El destino 2.

Capítulo 21.

Después de descubrir que iban a tener dos bebés, Mia y Joseph empezaron a ayudar en todo lo que pudieron. Eran muy pocos los lobos que estaban más o menos bien para atender a los heridos, pero los que veían a Joseph se quedaban de piedra. No dieron ninguna explicación de por qué estaba vivo, ya que había cosas más importantes que hacer.

Will se unió a su familia para atender a los heridos, y le pasó lo mismo que a los demás miembros de la manada al ver al alfa, pero no preguntó nada.

Estuvieron toda la noche sin dormir, y a la mañana siguiente llegaron las mujeres y niños que habían enviado a Francia. Todo mejoró cuando llegaron. El atender a todos los heridos los estaba agotando, así que cuando llegaron los refuerzos por fin pudieron descansar.

- Creo que necesitamos una explicación – dice Daniel cuando salieron del edificio que utilizaban de hospital -. Vimos como Malia te mató.

- Papá – Mia mira a su padre -, estamos agotados. Solo queremos darnos una ducha y descansar. 

Daniel sabía que tenía razón, pero creía que ya era hora de las explicaciones.

- Sigo con vida gracias a la unión que tengo con Mia – todos ponen la vista en Joseph -. Gracias a esa ceremonia sigo vivo. La unión que tenemos es tan fuerte, que Malia no pudo matarme.

- ¿Entonces eres inmortal o algo así? – interroga Will.

- Algo así, sí – asiente el alfa -. Solo podemos morir si nos matan a los dos a la vez. Solo así la muerte será permanente.

Después de eso los dos alfas se marcharon a su casa. Ambos estaban agotados y en cuanto se dieron una ducha, cayeron rendidos sobre la cama.

֍۞֎

Emmett, Kate y Damon llegaron a Nueva Orleans muchas horas después de que partieran. Estaban agotados, pero debían empezar a reunir a todos los vampiros del mundo.

Damon se encargó de reunir a unos cuantos vampiros que quedaban en la ciudad. Entre los tres les contaron lo que había pasado, y si estaban dispuestos a seguir a Emmett. Tras un rato, accedieron y empezaron a correr la voz de que un nuevo líder estaba dispuesto a guiar a los vampiros, haciendo así que los vampiros del mundo viajasen a Nueva Orleans. Mientras eso pasaba Emmett permanecería en la casa que era de Daniel. No tenía que moverse del barrio francés.

- ¿Cómo estás? – pregunta Kate cuando por fin se quedan ella y Emmett solos.

- Podría estar mejor – le regala una sonrisa cansada -. Todo esto me sobrepasa, Kate. No estoy hecho para liderar.

- Y por eso mismo eres el indicado. No ansías el puesto – Kate lo mira a los ojos -. Pero no estás así por eso. Hay algo más.

Emmett suspira. Kate tenía razón. Estaba preocupado por Mia y dolido por la muerte de Joseph. Conocía a esa chica desde que entró al instituto, había convivido con ellos dos. Recordaba muy bien el dolor que vio en los ojos de Mia, lo que se esforzó para volver a ser la que era cuando ella y Joseph se reencontraron. Ahora Joseph había muerto, y Mia volvería a alejarse por el dolor.

- Me preocupa Mia – susurra el vampiro -. Debería llamar a Shane o Will para saber si ha vuelto.

Kate asiente y se queda mirando por donde se marcha.

Emmett se metió en una de las habitaciones y marca el número de Will, pensado que él le respondería.

- ¿Emmett? – el vampiro escucha al lobo con voz grabe. Parecía que le había despertado -. ¿Ha pasado algo?

- No. Solo quería saber si Mia ha vuelto.

- Sí. Está aquí desde ayer – escucha como Will le susurra algo a Sandra -. Ella y Joseph están con nosotros.

Eso trastocó un poco a Emmett, pero entonces entendió lo que quería decir. Que Mia había vuelto con el cuerpo de Joseph, y así poder enterrarle como era debido.

- ¿Mia está bien?

- Mejor que nunca – ríe. Ahí sí que es verdad que Emmett se confunde más de lo que está, y le pregunta que como es posible que esté bien si Joseph está muerto -. Es que no lo está. Ayer llegaron Mia y él. Según nos ha explicado Joseph, no ha muerto gracias a la unión que tiene con Mia.

Emmett se apoya en la pared que tenía detrás y suspira. Seguía vivo. No se lo podía creer, pero dada la fuerza de voluntad de ese chico, no se esperaba menos.

- Entonces, ¿todo está bien? – pregunta el vampiro para asegurarse.

- Sí.

Will después de eso le empieza a preguntar cómo van las cosas con los vampiros, y se alegra de oír que los vampiros que se quedaron en Nueva Orleans se unieran a Emmett. Sabía que le costaría mucho para ponerse de acuerdo y firmar el pacto. No lo conseguirían en un par de días, sentía que eso llevaría su tiempo.

- Bueno, creo que te tengo que dejar – dice el lobo -. Mia y Joseph quieren reunir a la manada.

- Está bien. Seguimos en contacto.

Will deja el móvil sobre la mesita de noche y se levanta. Sandra seguía durmiendo, y la dejó así un poco más. Tenía que hacer una cosa antes de reunirse con toda la manada.

Se viste rápidamente y sale de la mansión, en busca de Jesse. No tarda en encontrarlo, dado que estaba en la cabaña de Esther.

- Creo que tú y yo tenemos que hablar – dice Will y el caído alza la cabeza de los manuscritos que estaba leyendo.

- Estoy un poco ocupado, William – susurra volviendo a la lectura -. Te contaré todo lo que quieras saber cuándo termine.

El chico no estaba conforme. Quería saber lo que era ahora mismo, y no iba a dar su brazo a torcer.

- Creo que ya hemos retrasado demasiado esto – dice el lobo -. Nos has mentido. Los brujos no tienen alas, créeme, lo sé.

- Sí, a mí también me gustaría saber que eres – Mia aparece -. Y también saber por qué te pusiste tan nervioso al saber que estoy embarazada de mellizos.

Will la mira con los ojos muy abiertos y baja la vista al vientre de su hermana. Pudo notar que había crecido un poco, pero no demasiado.

- La profecía habla de un hijo, no de dos – dice Asmodeo -. Siento estar preocupado, pero quiero que mi hermano salga de su encierro.




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