El Destino De Annie Williams [nd#1]

Capítulo 10

El destino de Annie Williams estaba total y completamente en blanco.

-Tenemos que mantenerla vigilada, hay algo en ella que no está bien. - Dijo Ziel elevando su mirada hasta que chocó con la mía.

-No creo que haya nada malo con ella. - Le digo frunciendo el ceño levemente. - Es sólo una chica normal a la que le suceden cosas malas. Osea, una típica adolescente. - Me encojo de hombros.

- ¡Ella no es de confiar! - Exclamó y chocó su puño fuertemente sobre la mesa.

- ¡No puedes juzgar a alguien solo porque su destino no está escrito! - Grité. - ¿Acaso no eras tú el que decías que si estuviera en tus manos cada persona podría decidir su propio destino? - Cuestioné furioso. - ¿Dónde quedó eso de la libertad y el deshacerse de los cuadernos? ¡Es que acaso no ves que esta es una oportunidad!

- ¿Oportunidad? - Indagó confuso. - ¿Cómo rayos un libro en blanco puede ser una oportunidad? ¡Es una anomalía! ¡Esto no debería suceder! Hace tres días revisé su libro y estaba bien, todo estaba en su sitio, su futuro estaba escrito, y de la nada viene y se queda en blanco. ¿Eso no te resulta extraño?

- ¡Claro que es extraño! - Suspiré pesadamente tratando de calmarme. - Pero el que sea extraño no quiere decir que esto haya sido causado por ella. No creo que sea una mala persona.

- ¡¿Por qué la defiendes tanto?!. - Gritó y yo salté en mi sitio asustado por su arrebato y al asimilar su pregunta lo miré indignado.

- ¡Porque esto no es su culpa, es tuya! - Exclamé y él me miró confundido. - Piénsalo, ¿Quién fue el que se metió en su vida? ¿Quién fue el que además de borrarle la memoria la dejó sola con una desquiciada? ¿Eh? - Cuestioné exasperado. - ¡No quieras echarle la culpa a una adolescente de algo que claramente provocaste tú! - Lo señalé, él bajó la mirada y vi como una lágrima se deslizaba por su mejilla.

-Lo sé. - Susurró tan bajo que casi no pude escucharlo. - Lo sé, es mi culpa, todo esto es mi culpa... Papá me matará. - Murmuró, y se dejó caer de rodillas al suelo.

-No lo hará, no dejaré que te ponga ni un solo dedo encima. - Me acerqué a él, sentándome a su lado y atrayéndolo hacia mis brazos. - Sólo hay que buscar un modo de solucionarlo.

-No lo hay. - Dijo entre sollozos.

-Claro que tiene que haberlo, vamos a recopilar información. - Dije. - Te haré algunas preguntas y tienes que contestarme con todos los detalles. - Digo y él asiente. - ¿Qué pasó en la enfermería cuando salí? - Al hacer esta pregunta él inmediatamente se tensó alejándose lentamente de mí.

-E-Ella lo sabía. - Murmuró mientras más lágrimas salían de sus ojos. - D-De verdad me asusté, yo no e-estaba en mi forma normal, entonces no sé c-cómo lo supo. - Tembló.

- ¿Sabe qué? - Cuestioné confundido.

-Que yo era el destino. - Susurró volviendo a acercarse a mi hundiendo su cara en mi pecho, y ahí se durmió.

Desde el inicio supe que mi hermano no iba a poder con esta carga, era demasiado para él, aún no estaba preparado para llevar un mundo en sus hombros. Él en su momento se negó a asumir el cargo, pero al ver que si no aceptaba el cargo me sería otorgado a mí, decidió ser el hermano "bueno" y sacrificarse, cuando yo no necesitaba que lo hiciera.

-Ay, hermanito, creo que llegó el momento de convertirme en el hermano bueno. - Susurré y me decidí completamente.

Hablaría con mi padre.

Hablaría con mi padre        

Narra Annie:

Mi mente se encontraba completamente en blanco desde que Mike me había dejado en el instituto, estaba muy confundida, no sé cómo rayos supe que Ziel era el tan nombrado Destino, pero era como si mi mente lo supiera desde antes.

Y toda la culpa se la echo a Meredith, desde que esa niña había puesto sus ojos escarlatas sobre mí, una energía desconocida recorría mi cuerpo.

Me tiré en mi cama respirando profundamente. No sabía qué hacer, todo lo que había ocurrido era muy extraño, pero algo me decía que no podía contárselo a nadie porque si no todo sería peor. Suspiré irritada y hundí mi cabeza en la sábana soltando un grito de frustración.

Estaba a punto de tirar mi almohada contra la pared cuando unos leves toques en la puerta me detienen.

- ¡Adelante, está abierto! - Grité, no me importaba quién era, solo pensaba en que necesitaba olvidarme de todo. Pude ver como Tomás asomaba su cabeza y le hice señas con la mano para que pasara. - ¡Tommy, lo siento por abandonarte! - Exclamé abriendo mis brazos para que se acercara a abrazarme y así lo hizo.

-No importa. - Dijo restándole importancia. - Pero no creas que te salvaste, tienes que contarme por qué te fuiste con ese chico. - Me tensé casi de inmediato al escucharlo.

Piensa Annie, piensa, invéntate algo.

-Pues, sabes que siempre ando de distraída. - Expliqué. - Bueno, yo iba caminando por uno de los pasillos y por estar mirando hacia otro lado no me di cuenta de que alguien estaba abriendo una puerta y choqué con ella, entonces, el chico, al sentirse culpable, se ofreció a llevarme. - Culminé encogiéndome de hombros.

-Está bien, voy a ignorar el hecho de que me acabas de mentir y voy a suponer que es porque es algo importante que no puedes contar. - Dijo separándose de mí, lo miré asustada.

- ¿C-Cómo? - Pregunté nerviosa.

- ¿Que cómo lo supe? - Preguntó y asentí. - Pues porque, primero, las puertas del orfanato se abren hacia adentro. - Dijo riendo. - Y segundo, porque te conozco, tontita. -Empujó levemente mi hombro con su puño.

-Lo siento, es que es algo, que no me corresponde a mí decir. - Susurré bajando la mirada.



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En el texto hay: desconocidos, destinos, cuadernos

Editado: 23.12.2020

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