El destino 2.

Capítulo 8.

Will pasaba desapercibido para los vampiros. Era uno de los pocos que sabía esconder su esencia de lobo, y eso le estaba viniendo muy bien ahora mismo. Estaba rodeado de chupa sangres. Nueve de cada diez personas que se cruzaban eran vampiros. Su lobo lo estaba pasando muy mal, ya que su bestia estaba inquieta por estar en minoría. 

Ahora estaban frente las puertas principales del cementerio del barrio. Por aquí todo estaba desértico. 

- ¿Y los brujos y brujas? - pregunta Will. 

- No hay nadie - dice Aneth sorprendida -. ¿Esto va a ser tan fácil?

- Todos los brujos partieron a Francia - susurra Esther -. Al no estar en mi cuerpo necesitaba ayuda. 

- ¿Así que el cementerio ha quedado desprotegido? - pregunta Will alzando los brazos y cruzándolos detrás de la cabeza. 

- Christopher sigue aquí - susurra Aneth -. Puedo sentir su magia. 

- Veo que no has perdido la práctica, abuela - Christopher aparece frente a ellos -. Es un placer conocerte, William. Lástima que vayas a morir. 

- ¿Eso crees? - Will le regala su mejor sonrisa. 

En estos dos últimos años se sumergió en la magia y aprendió un par de trucos muy buenos. 

- Christopher, ¿por qué haces esto? - pregunta Aneth -. ¿Cómo te saliste tanto de control? 

- ¿De control? - se ríe -. Estoy ayudando a la Tierra, abuela. Los lobos deben de ser exterminados. 

- Ellos estuvieron aquí desde hace mucho tiempo - susurra Aneth -. Tanto tiempo como nosotros, los brujos. ¿Por qué deben de ser exterminados? 

- No me creerías si te lo dijera. 

Will se estaba cansando de tanta charla, así que actuó. Saca una daga que tenía escondida y la lanza justo en el corazón del brujo. Este cae al suelo por el impacto. Aneth da un grito y se acerca corriendo a su nieto. 

- No va a morir - susurra Esther -. Hizo un hechizo de protección. Despertará en unas horas. 

- Y el hechizo que protegía el cementerio ha caído - comenta Will traspasando las puertas y recupera su daga -. Por lo que se ve, estaba vinculado a él. 

Aneth seguía junto a su nieto llorando. Le quería aún después de todo lo que había hecho. 

- Aneth... - susurra Will -. No es por nada, pero tenemos que ser rápidos. 

La mujer asiente y se levanta apartando sus lágrimas. 

- Ve con ella - dice Will a Esther -. Yo haré guardia. 

- Noto poder en ti - susurra -. ¿Como es posible? 

- Descubrí hace poco que puedo usar magia - responde el lobo -. Aún no se cómo manejarla, pero estoy en ello. 

Esther siguió a Aneth, y no paraba de darle vueltas a lo que había descubierto. 

 

Mia se conocía como la palma de su mano los túneles por los que iba. Había estudiado tanto los mapas que los tenía en su cabeza. 

- ¿Pueden sentir a Daniel? - pregunta Derek. 

Joseph lo mira de reojo. Aún estaba resentido con él por lo que quiso hacer. 

- Sé que está en el complejo - dice Mia -. Pero no sé en qué habitación exactamente. 

- No estará en ninguna habitación de la casa - susurra Joseph -. En los dos años que estuve aquí, me la pasé encerrado en una habitación bajo tierra. Como una especie de sótano. 

- Pero el sótano de la casa es el foso - Emmett frunce el ceño. 

- No - contesta Mia llegando a una bifurcación y cogiendo la senda de la derecha -. Bajo el foso hay una caverna. No sale en los planos. 

Emmett se la queda mirando con el ceño fruncido. 

- ¿Y cómo sabes que está ahí? 

Mia gira la cabeza para mirarlo un segundo. 

- Una de las veces que estuve en Nueva Orleans llegué a esa habitación - vuelve a mirar al frente -. No llegué a entrar, pero estaba vacía. 

- ¿Cuándo fue eso? - pregunta Joseph, sorprendido al saber que Mia estuvo ahí. 

- A los tres meses después de ir a por los Stark - Mia coge la salida del centro y llegan a una especie de cripta -. Algunos tienen que ir arriba y vigilar de que no haya nadie. 

Joseph mira a dos de los seis hombres de Derek y estos captan el mensaje y se dirigen hacia donde Mia les indica, los demás van por otro túnel y empiezan a bajar unas escaleras. Sentía muy cerca a su padre, pero Joseph la cogió del hombro antes de que pisara el último escalón. 

- Vampiros - articula el chico con los labios. 

Joseph señala a Emmett y a Derek para que se adelanten. 

"Voy a ir con ellos. Tú te quedas aquí a la espera. Te haré una señal para que seas tú la que entre a coger a tu padre. ¿Queda claro?"

Mia no estaba conforme, pero asintió y esperó paciente. 

 

Había siete vampiros custodiando la puerta. Aún no se habían percatado de la presencia de ellos, pero pronto lo harían. 

- Jasper a llamado - escucha Joseph decir a uno de los siete -. Ian, ha ordenado que vayas a por Christopher y vayáis a Francia. Por lo que se ve, ahora se han quedado todos encerrados. 

- El día que los planes de Jasper salga como él quiere, estaré muerto - se queja Ian. 

Se encamina hacia las escaleras, pero Joseph lo coge y le parte el cuello sin que los demás vampiros se percaten. 

- Le tenía muchas ganas a este cabrón - gruñe Joseph y saca dos estacas que tenía guardadas. Una de ellas la usa para matar a Ian -. Dos para cada uno. ¿Podremos con eso? 

Derek y Emmett asienten y salen de su escondite. 

"Ahora." Le dice Joseph a Mia mientras le clava una estaca a uno de los vampiros. 

Mia no lo dudó ni un segundo y corre hasta llegar a la puerta de madera. No puede escuchar muy bien por el ruido que se estaba montando con los vampiros. Sin pensarlo mucho abre la puerta con su hombro. 

Se encuentra a Daniel tirado en el suelo, y estaba dentro de un círculo de sal. 

- Papá - susurra Mia yendo corriendo hacia su padre, pero una barrera invisible los separaba -. ¿Qué pasa? 

Daniel abre los ojos y una pequeña sonrisa se forma en su cara. 




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