El despertar místico

CAPÍTULO DIECISÉIS

DORIAN

 

El día estaba soleado por lo que decidimos pasar la tarde en el jardín. Amapola y Kassia jugaban en su forma lobuna siendo perseguidas por un emocionado Diablo que quería ser incluido en aquel juego.

Ambas le mordían delicadamente las patitas al cachorro, que corre a esconderse detrás de Syna que se encuentra sentada en el suelo junto a Ezra y Sebastian.

 

—¡Dejen de molestar al cachorro! —les grita, a lo que ellas le responden en pequeños ladridos altaneros.

 

—¡Pero si él es el que las sigue! —acota Ezra quien se gana una mala mirada de Syna, que provoca la risa de Seb.

 

Junto a Tyler y Joshua nos acercamos a ellos, me siento al lado de Syna. Seb me da una mirada perspicaz mientras mueve las cejas en una expresión cómica que pasa desapercibida para todos, exceptuando a Ezra. Me observa sorprendido y me es inevitable ponerle mala cara, haciendo que mire a otro lugar. 

Seb le dice algo al oído y este se ríe, ambos me miran. Sonrió entre frustrado y emocionado al saber que probablemente Seb le esté metiendo ideas alocadas al hechicero pero a su vez contento, al saber que parecen haber congeniado bien.

 

—¿Cómo está tu padre, Ezra? —Syna pregunta, ajena al intercambio de miradas que habíamos tenido entre los tres.

 

—Muy bien, la verdad —dice mientras acaricia la barriga de Diablo, que mueve su colita contento por toda la atención recibida —Amaris y el te mandan saludos.

 

—¿Tu padre también es hechicero? —pregunta Seb.

 

—Si, lo es.

 

—Es muy poderoso —Syna agrega —Cuando lo ves por primera vez da un poco de miedo.

 

—Papá no da miedo —Ezra dice en tono ofendido.

 

—Adoro a tu padre, pero si da miedo — Kassia y Amapola se unen a la charla, aún en sus formas lobunas. Kassia se recuesta en el regazo de Syna, que le sonríe tiernamente —Las marcas en sus brazos y cuello, intimidan un poco. 

 

Entiendo, con eso último, lo que Syna trata de decir. Los hechiceros y brujas tienen marcas en su cuerpo, cuanto mayor poder tienen, más marcas. He de suponer entonces, por la descripción de Syna que el padre de Ezra es sumamente poderoso.

El tiene pocas marcas aun, pero eso no significa que sea débil o que tenga poco poder sino que todavía es demasiado joven. Tiene, por lo que ha dicho, un año más que Kassia.

 

Llegada la noche, estamos todos cenando y siento un cálido color en mi interior. Parecemos una familia, una manada que poco a poco se va agrandando. Esa idea no me abandona a pesar de saber que Ezra solo está de visita y que Syna en algún momento se marchará seguida, seguramente, por Kassia.

 

Tyler se levanta para agarrar un vaso pero este se le resbala, provocando un estruendo en donde pequeños trozos de vidrios salen dispersados por el lugar.

 

—¡Mierda! —Josh se levanta, buscando con que recoger lo que quedó del vaso.

 

—Syna…¿está todo bien?

 

Amapola no recibe respuesta. Su cuestionamiento llama la atención de todos nosotros, se encuentra estática. Sus ojos parecen perdidos en una marea de recuerdos tortuosos, comenzando a temblar notoriamente.

 

—¿Sy? —le pregunta Kass mientras la sacude por los hombros. Ella la mira unos segundos, que parecen ser los necesarios para recuperarse.

 

—Si, todo bien —dice con una sonrisa tensa —¿Necesitas ayuda, Josh?

 

—No, no te preocupes Sy.

 

La cena termina sin más imprevistos y todos nos marchamos a hacer diferentes cosas. Syna me intercepta en medio del camino a mi habitación. 

 

—Dorian, ¿puedo preguntarte algo?

 

—Claro, ¿pasa algo con tu habitación? —desde que Kassia regresó, le dimos una habitación propia a Syna para que ambas pudieran tener su espacio.

 

—No, no. Todo está perfecto —ella siempre habla segura pero es imposible que todo lo que dice, incluso cuando está furiosa, no suene dulce —¿Te molestaría ir mañana conmigo al lago al que fuimos la otra vez?

 

Su petición me sorprende pero no dudo en aceptar. Luego ambos nos vamos en dirección a nuestras habitaciones y lo último que veo antes de entrar, es una tímida mirada que me dirige antes de cerrar su puerta.

 

Por la mañana nos marchamos apenas el sol está saliendo, todos aun duermen.

La llevo en mi lomo como la anterior vez, en algún momento comienza a acariciarme detrás de las orejas. Giro mi cabeza y ella parece intimidarse ya que me da una diminuta sonrisa y abandona aquella acción. Me arrepiento de haber provocado aquello.

 

Llegamos al lago y cambio a mi forma humana, vistiéndome con lo que Syna trae en una mochila.

 

—Quiero cambiar —dice después de unos minutos en silencio —Si me pierdo, no dudes en atacarme, ¿va?

 

—Si, tranquila —digo tratando de calmarla —¿Estás segura?




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