El destino 2.

Capítulo 6.

Dos años antes. POV Mia. 

Abro los ojos de golpe con un grito. Noto como el aire vuelve a circular por mi cuerpo, pero eso no es lo que me preocupa. Lo primero que hago es mirar donde estoy. Una horrible presión en el pecho me impide respirar. 

- Joseph... - salgo de la cama de un salto, bajo las escaleras y llego a un salón cocina donde están mis hermanos y mi madre -. ¿Dónde está Joseph? 

Los tres me miran como si acabasen de ver a un fantasma, y no contestan. 

- ¡DONDE ESTÁ! - grito desesperada. 

- Mia... - susurra Shane -. ¿Cómo...? Estabas muerta. 

Lágrimas caen por mis mejillas. Joseph no estaba aquí, pero si yo sigo con vida él también tiene que estarlo. 

Me encerré en la habitación en la que desperté, intentando recordar bien lo sucedido hace tres días en Warren. No dejé que nadie entrase. Me costó dos semanas recopilar todo lo sucedido, ya que lo ocurrido pasó muy rápido. 

Seguía estando muy débil, y me sentía muy extraña el no poder saber dónde se encuentra Joseph, es como si estuviese sola. 

- Tenemos que ir a Warren - digo saliendo de mi habitación después de dos semanas -. Tiene que estar allí. 

- Mia... - dice Catrina -. No estamos en buen estado. 

- No puedo dejarlo solo, mamá - la miro con lágrimas en los ojos.

- Yo iré contigo - dice Will -. Soy el que mejor está de los tres. Vosotros permanecer aquí y si tienen noticias de papá nos avisan. 

- Llevad mucho cuidado. 

Muchas horas después estábamos en medio del claro. Todo estaba destrozado y había un olor muy potente a sangre. Intenté no prestarle mucha atención, pero era muy difícil. No tardamos en llegar al lugar donde todo ocurrió. Podía oler la sangre de Joseph. 

- No está aquí - susurro. 

- Puede que haya ido donde masacraron a los medialuna - dice Will -. Siempre que estaba mal iba allí. 

- Guíame - le pido a mi hermano y me trasformo en lobo. Él me imita y empezamos a correr. 

En un par de minutos estábamos en un claro muy parecido al de mi padre, también estaba destrozado, pero la naturaleza se estaba ocupando de ocultar la masacre que ocurrió aquí. 

No tuvimos suerte, pero pensé que a lo mejor Joseph al despertar se marchó a buscar a mi padre, así que volvimos hasta donde dejamos el coche. 

La cabaña del lago estaba hecha pedazos, y no había ni rastro de nadie. Mis esperanzas estaban menguando. 

- ¿Y si Jasper los ha cogido? - pregunto mirando a mi hermano. 

- No podemos ir a Nueva Orleans - dice con voz dura -. Estás en muy baja forma, y yo no estoy al 100%. Pasaremos la noche en el jet y mañana volveremos a Francia. 

- Pero...

- ¡Mia! - el grito de mi hermano me sorprende -. Sé muy bien cómo te sientes. Yo tampoco sé dónde está Sandra, pero no podemos hacer las cosas sin pensar. Ya viste lo que pasó la última vez que nos enfrentamos a Jasper y sus brujos. Ahora somos menos. 

Al día siguiente volvimos a Francia y estuve dos meses sin parar de buscar información. Viajé mucho a los pueblos cercanos a Nueva Orleans, incluso estuve en la ciudad una vez, pero no me sirvió de nada. Solo para encontrar los planos originales de la mansión de Dimitri y otro de los túneles subterráneos. 

Al pasar los dos meses me llevé una gran sorpresa al ver quien estaba frente a nuestra puerta. 

- ¿Stephan? – escucho decir a Shane -. ¿Malia? 

- ¿Podemos pasar? - pregunta Stephan con una pequeña sonrisa. Se veía muy cansado. 

Los guía hasta el pequeño salón e hizo que tomasen asiento. Will y mi madre se sorprendieron de verlos tanto como yo. Rápidamente entre mi madre y yo les preparamos algo para comer. 

- Stephan, ¿sabes algo de Daniel y la manada? - pregunta mi madre. Yo aún estaba asimilando el que estuvieran aquí. 

- Sí - susurra dejando el sándwich sobre el plato muy serio -. Llegamos a la cabaña del lago, pero ahí nos estaban esperando muchos brujos. Solo había oído una vez de ese hechizo. Encerró a todos en un mundo paralelo a esté, pero sin nadie que viva ahí. Un mundo prisión. 

- Pero tú estabas con ellos - dice Shane -. ¿Por qué a ti no te afectó?

- Creo que no me querían con la manada - suspira -. Mientras hacían el hechizo quedé inconsciente y al despertar Malia estaba a mi lado. No había ni rastro de nadie más. 

Pongo los ojos en Malia. 

- ¿Por qué no te metieron en el mundo prisión? - le pregunto. 

- Jasper me dijo que me dejaría libre si le ayudaba - susurra con la cabeza gacha -. Yo solo quería que la tortura terminase. 

- ¿Qué le diste a cambio? - pregunta mi madre con dientes apretados. 

- Quería saber cómo podía matar a un verdadero alfa sin matar al otro - levanta sus ojos marrones y los posa en los míos -. Se lo dije. Solo otro verdadero alfa puede matar a otro. 

La opresión que siento en el pecho desde que desperté se hace más intensa. Me estaba costando respirar. 

- ¿Para qué quería saber eso? - susurro con un hilo de voz. 

- Quería matar a Joseph e iba a utilizar a Tom para que lo hiciera. 

Las piernas empiezan a temblarme y caigo de rodillas. Mi corazón junto con mis esperanzas se rompen en mil pedazos. 
No puede ser, Joseph no puede estar muerto. Él no. 

- No, no, no. ¡No! - grito poniéndome en pie. La piel me ardía por la ira que sentía -. ¡ESTÁS MINTIENDO! ¡JOSEPH SIGUE CON VIDA! - me tapo la cara con ambas manos. Estaba perdiendo el control -. Él no...

Mi mundo entero empieza a desmoronarse. Me siento perdida y desamparada en este mundo y el dolor que siento es incalculable. Lo único que se me ocurre es salir corriendo y es lo que hago. 

Nada más salir por la puerta me transformo en lobo y salgo corriendo hacia el bosque. 

No es posible... Él tiene que seguir con vida. 

"Déjame el mando" Escucho una voz en mi cabeza y eso hace que pare en seco, asustada. "Dame el mando y te prometo que dejarás de sentir dolor." 




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