El destino 2.

Capítulo 14.

Mia se despierta gracias a la luz del sol que entra por el enorme ventanal del salón. Se queda mirando a Joseph. Estaba profundamente dormido y la mantenía bien abrazada. 

Se sentía muy feliz. Estaba con el hombre que amaba, su marido y a la espera de un hijo. 

Con una sonrisa se levanta del sillón sin despertar a Joseph y por fin se puede estirar. Le dolía el cuerpo deliciosamente a causa de tanto sexo. 

Corriendo sube las escaleras y entra al dormitorio principal para coger la camisa que Joseph traía puesta ayer y se la coloca. Ayer les faltó ver un poco de la casa, como la habitación que había frente a la principal. 

Al entrar se encuentra con una habitación completamente bacía con las paredes blancas. Enseguida supo que esta habitación sería para su hijo. 

Con una gran sonrisa baja y entra en la cocina. Joseph seguía durmiendo, pero no creía que tardase mucho en despertar, así que iba a preparar el desayuno. 

En la nevera había de todo y se dispuso a hacer tortitas, cortó un poco de fruta e hizo café. El olor fue lo que hizo que Joseph se despertase. 

- Buenos días - susurra él con voz ronca mientras abrazaba a Mia por detrás y dejaba besos por su cuello -. ¿Has dormido bien? 

- Sí, eres muy cómodo - dice ella con una gran sonrisa girando su cara y besando los labios del chico -. Pero creo que no habrás dormido bien conmigo encima.

- He dormido de maravilla - acaricia el cuello de Mia con su nariz -. Me encanta tu olor. 

Desayunaron entre besos y caricias. Se encontraban en su pequeña burbuja de amor. 

Después de una ducha muy apasionada ambos estaban vestidos y preparados para enfrentar el mundo real. Tenían que seguir con la búsqueda del Lucero del alba. 

Justo cuando iban a salir tocan a la puerta y al abrir se encuentran con Shane. 

- Hola - dice con una sonrisa de disculpa -. No pretendíamos molestar, pero ha ocurrido algo. 

Mia empieza a escuchar gruñidos a lo lejos, así que los tres empiezan a correr para llegar al centro del claro. Dos lobo se estaban peleando, y por cómo se atacaban, los alfas pudieron ver que la cosa iba enserio. Un lobo gris estaba atacando a otro negro más pequeño. 

- ¿Quiénes son esos lobos? - quiere saber Mia. Se estaban peleando con un salvajismo increíble.

- El gris es Tom - contesta Shane -. El negro no sé quién es. Hemos intentado pararles, pero ya han herido a tres de nuestros guerreros. 

Jesse estaba cerca cuando los dos lobos aparecieron del bosque, no se entrometió, pero sí se fijó mucho en el lobo negro. 

Gira la cabeza al oír un fuerte aullido y sonríe al ver a Joseph y Mia en sus formas de lobos. Desde que Lucero convirtió a Alice en lobo le fascinó esas criaturas. Pues con un simple aullido del alfa los dos lobos se detuvieron y volvieron a sus formas humanas. 

- ¿Malia? - dice Mia sorprendida de ver a la loba ahí -. ¿Qué narices haces aquí? 

Mia sentía un odio irracional por ella. No le sentó muy bien que quisiera quedarse con su cuerpo hace dos años atrás, pero lo que más le dolió fue que llegase a Francia y le soltase que Joseph había muerto y luego marcharse, sabiendo que la manada estaba encerrada. No quiso ayudar cuando se le necesitaba. 

- Mia - dice la antigua alfa acercándose a ella -. Me alegro mucho de saber que estás bien. 

- No habrá sido gracias a ti - gruñe Mia -. Te he hecho una pregunta. 

- Se está haciendo correr el rumor de que no controlas a tu loba - da un paso al frente y mira a Joseph de arriba abajo con una sonrisa coqueta que Mia no pasa por alto -. Yo puedo ayudar con eso. La manada necesita dos alfas. Mientras tú te recuperas puedo ocuparme de todo. 

Los cuatro lobos se quedan con la boca abierta, muy sorprendidos por lo que Malia acababa de decir. En pocas palabras había dicho que Mia era un estorbo. 

- ¿Recuperarme? - pregunta Mia con voz chillona y mira a Malia con sus ojos rojos. La había cabreado, pero bien -. ¿Y tú tomar el mando? 

"Relájate" Pide Joseph. "No me fío de ella y creo que será mejor que siga pensado que no controlas a tu loba"

Mia se muerde la lengua y no dice nada. 

- Lo primero, no necesitamos tu ayuda - dice Joseph -. Mia y yo nos las apañamos muy bien solos. No la considero un estorbo, al contrario, es un gran apoyo - Mia sonríe por sus palabras -. No sé qué es lo que pretendes viniendo aquí y dar a entender que Mia es un estorbo. 

- Me habéis malentendido - se defiende -. Mia no es un estorbo, pero no creo que pueda hacer mucho si no se puede transformar en lobo. Puedo ayudar con eso. 

- Los lobos solo siguen al alfa - Jesse se acerca a ellos tras haber escuchado la conversación -. Y siento tener que informarte que ya no eres su alfa. 

- ¿Y tú quién eres? - inquiere la loba mirando de arriba abajo a Jesse, y le estaba gustando lo que veía. 

- Alguien al que no quieres enfadar - susurra colocándose a la izquierda de Joseph. 

- Vale - dice Malia con el ceño fruncido y vuelve a mirar a Joseph -. Sí que es verdad que ya no soy su alfa, pero podemos hacer la ceremonia para que Mia me dé el cargo. Solo será temporalmente, claro. 

Mia se estaba hartando de escuchar las sandeces que Malia estaba soltando por la boca y le estaba costando una barbaridad no lanzarse a por ella y acallarla con un zarpazo. 

- Vuelvo a repetir - habla de nuevo Jesse con voz irritada -: Ya no eres su alfa y creo que nunca lo serás, dado que eres un omega por completo. 

- ¿Por qué dices eso? Sigo siendo una verdadera alfa - gruñe Malia. 

- Tengo entendido que antes, en tu forma de lobo, eras gris con toques blancos - dice Jesse con una sonrisa -. El gris ha sido sustituido por el negro, una clara señal de tu cambio de posición. 

- No creo que eso tenga que ver con nada - se defiende la loba -. Hay muchos lobos negros que no son omegas. 




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