El destino 2.

Capítulo 1.

Dos años después. 

Mia estaba en el pequeño pueblo de Francia mirando el río que pasaba por este. Llevaban ahí dos años, y no habían conseguido encontrar a la manada. Jasper aún le seguía buscando, pero sabían esconderse, y mucho más si tienes a un brujo que pueda ayudar. 

Los Stark ahora vivían con ellos. Les costó una barbaridad que entendieran y aceptasen que Mia era un lobo. Las primeras semanas se escondían de ella, pero Mia estaba harta y tuvo una charla con ellos, e intentando controlar su mal genio. Les contó todo lo que había pasado y lo que deberían hacer para traer de vuelta a la manada, pero no les contó lo que pasó con Joseph. De eso se encargó Catrina. Así sabían que no debían mencionar su nombre. Aun cuando había pasado dos años seguía sin poder escuchar su nombre sin que le trajera dolor. 

Cansada de no hacer nada, suspiró frustrada y se dirigió al bosque para poder quitarse un poco de estrés. 

 

Kilómetros más lejos Jasper estaba furioso. 

- ¡Dos putos años! ¡Dos putos años sin dar con Mia! - le grita a Ian, su segundo al mando -. No debería de ser tan difícil. 

- Christopher no da con ella y los pocos que quedamos hemos buscado por todo el mundo - dice con voz tranquila -. Quizás a muerto.

- Lo dudo - dice mirando a su derecha -. De ser así mi perrito estaría muerto. 

Joseph estaba encadenado. Solo llevaba unos pantalones muy rotos, manchados de mugre y sangre. En su torso desnudo se podía ver los cortes que Jasper había hecho con plata. 

- Pero ya no están unidos - dice Ian. 

- La unión se ha roto, más o menos. Pero siguen siendo uno. 

Joseph levanta la cabeza y mira con todo su odio a los dos vampiros. Se alegraba que no hubieran encontrado a Mia. Estaba orgulloso de ella. Sabía que Will, Shane, Catrina, los Stark y Stephan estaban con ella y se alivió al saber eso. Por lo menos no estaba sola. 

- Vamos, tranquilízate - le pide Jasper con una sonrisa burlona -. Sabes que al final la encontraré. 

- Lo dudo - dice con voz pastosa -. No lo has logrado en dos años, ¿por qué lo lograrás ahora? 

- Esmeralda, querida - Jasper alza la voz -. Creo que es la hora de torturar un poco al perro. 

- Será un placer - Esmeralda aparece entre dos columnas, con daga en mano y una gran sonrisa -. ¿Estás listo, cariño? 

El grito de dolor de Joseph se escuchó por todo el barrio francés. 

 

Mia se detuvo de golpe. Estaba en su forma de lobo cazando un ciervo, pero un ruido y un pequeño escozor en el costado le hizo detenerse. 

Sabía que no se había rozado con ninguna rama. Se conocía muy bien el bosque, y no sabía que era el ruido que había escuchado. Se parecía a un aullido de dolor. 

Preocupada volvió sobre sus pasos hasta donde había dejado su ropa. Se la puso corriendo y volvió a casa. 

- ¿Ocurre algo? - pregunta nada más llegar. 

Todos la miraron con el ceño fruncido. 

- No - responde Will -. ¿Ha ocurrido algo? 

- No - dice distraída llevándose la mano al costado. Aún seguía el ardor -. No, no pasa nada. 

Se fue a su habitación y en cuanto cerró la puerta se levantó la camiseta frente al espejo. Tenía una franja roja. Quizás sí que se dio con una rama, pensó. Pero esa idea se esfumó cuando otra franja roja apareció en su cara por arte de magia. 

- ¡Stephan! - grita. 

El brujo subió asustado junto con todos los demás. 

- ¿Qué pasa? 

- Quiero una explicación de esto - abre los brazos para que puedan ver las franjas rojas que van apareciendo -. ¿Qué me está pasando? 

- No lo sé - dice con el ceño fruncido acercándose para ver mejor -. Puede que sea una reacción alérgica. Te prepararé un ungüento. 

Cuando volvió a estar sola Mia volvió a mirar las manchas rojas, e intentó algo que no había hecho en dos años. 

Se sentó en la cama y se tranquilizó, dejando su mente en blanco y conectó con su loba. 

"Busca a Joseph." Le dice y su loba aúlla. Ella se quedó atenta, esperando cualquier señal, pero solo escuchó el ruido blando. 
Justo cuando se iba a dar por vencida escuchó algo, pero no logró identificar que era, y al abrir los ojos se percató que era una paloma que estaba en la ventana. 

- Soy una estúpida - susurra con lágrimas en los ojos -. Él está muerto. 

Se pasó el resto del día llorando sin querer ver a nadie. 

 

- Mia se está comportando muy raro hoy - dice Will mientras cenaban -. Más raro de lo normal. 

- Es verdad - dice Stephan -. Puede que sea porque se acerca la fecha. 

Catrina asiente muy triste. En un par de días haría dos años que Joseph murió. 

- Tenemos que darle espacio - dice Catrina -. No quiero que vuelva a pasar lo del año pasado. 

- Fue divertido - dice Will -. Esos cabrones se merecían la paliza. 

- Casi los mata - David mira mal a Will -. Debe controlarse un poco. Sé que duele perder a un ser querido, pero hay más chicos en el mundo. 

- Para nosotros, los lobos no - dice Shane -. Cuando encuentras a tu beta, nunca hay nadie más. Por eso Mia está así. 

Mia al fin salió de su habitación. Se prometió no caer en depresión otra vez y que debía comer. Había perdido mucho peso estos últimos años. 

- ¿Qué tal estás? - pregunta Cristina cuando Mia se sienta en la mesa. 

- Mal - dice de mal humor -. Creí que lo que me estaba pasando era porque Joseph seguía vivo y le estaban haciendo daño. Se parece mucho a lo que pasaba cuando nos herían. 

Todos se quedaron mudos. Era la primera vez en dos años que Mia pronunciaba el nombre de Joseph. 

 

Los días siguieron pasando sin que adelantasen nada. La única posibilidad de poder rescatar a la manada era ir a por el brujo, pero sin una manada era imposible. 

- ¿Sabemos algo de la manada de Mystic Falls? - pregunta Mia cansada de leer tantos libros -. Nunca llegaron a presentarse. 




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