Después de que terminará el receso, regresaron a clases. Así fue su rutina hasta que llegó la hora de salida.
Helen se ofreció en llevar a Emma, pero esta última se negó, aun así su amiga quiso esperarla y así lo hizo.
Emma caminaba hacia la biblioteca para pedir prestado ese libro que había llamado su atención. Al llegar observa a lo lejos al chico nuevo buscando un libro. Ella se acercó para conversar con Anna la bibliotecaria.
-¡Hola! Emma ¿Qué te trae por aquí a esta hora?- dice Anna viendo su reloj
-Anna, he venido a pedirte un favor -suspira suavemente- por favor podrías prestarme un libro- Emma se lo conto muy nerviosa y apenada
-¡Por supuesto! Anda búscalo, me lo traes cuando lo acabes de leer- sonríe Anna con dulzura
-¡Eres un sol!-brinca emocionada Emma dándole un abrazo, el cual Anna corresponde inmediatamente
Se dirige hacia el pasillo siete, camina hasta el final, observa detenidamente cada libro hasta que lo encuentra. Va de regreso hacia la entrada, pero tropieza con alguien cayendo al suelo. Ella se levanta con un dolor en los glúteos, mira en dirección al causante de ello, nada más y nada menos que el chico nuevo "Ricardo", él se levanta con rapidez.
-¿No miras hacia dónde vas? -el chico estaba enojado.
-¡Fuiste tú el que tropezó conmigo!-al ver que no iba a disculparse, agrego- no pienso seguir perdiendo el tiempo hablando contigo- siguió el camino un poco enojada por aquel incidente.
Salió de la biblioteca al despedirme de Anna. Corre para llegar al estacionamiento, había olvidado que Helen la esperaba.
Helen estaba preocupada por el semblante de Emma debido a que estaba roja, pero de la rabia. No quiso preguntar para no pagar los platos rotos de otro, mientras que Emma ardía del enojo por dentro.
Al situarse en la casa, el carro se detiene. Helen se despidió de su amiga. Emma solo camino lo más lento que pudo para relajarse y así poder enfrentarse a su soledad.
Detalla su casa al entrar, recordando su infancia. Todo cambio a partir del momento que a sus padres le llegaron un montón de propuestas de trabajo lejos de casa. Apenas ella tenía 7 años cuando se mudaron de Chicago a Escocia. Fue duro al principio, sus padres ya no estaban casi con ella para no decir casi nunca.
Una lágrima se deslizo por su mejilla, haciendo que ella soltará una pequeña sonrisa de añoranza, alejó sus recuerdos para volver a la realidad. Subió a su habitación, se sentó en su escritorio abrió su bolso y alcanzo el libro que tenía tantas ansias de leer “Un Londres Perdido en el Tiempo”.
“El Gran Incendio de Londres que arrasó la ciudad en Inglaterra".
"El fuego se desató en la madrugada del 2 de septiembre, comenzó en la panadería de Thomas Farriner en Pudding Lane, el fuego fue empujado al norte, el corazón de la ciudad”...
Leía tranquilamente hasta que tocaron la puerta. Cerró el libro y se aproximó a la puerta.
-¡Buenas noches! Señorita tiene visita -Giselle le informa a Emma con una sonrisa pícara
-¡Buenas noches! Giselle ¿Quién me busca?- responde atónita ante las palabras de Giselle
-Un hombre acompañado. No me quiso decir su nombre, solo me dijo que debía hablar con usted, un asunto importante- finalizo la muchacha
-¡De acuerdo! Dígale que ya bajo -Giselle asintió con la cabeza y se fue mientras que Emma se acomodaba un poco el cabello para bajar pensando que podría ser uno de los clientes de sus padres como en otras ocasiones.
Cerró con seguro su habitación. Bajo hacia la sala donde pudo visualizar a un hombre alrededor de cuarenta años sentado al lado de una mujer que debería tener unos años menos y un chico de su misma edad. Se acercó a ellos.
-¡Buenas noches! Mis padres no se encuentran en casa- sonrió lo más natural posible.
-¡Buenas noches! Señorita Emma, no estamos buscando a sus padres, queremos hablar con usted- le habló la señora.
- Queremos hablar sobre…- fue interrumpido por el joven- Padre al menos preséntate, no ves que ella ni siquiera sabe quiénes somos- le reprocho el joven un poco disgustado.
- Tienes razón hijo, disculpe mi falta de educación soy Eduardo, ella es mi hermana Fernanda y él es mi hijo Arturo- sonríe con sencillez- le quisiera proponer que-la mira un segundo y continua- escriba una historia-calló al momento en que noto un cambio en su semblante- en este tiempo hay muchos concursos, me gustaría que participará- aclaró el Señor Eduardo.
- ¿Cómo sabe que me interesa la escritura?- pregunto Emma asustada, ellos quedaron en silencio.
- Larga historia, Emma- hablo Arturo rompiendo el incómodo silencio
- Tengo tiempo- declaro Emma preocupada por lo que escuchaba, así que se sentó frente a ellos.
- Aun no es el momento Emma, solo te diré que tiene mucho que ver con el libro que iniciaste a leer- afirmo Arturo aunque Emma detecto algo más allá en su mirada.
- Debemos irnos querida, antes que lleguen- finalizo la Señora Fernanda un poco preocupada.
- ¿Qué sucede?- Emma estaba asustada e incómoda por lo que sucedía con esa inesperada visita.
- Por favor cuídate, no confíes en ellos, volveremos pronto- se levantó la mujer abrazando a Emma, lo mismo hizo el señor Eduardo y Arturo solo le susurro-“Cuídate del nuevo estudiante”, se alejó para darle una sonrisa. Emma quedo atónita mientras ellos se iban.
Subió a su habitación a darse una ducha. Solo bajo a ayudar en la cocina, ceno y volvió a su habitación. No podía creer, las locuras que le sucedieron hoy. Prefirió dejar de pensar en ello y se acostó a dormir.
"Aunque no podía sacar de su mente la extraña visita de esa noche, sin percatarse, ya se había dormido y alguien la observaba desde cierta distancia"
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Estoy subiendo lo que he editado, esto no tendrá ninguna otra modificación