Y yo en ese momento juré internamente que haría pagar a ese bastardo.
Volvimos a la marca actual y casi inmediatamente el hilo de luz se dirigió hacia James. Todo el escenario cambió y ahora estábamos nuevamente en la guarida, miré confundido hacia Annie, pero ella solo se encogió de hombros y empezó a caminar. La seguí rápidamente hasta llegar a una de las habitaciones que se utilizaban solo cuando llegaban invitados.
Pude escuchar voces a través de la puerta así que la abrí, encontrándome con un James algo más joven sentado en la orilla de la cama y frente a él, Robert. Me apoyé en una de las paredes mirando con atención.
-Hijo, quiero que me acompañes al bosque. - Murmuró Robert totalmente serio. - Tengo algo muy importante que decirte.
- ¿Por fin te has dado cuenta de tu mal juicio? - Preguntó James con la esperanza reflejada en sus ojos. - ¿Dejarás a los niños en paz?
-Calem, ya les he dicho a tu madre y a ti que no cambiaré de opinión sobre eso. - Masculló Robert frunciendo el ceño enojado. No me sorprendí al ver que se refería a James como Calem, ya lo había deducido anteriormente, bueno, era obvio.
-Entonces, ¿Qué es lo que quieres? - Preguntó James, la esperanza desapareciendo rápidamente de su mirada. Robert suspiró pesadamente y de repente su mirada se iluminó como si se le hubiese ocurrido algo.
-Un grupo de visitantes llegó esta mañana, dijeron que tenían la solución para deshacerse totalmente de los cuadernos. - Explicó Robert con una sonrisa ladina. - Ya que eres el que más interés ha mostrado en ese tema, quise que fueras tú el primero en hablar con ellos.
- ¡¿Enserio?! - Exclamó James alegre, se paró de un salto y se lanzó a los brazos de Robert abrazándolo fuertemente. - Gracias, sabía que no todo estaba perdido. - Susurró apretándolo más y sentí una total repulsión al ver como Robert correspondía el abrazo con una sonrisa de satisfacción.
-Todo por mi hijo. - Murmuró Robert alejándose lentamente. - Bueno, nos encontraremos en el bosque a las 5: 45, no faltes.
- ¡No te preocupes, ahí estaré! ¡Llegaré 10 minutos antes! - Gritó James sonriendo ampliamente y volviendo a lanzarse sobre Robert, para esta vez abrazarlo suavemente. - Te quiero, padre. - Al James decir esto la cara de Robert se puso completamente tensa siendo consumida por la seriedad.
-Dejémonos de cursilerías y vete a duchar, no queremos que los visitantes se vayan solo por tu mal olor. - Dijo y James soltó una risa divertida.
- ¡Okey, ya voy! - Exclamó e hizo un saludo militar para luego correr hacia el baño, Robert soltó un suspiro pesado y se llevó la mano al pecho, pero se tensó completamente al ver como James asomaba su cabeza desde la puerta del baño. - De verdad te quiero. - Susurró y volvió a entrar. No sé si fue una ilusión, pero creí ver como una lágrima se deslizaba por la mejilla de Robert. Este salió de la habitación rápidamente y todo quedó en silencio.
Giré mi mirada en busca de Annie, pero esta no estaba ahí, fruncí el ceño confundido, pero permanecí ahí, sentía que eso era lo que debía hacer.
Luego de unos minutos James salió del baño completamente vestido y se dejó caer a la cama con una gran sonrisa.
- ¿Ves mundo? - Suspiró mirando el techo. - Te dije que si le dabas una oportunidad podía cambiar. - Su sonrisa se agrandó. La puerta se abrió captando su atención y por esta entró Ziel.
- ¿Por qué tan feliz? - Preguntó Ziel, sentándose a su lado.
-Saldré en la tarde con papá, vendremos con buenas noticias. - Dijo feliz mirándolo a los ojos, se me escaparon un par de lágrimas al ver la felicidad que irradiaba.
- ¿Qué buenas noticias? - Cuestionó Ziel confundido.
- ¡Es una sorpresa! - Exclamó sonriendo.
-Está bien, está bien. - Dijo alzando las manos rindiéndose. - Me alegra verte feliz. - Susurró.
-Pues vete acostumbrando porque estaré todo el tiempo feliz si esto sale bien. - Murmuró rebosante de alegría.
-Espero que así sea entonces. - Suspiró Ziel.
-Yo también. - Rio levemente James, se levantó levemente de la cama y sacudió el cabello de Ziel para luego ver el reloj que se encontraba sobre su escritorio. - ¡Es hora, deséame suerte! - Exclamó y saltó de la cama corriendo para luego salir de la habitación.
Corrí detrás de él alarmado, viendo como salía por la puerta principal.
- ¡No vayas! - Grité, pero él no me escuchaba, seguía corriendo conmigo detrás de él. - ¡Por favor, no vayas! ¡Te lo ruego! - Gritaba y gritaba, pero él continuaba.
Daba saltos de felicidad y sonreía ampliamente, sin imaginarse lo que le pasaría, lo que su destino le depararía.
Vi cómo se detenía frente a la marca y miraba hacia todos lados en busca de Robert, miró su reloj de muñeca y suspiró suavemente sacudiendo sus manos y pies para deshacerse de los nervios.
-Vete por favor. - Susurré en medio de un sollozo. Pero él no me escuchó, se sentó sobre la marca con la vista puesta en su reloj.