Iba a decir algo, pero Annie tomó rápidamente mis manos y aparecimos nuevamente en la marca del destino actual, el hilo de luz salió del pecho de Zack y se dirigió hacia el de Ziel, él nos miró asustado y eso me dio curiosidad, la flecha se incrustó en su corazón y aparecimos en La guarida y abrí completamente mis ojos al ver lo que ocurría en la sala de archiveros.
Ahí estaba Ziel, riendo como desquiciado mientras arrancaba hojas de los libros del destino. Había miles de libros desparramados en el suelo, caminé hasta donde él se encontraba y vi el nombre de la persona "Molly Andrew" y no pude evitar sentirme mal por ella al ver como Ziel arrancaba una página en la que a ella se le veía feliz con su familia en el parque.
Ziel seguía arrancando página tras página y el dolor invadía completamente mi pecho.
-Es tu culpa. - Lo oí susurrar e inmediatamente fijé mi vista en el sorprendido, pero él no me veía a mí, veía un punto fijo en la pared, parecía perdido en sus pensamientos. - Todo esto es tu culpa, Mike. - Masculló, estrujando la hoja que se encontraba en su mano. - Si tan sólo no hubieses nacido, si tan solo te hubieses ido. - Suspiró. - Todo estaría mejor, papá me prestaría atención sólo a mí y no preguntaría por ti en todo momento. - Bajó la mirada, pero la levantó rápidamente al escuchar pasos corriendo por el pasillo, utilizó sus poderes como destino y colocó rápidamente todos los libros en su lugar.
Y entonces quedé en completo shock al verme entrar en la sala luciendo ajetreado. Completamente rojo por la carrera.
- ¡Ziel! - Gritó mi yo más joven brindándole una gran sonrisa al susodicho, este respondió de la misma manera, pero por alguna razón, pude notar, que esta sonrisa era completamente falsa.
Annie me haló del brazo y me hizo sentar en una de las sillas que había en la sala. Me brindó una pequeña sonrisa llena de compasión y luego volvió a enfocar su vista en el recuerdo, yo hice lo mismo.
- ¿Qué pasa Mike? ¿Por qué estás todo colorado? - Preguntó sonriendo burlón. Y recordé exactamente el por qué estaba así y no pude evitar sonrojarme. Escuché la leve risa de Annie y eso hizo que mis mejillas ardieran más.
Era muy raro verlo así, en tercera persona, pues recordaba haberlo vivido en carne propia.
- ¡Besé a Valeska, Ziel! ¡Por fin me atreví a hacerlo! - Exclamó mi yo más joven contento, volteé a ver a Annie y esta ahora tenía una expresión seria adornando su cara. - ¡Fue mágico! Me sentí en el cielo, flotando entre las nubes. - Dijo soltando una risita y sonrojándose. - Quiero contárselo a Calem también ¿Lo has visto? - Fruncí el ceño ¿Quién es Calem?
-Él salió un rato con papá. - Dijo Ziel y se encogió de hombros. - Pero eso no importa ahora, ¡Por fin! Ya era hora, eres todo un hombre. - Murmuró y se acercó a abrazarme/lo. - Te felicito, ¿Y qué hiciste después? - Preguntó enarcando una ceja alejándose lentamente de mí. Sentí mis mejillas completamente calientes al recordar lo que dije en ese momento, y agaché la mirada avergonzado.
-Pues, vine a contarte. - Sonrió/sonreí inocente encogiéndome de hombros. A mi lado, Annie soltó una estridente carcajada.
-Eras tan tierno. - Dijo con la voz fina, como si estuviera hablándole a una bebé.
-Claro que no, soy todo un hombre. - Dije volviendo mi vista hacia el recuerdo.
-Los hombres pueden ser tiernos. – Replicó y bufé.
- ¿Enserio no hiciste nada más? - Preguntó Ziel burlón.
-No, quería contarte, así que corrí y vine. - Dijo mi yo más joven frunciendo el ceño. - ¿Eso es malo? - Preguntó inocente.
-Pues claro que es malo, debiste decirle que te gustaba, ahora estará confundida. - Mencionó Ziel rodando los ojos.
- ¿Y por qué va a estar confundida? ¡La besé! - Exclamó él sin entender.
-Pero con un beso no sabrá que te gusta. - Masculló Ziel y yo me encogí de hombros.
-Pues no me importa, la besé y ya. - Se cruzó de brazos haciendo una mueca para luego suspirar. - Tienes razón, debí haberle dicho. - Susurró bajando la mirada. - ¡Ya sé! - Exclamó de golpe. - ¡Iré ahora y le diré! ¡Me llamas cuando llegue Calem! ¡No se lo digas tú, yo mismo quiero decírselo! -Corrió hacia la puerta y la abrió.
-No creo que sea buena i-. - No terminó de decir la frase porque ya había salido.
Ziel se tiró al suelo, agotado y suspiró pesadamente, diez minutos después vi como Robert entraba a la habitación con las manos manchadas de sangre.
- ¿Qué? - Oí que susurró Ziel mirando con los ojos completamente abiertos a Robert. Esto hizo que el susodicho mirara hacia donde Ziel alarmado, pero al ver de quien se trataba suspiró tranquilo.
-Hijo, me asustaste. - Murmuró Robert, caminando hacia uno de los gabinetes sacando un pañuelo, para luego proceder a limpiar sus manos lentamente.
- ¿Qué pasó? ¿Te heriste? ¿Dónde está Calem? - Preguntó poniéndose rápidamente de pie, examinando de pies a cabeza a Robert para luego buscar detrás de él al tal Calem. Robert de repente se puso a llorar fuertemente, era obvio que era actuado, pero al parecer Ziel creía que era real y colocó su mano en el hombro de este.
-Tu hermano, él ha muerto. - Sollozó, y yo apreté los puños enojado. - Unos intrusos nos atacaron y Calem luchó valientemente, pero lamentablemente no pude hacer nada y resultó gravemente herido, no pudimos hacer nada.
Hermano
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Mamá lo sabe? - Cuestionó con lágrimas saliendo de sus ojos.