Apareció sentada en el césped. Mira a su alrededor y logra ubicar la hacienda de la Familia Ferrec se levantó y camino hacia allá. Recordó que debía evitar la muerte de la Señora Giselle y el Señor Fernando, dejándose llevar por sus impulsos, sin pensar en ningún momento con cabeza fría. Se percató que no había nadie trabajando las tierras, preocupada toco la puerta, nadie salía y se preocupaba aún más, toco por segunda vez por suerte se escuchaban pasos hacia la puerta, la persona que le abrió se quedó atónita al ver a Emma.
- ¡Buenos días! ¿Qué se le ofrece?- pregunto la Señora mirándola de la cabeza a los pies frunciendo el ceño
- ¡Buenos días! Disculpe ¿Usted es la Señora Giselle de Ferrec?- contesto Emma incomoda por la mirada de la Señora
- Si ¿Qué desea?- se enderezo la mujer cambiando su semblante a uno más serio
- Tenga cuidado cuando vaya al Palacio, le recomiendo que mande una carta a los Reyes (Isabela II y Federico I) para que refuercen la seguridad, por favor por nada del mundo vayan al Palacio- suplico Emma tratando de no llorar y no parecer paranoica, aunque la Señora la veía como si fuera una demente
- Lo siento Señorita. No tengo ni la más remota idea de lo que me dice, pero que algo le quede claro, no venga a asustarme - aclaro Giselle a punto de las lágrimas asustada por la presencia de Emma- y no vuelva más nunca a mi casa- dice a punto de cerrar la puerta
- No es mi intención, solo quiero evitar el sufrimiento de sus cinco hijos, disculpe la intromisión de mi parte, solo le pido haga eso- termino Emma nerviosa hablando con rapidez dándose la vuelta- ¡Adiós!- dijo luego de unos segundos al dar por culminada la conversación con Giselle
- ¡Espere Señorita!- dice una voz masculina, Emma voltea secándose las lágrimas, que salían sin su permiso
- Dígame Caballero- contesto Emma volteándose
- ¿Cuál es su nombre?- dijo luego que la observo detalladamente
- Emma ¿Usted es Williams?- pregunto casi en un susurro Emma
- ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo sabe lo que sucederá con los Reyes? ¿A caso es una hechicera?- inquirió preocupado
- Si te lo cuento, no me vas a creer así que, adiós Williams- termino Emma volteándose para buscar alguna forma de volver a la biblioteca
- Señorita Emma espere- le volvió a decir Williams
- Lo siento pero debo volver a mi casa- dice Emma sin detenerse
- Por favor- al decir eso con un dolor tan profundo, Emma comprendió que quizás llego antes de lo esperado
- De acuerdo ¿Qué quiere saber?- trato de estar neutra, aunque los nervios estaban jugando le una mala jugada
- ¿Cómo sabe todo eso?- Williams estaba serio por el tono de voz
- Lo leí de un libro, aunque no lo creas, por alguna extraña razón aparecí aquí en este tiempo- dice Emma tratando de no gritar por sus descontrolados impulsos
- Parece algo absurdo- confeso él, sin creerle nada de lo que a dicho Emma
- Así, como a usted la pintura y la literatura- aclaro Emma un poco enojada dándole la cara, cruzándose de brazos
- Nadie sabe eso a parte de mi Familia- contesto abrumado- ¿Quién es usted en realidad?
- Trate de hacer lo que he dicho, así que me voy. No vuelva a llamarme para preguntarme lo mismo- esta vez, Emma corrió como pudo hacia el lugar en que había aparecido. Al parecer ese Williams no se cansaba de preguntar lo mismo una y otra vez. Emma visualizo el libro allí en las raíces del árbol, lo recogió y lo abrió, de este salió una luz, llevándosela a su mundo otra vez.
Williams quedo asombrado de lo sucedido, más cuando no vio el libro. Regreso a su casa convencido de lo que a dicho Emma o al menos atando cabos.
Emma apareció acostada en el piso de la biblioteca, por suerte estaba entera con el libro en la mano, se levantó y fue hacia la sala. Helen estaba rendida y Emma no quería saber más nada del libro. Fue a la cocina a prepararse un dulce y tomarse una taza de café. Luego se durmió en otro sofá. Emma nunca se imaginó lo que pasaría ahora...
- ¡No puede ser!- dijo Arturo a lo lejos
- Llegamos un poco tarde- suspiro Fernanda
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