Mia estaba bajo arresto en su habitación. David y Cristina le habían prohibido acercarse a los Castel. En medio de la clínica David le había gritado al padre de Mia diciendo que si se acercaban a ella le demandaría y que pondrán una orden de alejamiento.
De camino a casa ella le había suplicado a los Stark que no hicieran eso. Ella por fin había encontrado a sus padres y la estaban alejando de ellos. Y no solo de ellos. Joseph también estaba fuera de su radar de visitas.
Y luego estaba lo de la luna llena.
Mia no creía que pudiera controlarse y temía hacer daño a los Stark.
Ella ahora se encuentra en su habitación, llorando sobre su almohada. No entendía cómo le estaban haciendo esto sus padres adoptivos.
La ventana se abre muy despacio desde fuera y Mia levanta la cabeza para toparse con los ojos azules preocupados de Joseph.
Ella se lanza a sus brazos y sigue llorando.
- Ya está - susurra él mientras la acuna entre sus brazos -. No soporto verte llorar.
Ella sigue llorando y los dos se tumban en la cama.
- Tenemos que hacer algo - Catrina estaba de los nervios. No iba a perder a su hija otra vez y mucho menos por unos humanos cualquiera.
Les habían contado que Mia fue secuestrada a la edad de un año y que la han estado buscando desde entonces sin perder la esperanza. Los Stark no les habían creído, pero esa era la verdad.
- Estoy llamando a Smith - dice Daniel con el teléfono en la oreja -. Vino muy bien que implicásemos a la policía.
Sam fue el que se encargó de eso. Fue el que llamó a la policía por si ellos tenían suerte. Mientras más gente buscase a su hija mejor. Pero desistieron dos meses después, dando a Mia por muerta. Daniel se negó a aceptar la muerte de su hija. Su corazón le decía que ella seguía viva, y así había sido. Ahora la había encontrado pero se había equivocado al pensar que los Stark se lo iban a poner fácil.
- Policía local de Warren, ¿en qué puedo ayudarle? - la voz de la recepcionista contesta.
- Quisiera hablar con el teniente Smith - la chica le pide que espere un momento y le pasa la llamada.
- Teniente Smith. ¿Con quién hablo?
- Smith, soy Daniel Castel - el teniente le saluda y le pregunta como está. Daniel le pone al día de todo -. Así que necesito que se ponga en contacto con los Stark. La adopción de mi hija fue ilegal.
- Sí, tienes razón - se escucha el ruido de papeles de fondo -. Los llamaré enseguida. Y Daniel, me alegro de que hayas encontrado a tu hija.
- Gracias.
- Te llamaré en cuanto hable con los Stark.
Daniel deja el móvil y mira a su mujer.
- Todo está en proceso.
Catrina estaba ahora un poco más tranquila y se acercó a la ventana del salón, donde se veía la casa donde su hija había crecido. Agudizó el oído y escucha con atención.
David estaba discutiendo con Smith, pero el sonido de Mia llorando se llevó toda su atención. Ella hablaba con alguien. Sonríe al escuchar la voz de Joseph intentando apaciguar a su hija.
- Están entrando en razón - Shane se acerca a su madre. Él también estaba escuchando lo que pasaba en la casa de enfrente -. Smith dice que todos los papeles de la adopción son obsoletos. La custodia de Mia sigue siendo vuestra.
Catrina sonríe con lágrimas en la cara.
- Mia tiene que estar con nosotros o podremos demandarles por secuestro - Shane mira a su padre -. Smith es bueno.
- Nunca quise llegar a esto, pero ellos lo han querido.
- Daniel lo ha solucionado todo - susurra Joseph tras escuchar la conversación telefónica.
- ¿Qué? - Mia levanta la cabeza y lo mira confusa.
Joseph sonríe, se inclina y junta sus labios con los de ella.
- Nadie te va a alejar de tu familia - mira hacia la puerta -. Tengo que esconderme.
Se levanta rápido de la cama y se esconde en el armario. David y Cristina entran en cuanto Joseph cierra la puerta para no ser visto.
Mia posa la vista en sus padres adoptivos y ve que se encontraban desolados. Entendía lo que ellos sentían, pues ella tampoco quería separarse de ellos, pero su deseo más profundo siempre había sido conocer a sus padres, y ahora tenía la oportunidad de hacerlo.
Cristina no pudo evitar lanzarse a los brazos de su hija y llorar a moco tendido. No quería que Mia se marchase. Ella era su hija. La había criado, había estado con ella cuando tuvo pesadillas, no quería renunciar a ella.
- Mi niña - llora en su hombro. David las mira desde la distancia.
- Nos ha llamado un policía que llevaba el caso de tu secuestro - David se sienta junto a las dos mujeres de su vida -. Tu custodia no nos pertenece.
Mia no sabe que decir. No quería dejar de ver a sus padres. Porque eso es lo que eran David y Cristina para ella.
- Vas a tener que ir con los Castel - murmura su madre entre llantos.
- Pero no te preocupes - interviene David -. Haremos todo lo que esté en nuestra mano para que vuelvas con nosotros. Eres nuestra hija.
- No - susurra Mia -. No quiero juicios ni nada parecido.
- Pero hija... - Mia ve el dolor en los ojos de su padre.
- Daniel no me separará de vosotros. Él solo quiere que me vaya de vacaciones con él al lugar donde nací. No quería todo esto.
Mia comienza a llorar otra vez. Joseph estaba tentado a salir, envolver a Mia en sus brazos y gritar a los Stark para que hicieran lo mejor para su hija. Pero se contuvo.
- No nos puedes pedir que renunciemos a ti.
- Y no lo haréis - Mia los abraza -. Pero quiero conocer a mis padres.
Los Stark decidieron hablar con los Castel para llegar a un acuerdo. No iban a renunciar a Mia.
Joseph salió por la ventana en cuanto los padres de Mia se marcharon y entró con Daniel y Catrina minutos después.
Fue la conversación más incómoda que Mia había tenido en su vida. Daniel y Catrina accedieron a que visitaran a Mia cada tanto tiempo y pasará las próximas vacaciones de verano con ellos.