El despertar místico

CAPÍTULO 03

SYNA

 

Despierto a causa de unos gritos ensordecedores, caóticos, desgarrantes.

Salgo de la cama algo desorientada y camino en dirección al escándalo. Un grupo de cinco personas están en el salón teniendo una acalorada discusión.

 

—¡Es un fenómeno! —grita un hombre, no mucho mayor que yo. Luce escandalizado, preso de una ira desgarrante.

 

Un niño se esconde detrás de un mueble, logro ver algunas lágrimas derramarse por sus mejillas. Nadie parece hacerle caso, no parece que alguna de las personas que discuten a los gritos pretenda consolar al pequeño niño.

 

—¿Qué son esos gritos? —pregunto en tono enfadado.

 

—Pregúntale al imbécil de Mark —dice una chica, Lara, mientras señala al que gritaba hasta hace pocos instantes.

 

—Mark, ¿qué ocurre? —pregunto, intentando que mi voz no salga tan dura a pesar del enojo que me ataca.

 

—¡Eso ocurre! —dice señalando al niño que permanece oculto tras un sillón que continúa llorando —Apareció al lado de mi cama, ¡luciendo así!

 

Giro y observo al pequeño Ulises, que se esconde un poco más.

 

—Uli, ven —en tono dulce lo incito a acercarse, mientras me agacho para recibirlo entre mis brazos. Luego de dudar, se acerca y su apariencia me deja impactada. La carne del lado derecho de su cara se cae a pedazos. Su piel parece pudrirse a cada segundo que pasa.

 

—¡Ves! —continúa gritando Mark —Es un fenómeno horrible…

 

—Si el es un fenómeno, entonces tu también lo eres —contesto mientras abrazo al niño que se aferra con sus pequeñas manitos a mi remera —Cuida tus palabras la próxima vez, Mark.

 

Tomó al niño en mis brazos y me marcho de allí, pidiéndole a Mar, una elemental del agua, que llamase a Malcom.

 

—Sh...ya no llores, cariño —acaricio un rato su cabello hasta que se calma —¿Qué fue lo que ocurrió?

 

—Me...me desperté y me dolía la cara...así que fui a llamar a Mark —dice volviendo a llorar —Pero él comenzó a gritarme cosas feas…

 

—No le hagas caso, ¿si? —sonrio —Nada de lo que dijo es verdad…

 

Malcom ingresa a la habitación y se queda unos segundos observando el rostro descompuesto de Ulises.

 

—¿Qué ocurre, Syna?

—Me gustaría que hablases con Mark, está teniendo actitudes que no pienso soportar —el asiente, observando de reojo al niño que comienza a jugar con mi cabello.

 

—¿Por qué lloras, enano? —le pregunta mientras se acuclilla frente a él.

 

—Mark fue malo conmigo...y...y me duele la cara —dice para comenzar a llorar nuevamente, le doy un cálido abrazo, tratando de transmitirle que todo estará bien.

 

—¿Te duele alguna otra parte? —Ulises niega la incógnita de Malcom y luego de un rato, se marcha con Mar a jugar dejando atrás todas las lágrimas y el mal momento.

 

Suspiro y me froto la frente, angustiada por el aspecto de aquel niño de cinco años que ha debido soportar muchas cosas más de lo que un niño de su edad debería.

 

—Esto no me gusta, Malcom —su apariencia me hace recordar al hombre que en nuestra encarcelación, comenzó a descomponerse poco a poco. Hasta no ser más que una masa llena de pus y moho.

 

—Tampoco a mi, no se ve bien — se sienta a mi lado y suspira —¿Qué haremos?

 

—Conozco a alguien que puede ayudarnos —le digo, dirigiéndome hacia la puerta  y girando a observarlo—Pero necesitare algo de tu ayuda.

 




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