El despertar del lobo. Crónicas del diamante

Capítulo 16

Pasaron algunos días y Ylva finalmente comenzó a despertar. Abrió los ojos lentamente, notando que se encontraba en una acogedora cabaña. Una intravenosa estaba conectada a su brazo, suministrándole líquidos. Antes de que pudiera reaccionar bien, sus fosas nasales fueron invadidas por un intenso aroma, desconocido, pero irresistiblemente atractivo, como un hechizo que la hacía sentir atraída hacia él, como una polilla a la llama.

El aroma la envolvió como una segunda piel. Era una mezcla embriagadora de madera, especias exóticas y algo más, una esencia intangible que despertaba sus sentidos de una manera que nunca había experimentado. Su cuerpo reaccionó de inmediato, sus músculos tensándose y su corazón acelerándose.

Podía sentir cada latido resonar en sus oídos, y su respiración se volvió más profunda. Ese aroma despertó en ella un deseo primitivo y salvaje. Era un aroma que la hacía sentir viva, que la conectaba con algo más profundo que ella misma.

Su parte lobuna, sin que ella pudiera evitarlo, le susurró una sola palabra:

«Mío» La palabra resonó en su mente, llenándola de una sensación de pertenencia y conexión que no podía explicar.

Antes de que pudiera entender lo que eso significaba, una voz profunda y suave la sacó de sus pensamientos.

—Al fin has despertado.

La voz de Ethan era como un susurro de viento a través de los árboles, cálida y reconfortante, pero con una fuerza subyacente que no podía ignorar. Ylva levantó la vista y sus ojos se fijaron en la imponente figura del hombre que estaba de pie en el umbral de la puerta. Su presencia llenaba la habitación, y su mirada era intensa y penetrante.

Ethan la observaba con una mezcla de alivio y curiosidad, sus ojos reflejando una conexión que ambos sentían, pero aún no comprendían del todo.

Ylva, se quedó embelesada mirando a Ethan. No podía evitar admirar lo increíblemente atractivo que era. Su altura imponente, alrededor de 1.80 metros, y su cuerpo atlético parecían esculpidos por los dioses. Sus ojos de un profundo color verde esmeralda la miraban con una intensidad que la hacía sentir que podía leer su alma. Su cabello oscuro y ligeramente ondulado enmarcaba su rostro bien definido, con una mandíbula fuerte y pómulos marcados que lo hacían aún más atractivo.

«Vaya, Ylva, te has ganado el premio mayor. ¿Qué hiciste para merecer este espectáculo?» —pensó mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro.

Sin embargo, rápidamente se regañó mentalmente.

«¡Por todos los lobos! Ni siquiera sé cómo se llama y ya me estoy babeando por este desconocido. ¡Concéntrate, Ylva! ¿Qué tal si en lugar de un dios griego resultara ser un loco de la montaña? Prioridades, chica aunque sea un loco atractivo es un loco.»

Pero si fuera un loco, ella no podía ignorar lo apuesto que era Ethan. Mientras seguía admirándolo, trataba de controlar sus emociones y recordar dónde estaba y cómo había llegado allí.

Ylva seguía embelesada, sin decir nada, cuando la segunda pregunta de Ethan la sacó de sus pensamientos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Ethan, su voz profunda.

Ylva parpadeó y reaccionó.

—¿Dónde estoy? —preguntó, tratando de asimilar la situación.

Ethan levantó una ceja y caminó hacia ella con una mezcla de curiosidad y preocupación en sus ojos verdes esmeralda.

—Estamos en mi casa —respondió, deteniéndose junto a la cama.

Ylva lo fulminó con la mirada, tratando de mantener su compostura pese a la situación. Ethan se sentó en el borde de la cama y la miró, sus ojos intensos fijos en los de ella.

Ylva comenzó a ponerse nerviosa. Las emociones y los pensamientos se arremolinaban en su mente, y finalmente, las palabras salieron de su boca.

—No recuerdo nada —dijo, sintiendo que sus manos temblaban ligeramente.

Ethan la observó con comprensión, sus rasgos suavizándose.

—Está bien, no te preocupes. Tómate tu tiempo para recuperarte. Estás a salvo aquí, no te haré nada si es lo que estás pensando —dijo, tratando de tranquilizarla.

Ylva asintió lentamente, aun tratando de entender todo lo que había sucedido.




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