El Destino De Annie Williams [nd#1]

Capítulo 8

Me tomó ahora del brazo sano y me "escoltó" hacia la salida del patio.

Pero aún tenía la sensación de que algo no estaba bien.

Narra Ziel:

- ¡¿En qué rayos pensabas Meredith?!- Pregunté enfadado.

-Yo s-sólo quería protegerte. - Pausó y bajó la mirada. - E-Es que como te fuiste así de repente cuando la viste, creí que ella te había hecho algo. - Explicó, su voz sonaba quebrada, como si estuviera a punto de largarse a llorar, pero eso no disminuyó mi enojo.

- ¡Eso no te da derecho a hurgar en sus recuerdos y casi arrancarle el brazo! - Exclamé y ella elevó la mirada indignada.

-No seas exagerado, fue sólo un pequeño rasguño. - Se encogió de hombros. - Además, sólo vi uno cuantos recuerdos. - Le quitó importancia.

- ¿Sólo unos cuantos recuerdos? - Respiré profundamente tratando de tranquilizarme. - ¿Eres consciente de lo que pudiste haber provocado si Annie recuperaba esos recuerdos? ¡Pudiste ponernos en riesgo a todos!

-Tranquilo, ella sólo llegó a ver imágenes, yo fui la única que lo escuchó. - Rodó los ojos.

-No te correspondía escuchar nada de eso Meredith, acabas de alterar el destino. - Murmuré con los dientes apretados.

- ¡Pues no lo sabía! - Gritó moviendo sus brazos. - No es mi culpa que hayas hecho un pésimo trabajo al borrar sus recuerdos, no tuve ni que forzarlos, ellos vinieron por sí solos. -Se acercó a mí.

Es ahora o nunca.

-Oh, no te preocupes. - La miré directamente a los ojos. - No volveré a cometer el mismo error.

Duerme. - Murmuré en mi mente e inmediatamente cerró sus ojos, la tomé entre mis brazos antes de que cayera.

Vamos a recuperar la línea del destino.

Vamos a recuperar la línea del destino

Narra Annie:

Caminaba junto a Mike por un pasillo totalmente desconocido para mí.

- ¿No se supone que debemos ir al salón principal? - Indagué al ver que doblamos en otro pasillo nuevamente desconocido.

-Tenemos que curarte eso. - Señaló mi brazo. - Creo haberlo dicho antes. - Dijo y justo en ese momento se detuvo, abriendo una puerta. - Las damas primero. - Hizo una especie de reverencia invitándome a pasar.

Entré lentamente y pude suspirar con alivio al ver que era una especie de enfermería, había tres camillas que eran separadas por cortinas gruesas de muchos colores, volteé la mirada y vi algunas sillas de color azul marino que estaban aparentemente pegadas a la pared, también había un pequeño escritorio con una silla detrás y dos delante.

-Ven, siéntate. - Escuché decir a Mike, giré a verlo. - Aquí. - Palmeó una de las camillas, me acerqué allí y me senté en la orilla de esta.

Mike, por otro lado, tomó una de las sillas que estaban cerca del escritorio y la acercó colocando el botiquín sobre sus piernas. Sacó un paquete de algodón y una pequeña botella de alcohol.

Abrió el paquete y sacó una bolita de algodón, la bañó con cierta cantidad de alcohol y la acercó a mi brazo, empezó a limpiar las heridas lentamente, empecé a sentir el familiar escozor, pero me sentí orgullosa al no hacer ni una mueca de dolor.

- ¿Has pasado por muchas situaciones así? - Cuestionó Mike, lo miré fijamente mientras él continuaba desinfectando las cortadas.

-Más de las que puedo contar. - Suspiré pesadamente. - Es que, aunque no lo parezca, soy un imán para los problemas.

-Créeme, sí lo parece. - Rio un poco ganándose un leve golpe en el hombro de mi parte.

-Eres malo. - Dije inflando mis mejillas. - Además, no creas que me he olvidado de lo que ha pasado, quiero explicaciones. - Murmuré y pude ver como Mike inmediatamente se tensó.

-Las explicaciones no te las debo dar yo. - Me miró a los ojos. - No me corresponde a mí.

-Entonces, ¿A quién? Si se puede saber. - Cuestioné.

-Qué bueno que lo dijeras así, uff. - Suspiró y se pasó la mano por la frente como si se hubiese sacado un peso de encima. - No se puede saber. - Dijo rápidamente y se puso de pie. - Vamos, tengo que cumplir la orden y llevarte con tus compañeros.

Iba a quejarme, pero luego recordé que habían dicho que ya estaban todos en el salón y me paré rápidamente.

-Diablos, el señor Weed va a regañarme. - Gruñí y pisé fuertemente.

-Tranquila, le pusimos una distracción para que no notara tu ausencia. Ese viejo es un gruñón. - Masculló.

-Lo sé, créeme lo sé. - Palmeé su hombro y caminé hasta la puerta, traté de abrirla, pero como todo me mal esta se abrió sola con fuerza e impactó directamente en mi nariz. - ¡Auch! Destino, ya en serio, ¿Qué te hice para ganarme este desprecio? - Mascullé elevando la mirada, causando la risa de Mike y la de Ziel, quien fue el que abrió la puerta.

Sentí como un líquido espeso saliendo del orificio de la nariz, dirigí mi mano hasta allí y pude distinguir el rojo de mi sangre.

-Lo siento mucho. - Se acercó Ziel preocupado, tomó mi barbilla y la elevó, echando mi cabeza hacia atrás.

-La vas a matar. - Dijo Mike retirando la mano de Ziel de mi barbilla. - Si colocas su cabeza así causarás que se trague su sangre. Ven.- Dijo, palmeando una de las sillas pegadas a la pared.- Siéntate derecha e inclínate hacia adelante.- Hice lo que me pidió.

Tomó el botiquín que había dejado sobre el escritorio minutos antes y sacó lo que parecía ser una toallita húmeda. Se acercó arrodillándose frente a mí y limpió lentamente mi nariz.

- ¿Cuándo aprendiste a hacer eso? - Levanté la cabeza para encontrarme con un Ziel completamente confundido.



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En el texto hay: desconocidos, destinos, cuadernos

Editado: 23.12.2020

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