El destino

Capítulo 4.

Mia despertó entrada la tarde. Estaba desorientada al ver que no estaba en su habitación. Miró su entorno y se topa con un Joseph dormido rodeando su cintura con sus fuertes brazos. 

Todo lo ocurrido esa mañana se le viene encima y jadea. Estaba en casa de sus verdaderos padres, que resulta que son lobos, al igual que ella. 

Se pasa la mano por el pelo mirando el techo. Aún no había asimilado todo. 

Volvió a mirar a Joseph, que ahora tenía los ojos abiertos y la miraba con una sonrisa. Mia se la devolvió. 

- ¿Cómo te encuentras? - susurra estrechándola entre sus brazos. 

- Abrumada - murmura -. Hasta hace muy poco odiaba a los de tu sexo. Creí que era lesbiana. 

Joseph soltó una carcajada que fue música para los oídos de Mia. 

- Me temo que no es así - Joseph se inclina para dejar un beso en sus labios, pero Mia se aparta y le mira coqueta. 

- Te acabo de conocer - dice mientras se levanta de la cama -. No me voy besando con cada chico que conozco. 

- Eso espero, porque de ser así, morirían muchos hombres.

Ella ríe relajada. Se sentía muy bien hablar y estar con él, pensó. 

Joseph se levanta sin que Mia se percate y la coge de la cintura por detrás. 

- ¿Entonces, cuando podré besarte? - apoya su barbilla en su hombro. 

- No lo sé - dice haciéndose la estrecha. Se estaba muriendo de ganas por besarlo -. Tal vez cuando tengamos una cita. 

- Mmm... ¿Cuenta el entrenamiento como cita? Porque de ser así ya hemos tenido una cita - deja un beso en su cuello. 

- No. El entrenamiento no cuenta - ladea la cabeza para que tenga mejor acceso a su cuello. Joseph aceptó con gusto su invitación. 

- Deberíamos bajar - susurra él contra su cuello. 

- Sí...

- ¡Mia! ¡Joseph! - la voz de William se escucha desde abajo -. ¡Tener en cuenta que estáis en una casa donde todos los habitantes tienen buen oído!

Mia se puso roja al saber que todos abajo sabían que estaba coqueteando. 

- A veces odio a Will - murmura él y le da la vuelta a Mia para estar cara a cara -. Tendremos que bajar. 

Entonces sin previo aviso junta sus labios con los de Mia, y ella le devuelve el beso con pasión. 

Sus lenguas se tocan tímidas al principio, pero después se intensifica. 

Mia pasa sus brazos por el cuello de él y lo acerca más. Profundizando el beso. Joseph tiene sus manos en las caderas de ella y la levanta del suelo. Mia pilla el mensaje y le rodea con sus piernas mientras él la apoya contra la puerta, y en ningún momento rompen el beso. 

- ¡No os atreváis a seguir en mi casa! - la voz enfadada de Daniel hizo que retumbase la casa e hizo que el beso de los enamorados se rompiera. 

Joseph ríe. 

- Ha sido un buen primer beso - susurra rozando su nariz con la de ella. 

- Sí - dice ella mirando sus ojos. Se dio cuenta que tenía un círculo alrededor de la pupila color oro -. Espero que todos los besos sean así. 

- Si son conmigo, tenlo asegurado - Joseph quita las manos del trasero perfecto de Mia y la dejó en el suelo -. Bajemos antes de que tu padre me quiera matar. 

Al bajar Mia vio a todos en el salón. Aún tenía un poco de miedo por Daniel. 

- ¿Cómo te encuentras? - le pregunta él. 

- Bien. Creo - coge una bocanada de aire y mira a Shane y William -. Nunca pensé que tendría hermanos. 

Todos parecían un poco tensos, salvo Joseph, Mia y Catrina. 

- Todo esto es muy raro - dice ella al ver que no hablan -. Creo que aún lo estoy asimilando. Lo único que sé es que me siento a gusto cerca de vosotros. 

- Me alegra escuchar eso - Daniel se levanta y se acerca a ella -. Siento haberte asustado. 

- No tiene importancia - entonces le viene a la mente la imagen del lobo gris gigante -. ¿Yo también me transformaré en un lobo gigante? 

- Sí. Lo harás con la Luna llena. 

Mia asiente imaginándose la transformación. 

- ¿Dolerá? - pregunta asustada. 

- No - Daniel pone su mano en la espalda de su hija y la guía hasta el sillón -. Es liberador. 

Mia empieza a hacer preguntas y una de ellas es por qué se pueden trasformar sin la luna. 

- La luna nos llama para que nuestro lobo salga, pero también puede salir si nos enfadamos demasiado. Lo irás controlando con el tiempo. 

- ¿Entonces si me enfadase mucho me transformaría en lobo? - Daniel asiente. 

- Aunque también puedo hacer que lo hagas sin enfadarte - Daniel prueba a decir eso. Le encantaría ver a su pequeña loba otra vez -. El alfa puede hacer que su manada no se salga de control y otras veces hacer que se conviertan. 

Mia se queda pensativa y mira a Joseph. 

- Quiero hacerlo - Daniel sonríe. 

- Bien. Iremos al bosque. 

Mia siguió a los dos coches que se dirigían al parque forestal. Un lugar lo bastante grande y frondoso para que nadie se percate. 

Shane le había dicho que cogiese ropa para luego ponérsela, ya que con la transformación la ropa que traía puesta se haría añicos. 

Cuando se metieron en el frondoso bosque todos hicieron un círculo alrededor de Mia y Daniel. 

- ¿Preparada? - le pregunta Daniel y ella asiente. 

Los ojos de Daniel se volvieron dorados y algo dentro de Mia rugía por salir. Se relajó y dejó que la sensación la envolviera. 

Notó como sus huesos se rompían, pero no era muy doloroso. Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir se sentía liberada. Miró al suelo y vio sus patas delanteras. 

Su pelaje era de varios tonos de marrón. Cuando levantó la vista vio a todos en su forma de lobo. 

Reconoció al lobo gris frente a ella. Era Daniel.

Uno de los lobos, con el mismo pelaje que el de Mia se acercó a Daniel. Mia supo que se trataba de Catrina. 

Pasó su vista por los cinco lobos que aún la rodeaban. Sabía quién era cada uno con tan solo mirarlos. 




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