El destino de Evan [ice Daggers Spinoff]

Capítulo 24


Los siguientes siete días Evan estuvo enterrado en papeles, no sabía que llevar adelante un clan podía requerir de tanta administración burocrática. Estaba más mal de lo que al principio pensó, y para el séptimo día ya estaba agotado.

—Alfa, no duerma en el trabajo.

Evan le gruñó a Finnick, pero luego al notar el olor a chocolate caliente retiró la reprimenda que estaba preparando en su mente. Despejó la mesa central de los formularios completos y demás papeles, Finnick colocó una bandeja de galletas horneadas por Sarah, jamás se cansaría de comerlas, pero la anciana se negaba a compartir la misteriosa receta.

— ¿Para qué los papeles? —Finnick preguntó.

—Richard le mintió a la ACC diciendo que el clan fue eliminado por otro enemigo. Falsificó papeles. Ahora tengo que arreglar eso, atestiguar la existencia, justificar la pelea por el puesto, y volver a registrar el clan en la base de datos.

Finnick silbó.

—Es más complicado de lo que crees.

El proceso de recuperación sería lento, y a pesar de que Evan estaba haciendo todo lo posible por llevarles seguridad, todavía quedaban algunas grietas que sellar en la armadura. No bastaba con sacar a Richard, todavía tenía que encontrar un sustento que los ayudara a vivir y progresar de manera decente ya que el contrato con la cadena de restaurantes de comida rápida se cayó junto al antiguo alfa. Ahora estaban viviendo de la cuenta de ahorros de Evan, y aunque Liam le aseguró que la renovaría cada mes hasta que se recuperaran, Evan no quería aprovecharse.

— ¿En qué nos ayuda esa ACC?

—Legalidad —respondió—. Leyes y normas, derechos y obligaciones, si hay alguna acción injusta en los clanes ellos intervienen. Lo habrían hecho si estuvieran registrados los datos mensuales del clan.

Richard fue astuto, por esa razón duró más de cinco años en el poder sin que las autoridades notaran las terribles acciones que cometía.

—Ya estoy entrenando a Kean para que me ayude a hacer esa tarea todos los meses.

—Genial, le vendrá bien un trabajo.

Evan bebió el chocolate, reposando su espalda adolorida por tanto tiempo inclinada. Miró a los ojos claros de Finnick, había resultado una acertada elección como lugarteniente, al principio, cuando pudo pensar en frío, Evan no estaba seguro de si el joven daba para el puesto, la mejor opción en otro caso habría sido Daryl. Pero Evan vio en Finnick la necesidad de encontrar algo con lo que volver a sentirse bien, Evan sabía que la pérdida de su padre le afectó y hasta antes de la pelea estaba considerando escapar. El dolor emocional hacía estragos en los cambiantes, si Finnick no huyó fue porque creyó en Evan, y Michelle fue de gran ayuda para mantenerlo estable.

Darle el puesto de lugarteniente significaba hacerle saber que tenía respaldo, y personas por las que vivir.

— ¿Ya trazaste las rutas de guardia?

Finnick asintió.

—Te ves nervioso —respondió el pelirrojo—. Relájate, estamos a salvo.

Evan negó.

—No hasta que podamos encontrar la fuerza que perdieron. —Evan volvió a leer un formulario antiguo—. Los números han bajado mucho, el clan es pequeño y sigue siendo débil. De no ser por los guardias de Richard ya habrían sido invadidos muchas veces.

—Mierda —masculló.

Evan suspiró.

—Hay dos formas de hacer crecer los números, una es muy lenta y la otra muy arriesgada.

Finnick entre cerró los ojos, comprendiendo el punto donde quería llegar, su expresión seria le dijo que no era buena idea. Por supuesto, Evan lo sabía, aceptaron un extraño antes y lo pagaron caro, los demás no querían volver a arriesgarse. Sin embargo, Evan debía tratar el asunto con delicadeza para hacerles recuperar la confianza, no todos los forasteros se convertían en enemigos, él era el vivo ejemplo de eso.

—Todavía es muy pronto —Finnick respondió.

Y Evan no dudó. Pero el animal no se quedaría sentado a esperar que los demás decidieran cuando era el momento o no. En tanto los números siguieran siendo bajos como lo eran ahora, el clan estaba vulnerable frente a otros.

—Quiero que me ayudes con eso, tú lo comprendes, ¿verdad?

Finnick asintió.

—Entonces, dile a cada uno las razones por las que debo abrir el clan a solitarios.

—Esa decisión es peligrosa.

—Pero necesaria —afirmó—. Yo mismo voy a evaluar a cada uno de los nuevos para asegurarme de que sus corazones sean buenos. —Evan dejó la taza junto al papel en la mesa central—. Lo sé, será difícil. Sé lo que se siente, estuve en un clan de acogida y conozco la desconfianza provocada por los daños de otros. Pero es necesario crecer, no solo en números, sino como personas, ayudar...

Tragó un nudo de amargura, ahora comprendía esa sensación de inseguridad constante que Liam tuvo cuando decidió hacer de los Ice Daggers un clan de acogida para cambiantes leopardos de las nieves, entendía lo difícil de dirigir las mentes y corazones cerrados por años de maltrato, sufrimiento y desconfianza, todo eso por culpa un bastardo. Retrajo las garras, tomando aire, Evan regresó al presente.

—Dos meses —afirmó—. Es el tiempo límite, sesenta días y lo abriré.

Finnick desvió la mirada para observar la nieve cayendo suave y silenciosa en el exterior.

—Entendido.

Evan percibió el cambio repentino de humor.

—Oye, ¿estás bien?

—Sí —respondió, aunque por el tono de voz Evan no quedó convencido—. Será mejor regresar al trabajo.

 

☆゜・。。・❤🔥❤・。。・゜★

 

— ¿Cuándo veré de nuevo a mi cuñada?

Evan trató de mantener la mirada fija en el camino mientras conducía rumbo a la salida del pueblo, conteniendo la risa a duras penas, imaginándose la cara que podría haber puesto Aria si hubiera escuchado a Roxy.

—Cuando todo se estabilice —respondió.

El plan para la mañana era colocar el nuevo letrero oficial, ya había enviado a Daryl y Samuel para colaborar con los obreros humanos que se encargaron de fabricarlo acorde al diseño que Evan ideó. Varios se mostraron indiferentes cuando —luego de haber recibido el acta oficial de la ACC y el reconocimiento como dueño de Oak Hills y alrededores—, Evan salió a comunicarles la noticia. Le disgustó encontrarse todavía con esa indiferencia y sensación de apatía, de verdad Richard les había quitado el orgullo y la tarea de recuperarlo sería ardua.




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