El destino

Capítulo 13.

Los cuatro lobos y el vampiro se dirigieron al Barrio Francés en el coche que habían alquilado. Daniel había comprado una casa allí, y era donde se dirigían. 

- ¿Y por donde empezamos a buscar? - pregunta Dante al llegar a la casa. 

Shane se inclina y saca un ladrillo de la fachada para sacar la llave escondida. 

- El vampiro y Will pasearán por el barrio - dice Shane abriendo la puerta -. Este barrio está lleno de vampiros, y seguro Emmett conoce a alguno. Will es para tenerlo vigilado. 

- Y también porque soy el único que sabe esconder su olor - contesta Will entrando a la casa -. Me doy una ducha rápida y nos vamos. 

Emmett mira el interior de la casa y de repente se gira, se le hacía familiar la casa de los Castel y cuando ve la que hay enfrente lo entiende.

- No habrá que buscar mucho – susurra Emmett y todos posan la mirada en él -. Mia está en la casa de enfrente. 

- ¿Como lo sabes? - Joseph se acerca a él amenazadoramente. Le dolía todo el cuerpo desde antes de llegar a la ciudad, pero no le había dado importancia, no hasta que empezó a sangrar. 

- Tiene razón - susurra Dante -. Huele y escucha. 

Joseph se concentra y lo escucha. Oye a Mia gritar de dolor. Le estaban haciendo daño, a eso se debe el dolor que estaba sintiendo y sin pensarlo dos veces y sin importarle su estado físico empieza a caminar para ir a rescatar a Mia.

- ¡Eh, eh! - Emmett se interpone en su camino -. Piensa antes de actuar. Esa es la casa de Dimitri - el olor a sangre le llega al vampiro y mira la camiseta del alfa -. Estás sangrando.  

Will coge su móvil y se lo guarda en el bolsillo del pantalón. 

- Al diablo con la ducha - coge a Emmett hecho una furia. Estaban haciendo sangrar a su hermana -. Vamos a ver cuántas amistades tienes y ver si alguna de ellas nos puede colar en esa casa. 

Los dos se marchan y Joseph se queda parado, escuchando los gritos de Mia y sintiendo su dolor. 

- Tienes que llamar a mi padre - Shane se pone frente al alfa -. Hazlo. Dante y yo recorreremos la zona. 

Joseph sabía que era lo mejor. Si ponía un pie fuera de esa casa iría directo a la de enfrente y mataría a todo el que se pusiera por en medio hasta llegar a Mia. No era un buen plan, ya que podrían matarla, y eso no lo iba a permitir. Así que obligándose se dio la vuelta y se adentra en la casa, donde llamaría a Daniel y así poder quitarse la ropa manchada de sangre. 

- ¿De verdad vamos a salir ahí fuera? - Dante señala fuera -. Huele a muerto por toda la calle. 

- Lo haremos, pero después de ordenar un poco la casa. 

 

Mia estaba encadenada con la cabeza colgando hacía abajo. Tenía cortes por todos lados y su vestido blanco había dejado su color original y ahora estaba rojo. Los cortes no sanaban, ya que Dimitri se había encargado de hacerlos con una daga de plata. 

Había perdido mucha sangre y le dolía todo, incluso la garganta de tanto gritar. 

- Creo que de momento has tenido suficiente - dice Dimitri con una sonrisa -. Aunque debo decir que me encanta oírte gritar. 

- Eres un hijo de puta - ella levanta la cabeza con mucho esfuerzo. No podía ni tenerse en pie -. Si crees que he tenido suficiente es porque no me conoces. 

- Y eres desafiante - la coge de la cara -. Te voy a hacer sufrir tanto, que desearás estar muerta. 

- ¿Cómo a Malia? - Dimitri frunce el ceño -. Jasper me contó. La tienes con vida y sufriendo. 

- Jasper es un bocazas - la suelta con brusquedad -. Pero sí, vas a sufrir tanto como ella. 

- Haz lo que quieras - Mia intenta tragar saliva por su garganta seca -. Mi manada vendrá a por mí. Saben que no estoy muerta. 

- ¿Y crees que les tengo miedo? - le clava una estaca de madera en la barriga y la saca rápidamente, haciendo que Mia grite y se quede inconsciente -. Eso sí que sanará rápido. 

 

Daniel llegó a Nueva Orleans ya entrada la noche y se dirigió a la casa donde sus hijos le esperaban. 

Joseph junto a los otros tres lobos y el vampiro le contaron lo poco que habían hecho desde su llegada. 
Emmett había hablado con unos cuantos amigos, pero ninguno le había asegurado que le ayudarían a entrar en la casa de Dimitri, ya que el vampiro antiguo había prohibido la entrada de todo vampiro esa misma tarde y aún no sabían el porqué. Emmett y Will se hicieron una ligera idea, pero no se iban a rendir. Tenía que haber una manera de entrar y lograrían hacerlo. 

Joseph no era de gran ayuda, ya que se había pasado toda la tarde gruñendo y caminando de un lado para otro, sintiéndose impotente por no hacer nada. Hacía horas que no se escuchaba a Mia gritar y las heridas de Joseph estaban casi sanadas. Eso quería decir que las heridas que le habían hecho a Mia habían sido con plata y se había desangrado, como Joseph había hecho. Pero seguía con vida y eso quería decir que ella también lo estaba. 

- ¿Joseph? - Catrina asoma la cabeza por la habitación en la que Joseph se había encerrado -. ¿Como estás? 

La mujer estaba demacrada, con ojos rojos por el llanto. 

- Un poco mejor que hace unas horas - se acerca a Catrina -. Te prometo que la traeré de vuelta y que mataré a Dimitri y Jasper por lo que han hecho. 

Catrina se abraza a él y llora en su pecho. Había vuelto a pasar. Se habían llevado a su hija y ella no había hecho nada para evitarlo. Se sentía culpable, y el saber que le estaban haciendo daño la estaba matando por dentro. Después de haberla encontrado la habían apartado de su lado una vez más. 

- No sé si pueda soportarlo - dice ella con voz ahogada. 

Joseph la acuna entre sus brazos sin saber que decir. Se sentía como ella, y no sabía qué hacer para traerla de vuelta. 

- Daniel quiere verte - se aparta de Joseph para mirarlo a los ojos -. Stephan cree que ha encontrado al brujo que ayuda a Jasper. 




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