Al día siguiente, Ethan se resignó a la idea de que tendría que compartir su espacio con la hermosa mujer que había invadido su cabaña. Después de un desayuno sustancioso, que incluía huevos, tocino y tostadas, Ethan decidió que era hora de establecer algunas reglas.
Era principios de septiembre, y el aire comenzaba a enfriarse, señalando la llegada del otoño. Ylva había estado a punto de empezar sus clases en la universidad, y el semestre académico ya había comenzado, pero obviamente es algo que ella no podría realizar.
—Bueno, Ylva, si vas a quedarte aquí, hay algunas cosas que necesito que me ayudes a hacer en la cabaña —dijo Ethan mientras recogía los platos del desayuno.
Ylva asintió, dispuesta a colaborar.
—Claro, ¿en qué puedo ayudar?
Ethan sonrió, agradecido por su disposición.
—Aquí, en medio del bosque, hay muchas tareas que deben hacerse para mantener todo en orden. Primero, necesitamos recolectar la leña. El invierno se acerca, y es importante tener suficiente para mantenernos calientes. También hay que cuidar del jardín y recoger las frutas y verduras que están listas para la cosecha. Además, sería de gran ayuda si me pudieras ayudar a limpiar la cabaña y mantenerla ordenada —explicó.
Ylva asintió, tomando nota de las tareas en su cabeza.
—Entiendo. Estoy lista para ayudar en lo que sea necesario —ella tenía una enorme sonrisa en su rostro a pesar de que desconocía de como hacer algunas.
Ethan la guio fuera de la cabaña y le mostró los alrededores. El bosque estaba lleno de árboles altos que comenzaban a cambiar de color, con hojas rojas, naranjas y amarillas cayendo al suelo. El jardín estaba lleno de productos frescos, como calabazas, zanahorias y manzanas.
—Primero, vamos a recolectar algo de leña —dijo Ethan, mientras le entregaba un hacha pequeña a Ylva—. Te mostraré cómo hacerlo de manera segura.
Ethan llevó a Ylva a un claro cercano donde había varios árboles caídos, perfectos para recolectar leña.
—Primero, necesitas saber cómo manejar el hacha —dijo Ethan, mostrándole la técnica adecuada—. Sujeta el mango firmemente y asegúrate de golpear con el filo en el ángulo correcto.
Ylva asintió, tratando de imitar los movimientos de Ethan. Sin embargo, al primer intento, el hacha se desvió y cayó cerca de su pie.
—¡Cuidado! —dijo Ethan, dando un paso hacia ella, preocupado—. No queremos que te hagas daño.
Ylva se rio nerviosamente, sonrojándose un poco.
—Lo siento, parece que no soy muy buena en esto —dijo, sintiéndose un poco avergonzada.
Ethan sonrió, intentando aliviar la tensión.
—No te preocupes, todos cometemos errores al principio. Solo necesitas un poco de práctica. Déjame ayudarte.
Ethan se colocó detrás de ella, envolviendo sus brazos alrededor de Ylva para guiar sus movimientos. El calor de sus cuerpos y la cercanía hicieron que ambos se sonrojaran.
—Así, intenta de nuevo —dijo Ethan en voz baja, su aliento rozando la mejilla de Ylva.
Ella asintió, sintiendo su corazón latir un poco más rápido. Con la ayuda de Ethan, levantó el hacha y golpeó el tronco con más precisión, esta vez.
—¡Lo hiciste! —dijo Ethan, sonriendo ampliamente.
Ylva sonrió, sintiéndose orgullosa de su logro.
—Gracias por tu ayuda. Definitivamente, es más fácil con un buen maestro —dijo, mirando a Ethan con gratitud.
Ethan se apartó ligeramente, todavía sonrojado.
—Bueno, creo que tienes talento. Solo necesitas un poco de confianza —respondió, tratando de no parecer demasiado afectado por la cercanía.
Y así ambos comenzaron a trabajar juntos, recolectando leña, cuidando del jardín y realizando las tareas necesarias para mantener la cabaña en buen estado. Mientras trabajaban, Ethan y Ylva compartieron historias y risas, encontrando consuelo en la compañía del otro.
A pesar de las circunstancias inusuales, los dos comenzaron a adaptarse a su nueva vida juntos en medio del bosque, enfrentando los desafíos del día a día y descubriendo una inesperada conexión.
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Editado: 10.05.2025