El despertar místico

CAPÍTULO SEIS

SYNA

 

Mi mente parece abandonar la nebulosa en la que me encontraba perdida. Mi cuerpo parece volver a ser mío y poco a poco voy teniendo conciencia de lo que ocurre a mi alrededor.

Siento los grilletes en mis muñecas y mi cuello, el cansancio en mis músculos y un tenue olor a flores que me hace sonreír.

 

—¿Aún no despierta? —una gruesa voz se oye, no se a quien pertenece pero entre mis recuerdos borrosos, en donde me encontraba perdida en mi mente, está presente en algunos momentos.

 

—No, ¿y si no despierta? —una suave voz  a mi lado mezclada con el aroma que me rodea hace que mi corazón se acelere. A causa de sus  amargas palabras, intento con todas mis fuerzas abrir los ojos. Un intento y nada, otro y nada.

 

Al tercer intento logro abrirlos y lo primero que veo es a un hombre, seguramente el dueño de aquella voz que me resultó familiar, pero queda olvidado al ver a Kassia sentada a mi lado en una amplia cama. 

 

—Pero mira como has crecido cachorra...—eso es verdad, ya no es la adolesente de dieciséis años que vi por última vez. Mi voz la parece sobresaltar ya que rápido se gira a mirarme y sus hermosos ojos castaño claro se llenan de lágrimas.

 

Extrañé verla, oír su risa y sus interminables pláticas.

 

—Syna…—se lanza a mi y recuesta su cabeza en mi pecho mientras obligo a mis brazos a acariciar su cabello, ignorando el esfuerzo que dicha acción me lleva —Creí que no volvería a verte…

 

—Sh...no llores Kass, estoy aquí. No voy a dejarte.

 

Temo que esto sea un sueño, una de las muchas alucinaciones que tuve a lo largo de este tiempo. Siento que en cualquier momento ella se desvanecerá y yo volveré a estar en aquel oscuro lugar en donde los espíritus de energía se mantienen alejados y ni siquiera son capaces de acercarse, asustados a la mala energía del lugar.

 

El hombre desconocido se va lentamente de la habitación dándome una mirada extraña, no puedo preocuparme ahora por eso. Estoy con Kassia ahora y es lo único que me importa.

 

—¿Estás...estás cómoda? —pregunta separándose abruptamente de mi pecho, mirándome con sus ojos rojos a causa de las lágrimas—¿Quieres que te traiga algo?

 

—Estoy bien, tranquila.

 

—Lamento las cadenas, intente decirles que no eran necesarias pero no me hicieron caso.

 

Parece apenada, la culpabilidad se evidencia en su voz. A mi niña jamás le gustaron estos tratos, en cierta parte soy la responsable de ello, yo se lo inculque pero esta vez no puedo darle la razón. Son necesarias y mucho, lo sé.

—Son necesarias Kass —ella hace una mueca con sus labios, como si mis palabras le molestasen —Y lo sabes, esta bien. Estoy bien.

 

Juega con los dedos de mi mano, los acaricia y entrelaza con los suyos.

 

—Te he extrañado, no sabes cuanto...—siempre me aterró lo que hubiera sido de ella, me alegra saber que encontró un buen lugar lleno de buena personas. Los espíritus me lo hacen saber, ella nunca estuvo ante un peligro verdadero —¿Donde...que ocurrió?

 

—También te extrañe, mucho cachorra —hago una pausa, mis párpados comienzan a pesar y mi cerebro parece entrar a los brazos de la inconsciencia. El cansancio en mi se hace evidente —Te lo contaré, todo...pero ahora necesito descansar un poco.¿Si?

 

—Si, está bien. Descansa, yo te cuido.

 

Eso es lo último que oigo antes de caer en brazos de morfeo.

 

DORIAN

 

Dejo la habitación cuando el momento se vuelve privado, ambas tenían mucho tiempo que recuperar juntas así que luego de darles una última mirada me dirijo al jardín, en donde los demás se encuentran.

 

—¿Alguna novedad? —pregunta Tyler.

 

—Ha despertado, creí que era buena idea dejarlas a solas para que hablen.

 

Sus ojos tormentosos no salen de mi mente y me parece casi irreal que aquella mujer de la que Kassia tanto ha hablado parezca un cascarón al cual le extirparon poco a poco la vida.

 

Sus mejillas hundidas, las prominentes ojeras bajo sus ojos y sus labios resecos no son suficientes para disimular su belleza, es evidente que ni en su peor estado la belleza la abandona.

 

—¿Encontraste algo? —Seb se ha encargado de recopilar información sobre las banshees, estamos en un territorio nuevo y lo que se sabe de ellas es poco a causa de que se supone que se extinguieron hace siglos atrás.

 

—Muy poco la verdad. Son criaturas capaces de predecir la muerte, lo anuncian a través de gritos desgarrantes.

 

—Como el que hizo cuando se desmayó en la celda.

 

Seb afirmó con la cabeza la acotación de Amapola a pesar de no haber sido una pregunta dicha propiamente formulada.

 

—Sus gritos no solo sirven para predecir la muerte, también sirven para destilar poder. Sus gritos sueltan ondas de energía que pueden hacer daño, mucho daño.




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