El despertar místico

CAPÍTULO 11

DORIAN

 

Salgo de mi habitación y camino, tranquilamente, por el pasillo que lleva a la escalera cuando siento una mirada fija en mi. Volteo y observo mi entorno, mas solo soy yo en el largo pasillo. Muevo mis hombros para intentar relajar los músculos y continuo el camino pero al dar algunos pasos, vuelvo a sentir aquella mirada clavada en mi.

 

Pero cuando volteo, nuevamente, no hay nadie.

 

Retrocedo algunos pasos y abro abruptamente la puerta de la antigua habitación de Syna. Un pequeño cuerpo cae sentado en el piso y me observa con ojos brillantes.

 

—¿Ocurre algo, Ulises? —le cuestiono al pequeño que anteriormente, me acechaba con la mirada.

 

—No...nada —dice jugando con los dedos de su mano.

 

Me agacho y lo ayudo a levantarse del suelo, acomodo su remera que se levantó un poco cuando trastabilló cuando abrí la puerta.

 

—Vamos a desayunar, ¿si?

 

Ulises me sigue y desayunamos todos juntos. Esto es una costumbre que tenemos desde hace años, aunque últimamente se siente extraño. Es raro no tener a Kassia parloteando sobre algo o bromeando con Ezra. La ausencia de Syna también es notable, ambas dejaron un espacio que se les guardará si algún día deciden regresar.

Mérida platica, entusiasmada, con Ulises. Ambos se unieron este último tiempo. 

El estaba apegado a Syna y ella a Kassia, a ambas marcharse, ellos buscaron consuelo con el otro.

 

Me levanto de la mesa y antes de salir de la casa, volteo y observo a Ulises.

 

—Niño —él me observa, atento —¿Quieres ir a dar un paseo?

 

Sonríe y se baja de la silla, dando saltos emocionados. Amapola y Seb, rien por su accionar infantil mientras que Tyler me observa extrañado, quizás por la repentina invitación. No puedo culparlo, a pesar de haberle dicho a Syna que yo cuidaría de él, no hemos pasado tiempo de “calidad” juntos.

 

—¡Siii! —sale corriendo de la casa y yo lo sigo, ignorando a los demás que nos observan.

 

—Sube a mi lomo —digo para luego cambiar a mi forma lobuna.

 

Con el encima mio, comienzo a correr por el bosque. Su risa infantil se escucha por todo el lugar y yo bufo sonoramente al sentir sus pequeños dedos acariciar mis orejas.

 

Por alguna razón, lo llevo al lago el cual visité tiempo atrás con Syna. Pasamos un rato jugando en donde él tira de mi cola y yo intento atraparlo, corriendo detrás de él y fingiendo que le morderé los tobillos cuando estoy cerca de alcanzarlo.

 

Pasadas unas horas regresamos. Al llegar nos encontramos con Ramiro en la cocina, el cual me saluda con un movimiento de cabeza. Subo a mi habitación y me visto rápidamente, luego de volver a mi forma humana. 

 

—Uli, ¿quieres que hagamos galletas? —le pregunta Seb cuando vuelvo a la cocina y me dirijo junto con Ramiro a mi despacho.

 

Antes de entrar me encuentro a Ezra, quien se acerca y luego dice:

 

—Ya contacté con mi padre para que Syna venga —pasa la mano por su cabello y suspira con cansancio —No debe tardar en llegar.

 

Tal como lo predijo, Syna llega unos minutos después. La escucho saludar a los que se va encontrando en el camino y luego, la puerta es golpeada delicadamente.

 

—Pasa, Syna —digo rodeando los ojos por su tímido entrar.

 

Luego de un corto saludo, le prestamos toda nuestra atención a Ramiro.

 

—Estuve revisando los registros familiares, como les dijo — se acomoda en la silla y continúa hablando —Me costó mucho encontrarlo porque lo estaba buscando como algún registro de intervención médica cuando en realidad estaba entre los registros de enfermedades.

 

—¿Quieres decir que Ulises está enfermo? —lo cuestiona ella rápidamente. Está sentada a mi lado, así que sostengo disimuladamente su mano cuando veo  que comienza a alterarse.

 

—Así es, por lo que encontré es un tipo de virus que se genera en el organismo luego de ser sometido a diferentes químicos mortales. Este virus va comienzo la carne de la persona, poco a poco. Sus órganos, su piel, su carne, todo.

 

Syna se acerca más a mi y deja caer su cabeza en mi hombro.

 

—¿Encontraste algo más? —pregunto.

 

—Si, pero no creo que les agrade…

 

—Dinos —le ordena ella, con un tono de voz potente.

 

—Este...virus, es encontrado generalmente en los organismos de personas que fueron sometidas para convertirse en seres climáticos.

 

—¿Seres climáticos? —Jamás he oído aquello, pero no me sorprende. Muchas especies se han extinguido y ya casi nadie las recuerda.

 

—Son capaces de controlar el fuego y el agua, la pueden convertir en cualquiera de sus estados —le da una rápida mirada a Syna y luego continua hablando —Es por esta combinación que su interior es perfecto para que virus habiten, su interior es cálido pero no demasiado, es fresco pero no en un extremo.




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