El despertar místico

CAPÍTULO NUEVE

Maratón 2/2

SYNA

 

Mis pulmones piden a gritos oxigeno, mi garganta arde y mis ojos escuecen a causa del humo que todo lo rodea.

El cuerpo me tiembla tanto que cualquiera que me viese pensaría que lo estoy fingiendo, que estoy sobreactuando pero no es así, mi pequeño cuerpo está a punto de colapsar.

 

La herida en mi costado duele demasiado sin embargo mi atención no está en ella. Los dos cuerpos descuartizados que se encuentran frente a mí adquieren completamente mi atención, horrorizándome.

 

Despierto sobresaltada, con mi frente perlada de sudor. Soy incapaz de controlar mis movimientos sin embargo esta sensación dista mucho de el nulo control sobre mi cuando la loba que vive en mí toma el control.

Soy capaz de romper los grilletes que me apresan a pesar de que suponía que nadie sería capaz de hacerlo. Kassia se remueve a mi lado, incómoda por el abrupto movimiento mas no me detengo a observarla por más tiempo.

 

Camino sin ser consciente de ello, las órdenes que da mi cerebro no son acatadas.

Bajo las escaleras y me detengo en un pasillo que es alumbrado por la gran puerta de cristal en la cocina que da al inmenso jardín.

 

A mi alrededor veo una bruma blanca flotar, que me cubre por completo. 

El cabello levita sobre mi y sin pensarlo, sin cuestionar el porqué, grito. Con todas mis fuerzas.

Los vidrios se sacuden y algunos cuadros colgados en las paredes caen.

 

Entre los árboles veo surgir a cuatro lobos rabiosos, sus ojos rojos destacan entre la oscuridad de la noche. Sin pensarlo salgo de la casa y cambio a pesar de saber que no debo hacerlo. 

 

Pronto comienza una salvaje pelea en la que ellos luchan a morir y yo lo hago para sobrevivir. Cuatro lobos se unen a mi, los identificó como Kass, Dorian y los dos betas de la manada.

Las mordidas son feroces y oigo gruñir a Tyler cuando uno de los perdidos le arranca un pedazo de su oreja.

 

Después de un rato yacen en el jardín, iluminado por las estrellas, cuatro cuerpos sin vida. Cuando comienzo a acercarme a ellos, huelo un hedor a sangre diferente al de los que estamos aquí. 

Camino en esa dirección, ignorando lo que ocurre detrás de mí.

 

Pocos son los pasos necesarios para encontrar la fuente del olor.

 

Una mujer de tez oscura con unos cuernos ondulados que sobresalen de su cráneo está en una posición extraña, uno de sus brazos se encuentra a un par de metros de su cuerpo que se encuentra lleno de mordiscos.

 

Sus cuernos y la vestimenta colorida me permiten identificarla, es una psíquica.

La analizo con la mirada y encuentro un pequeño pergamino atado a un collar en su cuello que sostengo después de adoptar la apariencia humana.

—Sy…¿Qué ocurre? —Kassia no termina la frase, se posiciona a mi lado y observa consternada al cadáver frente a nosotras.

 

La nota hace que mi mente se nuble y que mis sentidos se agudizen.

Ella sabía que moriría en el trayecto pero también sabía que yo encontraría su mensaje, uno que no es para nada alentador.

 

No puedo controlar el cambio.

 

Mi cuerpo cambia y me convierto en un gran lobo blanco carente de coherencia y humanidad. Lo último que registra mi mente antes de perderse es como los arbustos y árboles desaparecen rápidamente a causa de la velocidad en la que corro.

 

DORIAN

 

Desperté por el grito  desgarrador de Syna, bajé apresurado las escaleras y solo alcancé a verla unos instantes antes de que ella se transformara y comenzara una pelea con los perdidos que se encuentran en el jardín.

 

La pelea fue difícil y fácil a la vez, ya que los perdidos no son capaces de idear sus movimientos ni sus ataques pero son salvajes. Sus ataques destructivos y violentos son destructores.

 

Cuando vi a Kassia correr tras Syna las seguí, curioso por saber a dónde se dirigían. Me alegro por haberlo hecho.

 

Llego en el preciso instante en que la loba de Syna toma el control y comienza a correr adentrándose más y más en el bosque.

 

Kassia observa consternada el lugar por el que se marchó e intenta seguirla.

 

—Kassia, ve con Tyler y Joshua —digo apurado y comienzo a cambiar para seguir a una pérdida Syna. No le doy opción a contestarme.

 

Encuentro a Syna unos kilómetros más lejos, gruño intentando controlarla con la esperanza de que su parte más dócil salga a la luz, mas no surte efecto y sabiendo que posiblemente luego me arrepienta, la empujo fuerte contra un árbol cuando ella salta hacia mí dispuesta a acabar con mi vida. Cae inconsciente contra el tronco del árbol.

 

Cambio de forma y la sostengo contra mis brazos cuando su cuerpo de manera involuntaria cambia, empezando el camino de regreso con los demás.




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