escuché y sentí algo especial. No podemos ignorarlo —dijo Aldric con seriedad.

Katrina asintió, sabiendo que su hermano estaba dispuesto a creer en ella y en el vínculo que compartían con su hermana perdida.

—Pero al parecer no fuimos los únicos que escuchamos ese aullido.

—Pero hermano, estoy segura de que es de nuestra manada, de nuestro imperio, solo quien posea sangre pura es capaz de hacer algo así —dijo Katrina

—Lo sé, hermana.

Katrina, aún llena de emoción, insistió en ir a buscar a su hermana en ese mismo momento.

—¡Tenemos que ir a buscarla, Aldric! —dijo, su voz cargada de determinación.

Aldric suspiró, tratando de calmarla.

—Katrina, te prometo que me estoy encargando de eso. Estamos haciendo todo lo posible para encontrarla.

Pero Katrina no se dejó convencer tan fácilmente. Con una mirada inquisitiva, formuló una pregunta que dejó sorprendido a Aldric.

—Aldric, ¿sería posible que el lobo del que habló el hada sea nuestra hermana? —preguntó, sus ojos llenos de esperanza.

Aldric la miró con asombro. Aunque lo había considerado, no lo creía probable. En la mayoría de los casos, los jóvenes licántropos descubren su lobo a los 15 años, y su hermana perdida ya había pasado esa edad.

—Katrina, no estoy seguro. Es poco común que alguien descubra su lobo después de los 15 años. Pero no podemos descartar ninguna posibilidad —admitió Aldric, su voz reflejando la mezcla de esperanza y duda que sentía.

Katrina asintió lentamente, comprendiendo las palabras de su hermano, pero sin perder la esperanza. Sabía que el destino de su hermana estaba entrelazado con el suyo y que, juntos, debían seguir buscando respuestas.

—Pero todo es posible, Aldric. Me duele saber es que ella está sola, y si piensa que la abandonamos.

—Katrina, somos guerreros, fuertes, capaces de sobrevivir hasta en las circunstancias más difíciles. Te aseguro que Ylva es fuerte y estará bien pase lo que pase.

Katrina, aún llena de emoción, miró a su hermano Aldric y le pidió con voz temblorosa:

—Aldric, ¿puedes dormir conmigo esta noche? No quiero sentirme sola.

Aldric sonrió con ternura y le alborotó el cabello.

—Claro que sí, pequeña. No dejaré que te sientas sola, siempre estaré aquí para ti, pequeña revoltosa.

Mientras caminaban hacia la habitación de Katrina, ella le confesó algo que había estado guardando durante mucho tiempo.

—Aldric, hace tres años, mi loba me ha dicho que nuestra hermana regresaría. Siempre he sentido que esto sucedería —dijo, su voz llena de esperanza.

Aldric la miró sorprendido, reflexionando sobre las palabras de su hermana, mientras recordaba los recurrentes sueños que Katrina tenía antes de que su loba saliera a la luz a los 15 años.

—Parece que los poderes de ambas pueden estar unidos de alguna manera —dijo con suavidad.

Los ojos de Katrina brillaron de emoción al escuchar eso. Sentía una conexión más profunda con su hermana perdida y una renovada esperanza de que pronto la encontrarían.

Se metieron en la cama, y mientras Aldric la abrazaba, ambos se quedaron en silencio, compartiendo la esperanza de un futuro donde su familia estuviera completa.




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