El destino de Evan [ice Daggers Spinoff]

Prólogo

 


Una vez hubo bondad.

Pero eso fue antes, cuando el viejo Jimmy vivía por ellos, todo era armonía, paz, como el pequeño y unido clan que eran, claro que había alguna rabieta de vez en cuando, pero nada que no se superaba con un par de palabras amables o alguna reprimenda, y ellos vivían bien.

Una vez hubo afecto.

El alfa protegía, para él su clan era prioridad antes que sus propias necesidades, sonaba algo egoísta pero de esa forma se podía convivir, llevar una vida digna, pacífica y hermosa, entre todos se ayudaban. 

Ahora todo sería muy diferente, ella lo sabía por la tensión constante, el temor infundido en todos, nadie sabía el rumbo que tomarían, y mientras Richard Gardner terminaba por someter al último de los hombres más fuertes del clan, Roxy sentía la angustia subir por su garganta.

—Ofelia, esto no es correcto —murmuró a la joven de ojos avellana junto a ella—. Debemos detenerlo.

Con temor miró al contendiente, el espíritu fuerte de Stanley le impedía rendirse, pero la sangre saliendo de su cuerpo por los múltiples cortes era indicio de que debería considerar la sumisión si quería seguir con vida.

—Son las reglas —murmuró Ofelia—. No hay lugarteniente, la lucha por el puesto es legítima.

Roxy gimió en protesta. 

—Richard exilió a Adam.

—Según tú, pero nadie ha confirmado eso.

Roxy suspiró con fastidio, y miró con rabia al hombre que doblaba por el brazo a Stanley con una sonrisa satisfactoria cruzando su rostro. Veía maldad pura en sus ojos de miel, y sabía que era alguien perverso y cruel, ese hombre que luchaba por reclamar el liderazgo del clan sería la ruina de muchos.

—No va a resistir —comentó Ofelia—. Stanley no es tan fuerte como Jack.

Al momento en que la última palabra abandonaba sus labios, el tronido de un hueso resonó en sus oídos, y el grito de dolor le hizo estremecer. Stanley estaba en el suelo, su brazo doblado en una mala posición por Richard mientras hundía su cabeza en la tierra con una rodilla.

— ¿Te rindes? —Le preguntó. 

Stanley gruñó de rabia, pero al final, retrajo sus garras y dejó de retorcerse.

Complacido, Richard lo soltó y se puso de pie, pateó su estómago de una forma muy cobarde y deshonesta, luego pasó por encima del leopardo y se acercó a los demás que estaban estáticos observando la dolorosa escena.

Diez hombres ya se habían exiliado, los más fuertes que quedaban fueron sometidos, pero no huyeron como los demás por juramento de protección, y Roxy respiró aliviada de tenerlos de apoyo. Veinte adultos, diez adultos mayores, quince mujeres, trece adolescentes, ocho cachorros y nueve hombres jóvenes no hacían a un clan poderoso, pero siempre les bastó para mantenerse a salvo y estables. Pero ahora de ochenta y ocho quedaron cincuenta y siete, de mayoría femenina y sin hombres fuertes y experimentados que le hicieran frente a Richard, esas características eran la receta perfecta para la destrucción.

—Soy su nuevo alfa ahora —dijo, limpiando la sangre de sus manos y rostro—. Todo Fire Heart que no se incline ante mi presencia, deberá irse al exilio ahora mismo.

Un gruñido animal se le escapó, su pecho vibraba con odio puro, Roxy miró fijo a los ojos del nuevo “alfa” no, nunca lo miraría de esa forma, jamás le llamaría de esa manera, para ella no era más que un bastardo mentiroso y cobarde, de ninguna forma iba a rendirle lealtad, mucho menos respeto.

—Tú —le apuntó—. Eres Roxy, ¿cierto? —Se acercó con arrogancia en cada paso—. Sé que esto puede parecerte difícil, incluso un poco cruel, pero así son las reglas. Debes darme tu lealtad o irte con los demás.

Roxy pasó su mirada por todas las mujeres que habían inclinado la cabeza, buscando cualquier muestra de apoyo, no encontró ninguna. Eso le decepcionó, la pérdida de Jimmy fue un golpe a la confianza y ahora se sentían vulnerables. Roxy no tendría forma de enfrentar a Richard por su cuenta, consideró la idea del exilio, pero luego recordó a los sumisos, sus amigos y a las personas que estaban más vulnerables frente a los posibles caprichos malvados del nuevo alfa, ¿quién los defendería si ella se iba?

Regresó al hombre deshonesto frente a ella, Roxy sabía lo que había hecho para iniciar la pelea por el puesto, pero nadie quería creer que Adam fuera un exiliado, él era fuerte, orgulloso y mortal, estaba destinado como lugarteniente a ocupar el puesto de Jimmy, y sin embargo, ahora había desertado del clan por su propia voluntad. Eso era mentira, ella era la única que sabía que Richard lo atacó por la espalda cuando estuvo indefenso, le dio a escoger entre su vida y el clan, Adam eligió su vida, y Roxy no lo juzgaba por eso.

—Yo... —su voz tembló, el miedo se mezclaba con la rabia y las ganas de acabar con él de inmediato, pero eso no era posible—. Soy una mujer Fire Heart, mi lealtad está con el clan.

Richard le miró de pies a cabeza con desdén.

—Con eso me basta —dijo con indiferencia, luego se dirigió a los demás—. Pueden regresar a sus hogares.

—Tienes que designar a un lugarteniente —dijo Stanley desde el suelo.

Richard no se tomó la molestia de mirarlo cuando sentenció con poder, orgullo y un trasfondo peligroso:

—Las cosas serán diferentes a partir de ahora, yo seré el único que mande aquí, este clan es mío y yo seré su alfa hasta que deje de respirar.

«No, no, maldito desgraciado, no puedes hacer eso»

Pero era evidente lo que veía, Roxy sentía el cambio de aire alrededor, la tormenta que amenazaba con cambiarlo todo, podía aventurarse a lo que se aproximaba, tiempos de tristeza, pena y temor, una dictadura en medio de un bosque abandonado hace años por los únicos que podrían ser de ayuda. Pero no había humanos a kilómetros de distancia, ellos no vendrían a salvarlos.

La única opción que veía para evitar que la maldad de Richard cayera sobre todas las personas que le importaba, era encontrar un rival fuerte que pudiera hacerle frente, Roxy necesitaba otro alfa... 




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