Joseph junto a Daniel y Sam se habían marchado a buscar todos los manuscritos del bisabuelo del chico. Mia se había quedado en el claro, para ayudar a reconstruir todo un poco. Seguía sintiéndose rara, y no estaba cómoda rodeada de la manada. La felicidad inicial que había sentido al ver a todos reunidos había desaparecido y lo único que quería era salir corriendo hacia el bosque y permanecer ella sola. Pero no iba a hacer tal cosa. Sabía que esa era su loba y no iba a permitir que la alejase de sus seres queridos.
- ¿Podemos hablar? - pregunta Shane al acercarse a su hermana. Podía notar lo tensa que estaba. Mia asiente y se alejan un poco de todos -. Así que eso es lo que te estaba pasando. ¿Por qué no nos contaste?
- No lo sé, Shane - suspira -. Todo ocurrió tan rápido... y el dolor... - Mia sacude la cabeza. No quería pensar en los últimos dos años. Seguía siendo muy doloroso -. Siempre he sido una chica solitaria, y fue muy extraño el encontrarme rodeada de tanta gente cuando llegué aquí. Cambié cuando conocí a la manada, pero cuando pasó todo lo demás... Fue como si diese un paso atrás. Volví a ser la que era pero mucho peor. Tenía a mi loba intentando bajarme la moral.
- ¿Nunca hizo eso cuando vivías con los Stark? - pregunta el chico.
- No - sacude la cabeza -. Nunca escuché una voz en mi interior. El primer contacto con mi loba, que yo recuerde, fue cuando me transformé en loba con todos vosotros y corrimos por el parque forestal de Portland.
Shane se queda pensativo y se levanta de repente. Le pide a Mia que le siga y ambos se marchan a buscar a Esther. Shane quería saber qué es lo que hizo la bruja para que Mia no tuviese contacto con su loba durante casi 15 años.
Les costó un poco dar con la bruja. Estaba alejada de todos, con una mesa improvisada y encima de esta estaba el cuerpo de Esther. Solo se le podía ver la cara.
- Esther - dice Shane viendo un poco descolocado el cuerpo de la bruja que conoció -. ¿Estás ocupada?
- Puedo cederos un poco de mi tiempo - se acerca a su cuerpo y tapa la cara con la sábana -. ¿Qué queréis?
- Fuiste tú quien hizo el hechizo para que mi hermana no se transformase en lobo cuando Víctor se la llevó, ¿verdad?
- Sí - pone sus ojos en Mia -. Y lo siento mucho por ello.
- ¿En qué consistía ese hechizo? - quiere saber Shane.
Mia no sabía a qué venían tantas preguntas de parte de su hermano. No veía la importancia en el hechizo que hizo Esther con lo que le estaba pasando ahora.
- Puse una barrera entre su loba y ella - responde Esther muy seria -. Eso mantendría alejada a su loba.
- Entonces Mia solo ha tenido contacto con su loba cuando la encontramos - Shane frunce el ceño pensativo mientras mira a su hermana -. Nunca has llegado a entablar una amistad con tu loba.
- Pero Mia se lleva bien con su loba - susurra Esther mirando a la chica, pero se queda confusa al ver la cara de ambos lobos -. ¿Qué me estoy perdiendo?
- Mi loba y yo estamos enemistadas desde hace dos años - contesta Mia -. Y como he estado alejada de la manada ahora mi loba es una omega.
- ¿Pero tú sigues siendo un alfa? - pregunta Esther un poco alterada -. Puedo notar que aún lo eres.
- Sí, pero solo cuando soy humana.
Esther se acerca a unas cajas donde tenía todas sus pertenencias.
- De casualidad, ¿en tu forma de lobo estás cambiando el color de tu pelo? - Mia la mira extrañada, pues no sabía cómo había descubierto eso.
- ¿Como sabes eso? No se lo hemos contado a nadie.
- Lo que me temía - Esther sacude la cabeza -. No estás pasando las pruebas como es debido.
Mia se estaba sintiendo mucho más confusa que antes.
- Debes solucionar tu problema - Esther empieza a buscar por la mesa improvisada y coge un libro muy antiguo y empieza a buscar algo en él como una loca -. Mientras siga en este cuerpo no puedo ser de mucha ayuda. Necesito quitar la ponzoña del vampirismo de mi cuerpo para volver a ser la que era y así serte de ayuda.
Joseph junto con Daniel y Sam habían llegado al claro donde mataron a sus padres. Siempre que venía a este lugar se le instalaba una gran presión en el pecho.
- ¿Sabes dónde están esos manuscritos? - pregunta Joseph. No quería permanecer mucho tiempo ahí. Quería volver al claro y estar junto a Mia.
- ¿Recuerdas donde tu madre te escondió? - pregunta Daniel -. Esa era la sala más segura, y es ahí donde tu padre guardaba los manuscritos.
Joseph no había vuelto a esa habitación desde aquel día. Daniel y Sam lo encontraron en medio del claro, pues cuando vio que todo había acabado salió para ver si alguien quedaba con vida.
Empieza a andar para adentrarse a la que fue su hogar por un corto periodo de tiempo y bajan hasta el sótano. Su madre lo encerró ahí. Una habitación segura que su padre hizo construir cuando Joseph nació. Todo estaba lleno de polvo cuando se adentraron y por una fracción de segundo Joseph se vio a si mismo de pequeño, acurrucado en una esquina de la habitación, llorando y temblando de miedo.
Coge una bocanada de aire y empieza a mirar por la habitación, hasta que dio con una estantería repleta de libros. Rápidamente se acerca a ella y empieza a buscar los manuscritos. Encontró muchos de ellos y a parte unos cuantos libros que escribió su bisabuelo.
- Pues ya está todo - dice Daniel cuando tiene todo recogido -. Meteremos todo esto en el coche y volveremos al claro.
Joseph no estaba escuchando nada de lo que Samuel y Daniel estaban hablando. Se había quedado mirando una fotografía donde salía con sus padres. Él tendría unos dos años en esa foto, pero no era eso lo que le había llamado la atención. Había algo raro en la foto, y no sabía decir que era. Esta misma foto había estado en el salón de la casa, justo encima de la chimenea. Joseph se acerca más a la foto y se le ocurre mirarla con sus ojos de lobo. Ahí es cuando ve la anomalía. En esta foto estaba un lobo negro detrás de ellos. Coge el cuadro con ambas manos y detrás de él se cae un sobre con el nombre de Joseph escrito en él.