- Así que tú eres mi reemplazo. - Su mirada me recorrió de pies a cabeza. - Veo que tienes mala suerte, viejo. - Chasqueó la lengua. - Después de todo estás destinado a engendrar hijos imperfectos.
- ¡Tú no eres mi hijo! - Gritó mi padre tratando de levantarse de la silla, pude notar que había una fuerza invisible que los mantenía ahí. - ¡Eres un monstruo! No te dejes engañar Mike, solo quiere confundirte.
- ¿Confundirlo? ¿Qué ganaría yo con eso? - Cuestionó James mirándolo enojado.
-Lo que siempre has querido, tener el destino en tus manos e ir en contra de lo que el mundo quiere. - Masculló mi padre furioso.
- ¿Qué sabes tú lo que el mundo quiere? Siempre haces lo que es conveniente para ti, hasta manipulabas a tu propio hijo solo para conseguir lo que querías. - Dijo temblando de la rabia.
- ¿Y qué era lo que quería según tú? - Preguntó mi padre.
-Tener el mundo para ti y las personas que crees perfectas. Porque es muy fácil para ti vivir sin restricciones mientras hay personas que no pueden decidir ni qué desayunar por las mañanas porque hay alguien más que lo hace por ellos. - Gruñó, pensaba interrumpir, pero algo me dijo que debía permanecer callado, así que me quedé quieto en mi lugar.
- ¡Yo no fui el que decidí que fuera así! - Gritó mi padre.
- ¡Pero tuviste la oportunidad de cambiarlo! - Exclamó James. - Pero no lo hiciste, y cuando viste que yo estaba dispuesto a hacer lo que tú no lograste en años te pusiste en contra de mí y me llamaste error, porque eso es para ti todo aquello que va en contra de lo que quieres ¿Cierto? Querías seguir siendo superior a los demás, tener el control. - Masculló.
- ¡Y-Yo no quería eso! - Exclamó mi padre con la voz cortada, era raro verlo así, por primera vez se mostraba vulnerable.
- ¿Entonces por qué lo hiciste? - Cuestionó James en un sollozo ahogado.
- ¿Por qué hice qué? - Preguntó mi padre.
- ¿Por qué me mataste? - Lágrimas salían de sus ojos.
-Porque el mundo lo quiso así. - Murmuró mi padre y entonces, todo rastro de sentimientos en James se borró y sus labios se curvaron en una sonrisa aterradora.
- ¿No será que me convertí en algo que sabías, no eras capaz de controlar? - Preguntó James, su voz era más gruesa que antes.
-No sé a qué te refieres. - Dijo mi padre bajando la mirada.
- ¿No? - La sonrisa de James se amplió más. - Que mal, voy a tener que aclarar un poco tu mente. - Se acercó lentamente a mi padre sin borrar la sonrisa de sus labios.
- ¡Mátalo, Mike! - Exigió mi padre mirándome a los ojos. - ¡Mátalo antes de que haga algo que nos perjudique a todos!
Norte
- ¡Mike, ve por ayuda! - Gritó Zack de repente sacudiéndose enojado, hasta tomar su forma de defensa e intentar forcejear, pero aun así no pudo levantarse.
Sur
- ¡Usa tus poderes y derríbalo! - Exclamó Ziel también tratando de levantarse, pero al igual que los otros, no pudo.
Este
-Tonto. - Susurró Annie y de inmediato todas las miradas, incluyendo la mía se posaron en ella. - No sé cómo es que no te has dado cuenta de que cometiste no solo uno, sino tres errores muy grandes. - Dijo soltando una leve carcajada.
- ¿De qué estás hablando? - Le preguntó James desafiante enarcando una ceja.
-Primer error, no debiste dejar que siquiera llegara aquí. - Masculló soltando un gruñido y se puso de pie ganándose la mirada sorprendida de todos.
- ¿C-Cómo? - Indagó James confundido.
- ¡Ahí está el segundo error! Subestimarme. - Murmuró sonriendo ladina.
-Esto no debería estar pasando. ¡Tú tienes la marca de las manecillas, lo vi en tu cuaderno! La fuerza debió funcionar contigo. - Exclamó.
- ¿Enserio la tengo? - Indagó y se hizo la sorprendida. - Que yo sepa no tengo nada.
- ¡La tienes ahí! ¡En tu cadera! - Exclamó señalando el lugar mencionado alterado.
Annie se levantó levemente la blusa mostrando la piel sin ninguna marca en ella y no sé por qué sentí una leve presión en mi pecho.
-Yo no veo nada. - Dijo Annie sonriendo y soltó su blusa acomodándola nuevamente en su lugar.
-P-Pero...-Susurró James.
-Creo que ninguno de ustedes entendió bien el mensaje del mundo. - Murmuró. - Piensen en esa parte que dice: Ahora solo hay cuatro opciones norte, sur, este y oeste, no escojas la dirección incorrecta porque podrías provocar tu muerte. Cada opción te lleva a un lugar, pero eso tú tendrás que averiguar, busca las manecillas de la brújula para el camino correcto encontrar, así el destino seguirá su curso y no quedará lugar para el que un día se opuso. - Mencionó acercándose a mí.
-No entiendo, ¿A qué quieres llegar? - Cuestionó James en un gruñido.
-Creí que solo eras malo en historia. - Dijo Annie y soltó una risita. - Todo esto era parte del plan. - Mencionó e inmediatamente James fue arrastrado por una fuerza misteriosa y fue sentado en la silla en la que antes estaba Annie. - Ahora sí podemos empezar. - Aplaudió y volteó a mirarme. - Tengo que ayudarte a ver cada punto. - Murmuró masajeando su cuello.
-Pero... No tienes la marca de las manecillas. - Dije mirándola confundido, ella solo sonrió.
-La pregunta aquí es, ¿Existe tal marca? - Enarcó una ceja mirándome directamente a los ojos y pude ver un destello amatista en estos. Y mi mente se aclaró. - Es exactamente lo que estás pensando, Mike. Y es justo el tercer error: No hay ninguna marca, yo soy la manecilla. - Murmuró sonriendo.