El destino

Capítulo 19.

Mia y Joseph llegaron a la entrada de la cabaña en cuestión de minutos, y se encontraron con los demás entrando por la puerta. 

- ¿Por qué venís corriendo? - les pregunta William al verlos. 

- Malia - dice Mia sin aliento -. Malia ha intentado contactar con nosotros. 

- ¿Qué os ha dicho? - pregunta Grayson ansioso. 

- No ha hablado - responde Joseph que lo mira con ojos serios -. Ha aullado. 

- Sí - Mia asiente -. Nos ha prevenido de algo, pero no hemos entendido de qué. Está demasiado lejos para entender lo que nos quiere decir. 

Dante se los queda mirando. Ayer no pudo asistir a la reunión, ya que estaba entrenando a los miembros más jóvenes de la manada, pero hoy sí que estaba y se le había ocurrido una idea. 

- Puede que la bruja ayude con algo. 

Todos ponen la vista en él. 

- Hazla venir - Dante asiente a la orden de Joseph y se marcha. Llega minutos después con Esther. 

Mia le explica la sensación que han percibido. Esther escucha atenta, y cuando termina dice: 

- Puedo hacer que Mia intercambie su cuerpo con Malia - mira a todos -. Será el tiempo suficiente para que Malia nos diga de lo que nos quiere prevenir. 

- ¿No puede ser otra persona? - pregunta Joseph y la bruja niega con la cabeza. 

- Lo siento. Solo puede ser Mia, ya que ella es la única verdadera alfa de la que disponemos. 

Joseph se queda mirando a Mia. La ve muy decidida a hacerlo, pero a Joseph no le gusta la idea. No pensaba dejar que intercambiase cuerpo con Malia, aunque fueran unos minutos. 

- ¿Y si me intercambio yo con Tom? - propone -. Él también debe saber de lo que Malia nos quiere prevenir. 

- ¿Y si no es así? - pregunta Mia -. No podemos arriesgarnos. 

- No pienso permitir que tú te arriesgues - Joseph alza un poco la voz -. Ya has pasado por mucho. 

Todos en la cabaña estaban en silencio, mirando como los dos alfas discutían. 

- ¿Mia sufrirá algún daño? - susurra William a la bruja. Esther lo mira y no contesta - Ya veo. 

Will vuelve a mirar a la pareja. A él tampoco le hacía gracia que su hermana hiciera eso, mucho menos si se ponía en peligro. 

- Mia, Joseph tiene razón - dice él con voz razonable -. Es muy peligroso. Ya encontraremos otra manera. 

- Ves, hasta tú hermano me da la razón - Joseph alza el brazo señalando a Will. 

- Joseph... - Mia intenta hablar, pero Joseph la corta. 

- He dicho que no - los ojos de Joseph se vuelven rojos -. No hay más que hablar. No lo harás y punto. 

Mia suspira cansada. No le hacía gracia tener que hacer eso, pero era la única forma en la que Malia podía decirles. 

- Todos vosotros. Fuera - ordena ella -. Tengo que hablar con Joseph. 

Poco a poco todos salen de la cabaña hasta dejar lo solos y ambos se fulminan con la mirada. 

- Sabes que esa es la manera más rápida de saber lo que nos quiso decir - habla ella primero -. No entiendo por qué te opones. 

- ¿De verdad no lo sabes? - Joseph estaba furioso -. ¿Después de lo que me contaste ayer quieres que me quede de brazos cruzados y vea como sufres? Lo siento, pero no. Ya me bastó con lo de Nueva Orleans. 

- Esto no va a ser como en Nueva Orleans - se pasa la mano por el pelo y cierra los ojos. Sabía que Joseph no iba a dar su brazo a torcer en este tema -. ¿Y si ella sabe los planes de Jasper? Nos vendría muy bien. 

- No. 

Alza la cabeza al techo y suspira. 

- No vas a ceder, ¿verdad? - pregunta resignada. 

- No. 

- Vale - Joseph frunce el ceño -. Pero no me importa que no quieras que lo haga. Lo voy a hacer quieras o no. No me va a pasar nada. 

- Inténtalo - la mira desafiante -. Soy capaz de hacer lo que sea para que no lo hagas. 

- ¿Es una amenaza? - lo mira con una ceja alzada -. No me gusta que me amenacen. 

- Podéis ir los dos - Will asoma la cabeza por la puerta. Había estado escuchando, al igual que todos -. Esther dice que puede. 

Mia se cruza de brazos y lo mira con ambas cejas alzadas. El chico se la queda mirando, sopesando la situación. Si iba con ella podría protegerla. 

- Pasad - alza la voz y cuando vuelven a entrar se queda mirando a la bruja -. Prepara el hechizo. 

Esther asiente y se marcha para preparar lo necesario. 

A Will seguía sin hacerle gracia. Le lanzó una mirada a su hermano mayor, que miraba preocupado a los dos alfas. 

- No es seguro que hagan esto - susurra William -. No deberían arriesgarse tanto. 

- Lo sé - contesta Shane -. Pero no podemos oponernos. 

- Si les pasa algo papá nos matará, para luego revivirnos y que mamá acabe con nosotros. 

- También lo sé - Shane mira a su hermano -. Solo esperemos que todo salga bien. 

- Más nos vale - contesta Will viendo como Esther entraba de nuevo en la cabaña. 

- Tenéis que beberos esto - les entrega un bote de cristal con un líquido ambarino muy parecido al whisky -. Esto hará que os relajéis de tal manera que abandonéis vuestro cuerpo. Pero antes de beberlo tenéis que concentraros en Malia y Tom. Desear estar en sus cuerpos. El hechizo hará el resto. 

Joseph y Mia asienten y se miran. 

- ¿Listo? - pregunta ella con un susurro. Estaba asustada. Joseph entrelaza su mano con la de ella y le da un apretón cariñoso. 

- No quiero que le digan nada de esto a nadie - dice Joseph sin apartar la mirada de Mia -. Les diremos a los demás cuando estemos de vuelta. ¿Queda claro? 

Mira a los demás en la cabaña y todos asienten. 

Ambos cogen aire y se dirigen a sentarse antes de empezar. 

- Pensar en Tom y Malia - susurra Esther -. Solo pensar en ellos y cuando estéis listos beber. 

Mia y Joseph cerraron los ojos, e hicieron lo que Esther les había dicho, y antes de beber se miraron a los ojos. 

Esther empezó con el cántico en una lengua extraña, y cuando había terminado los dos alfas estaban con los ojos cerrados, y al volver a abrirlos, ya no eran ellos. Los ojos de ambos eran rojos y miraron a su alrededor con miedo. 




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