La chica no llevaba más que sus ropas, un pequeño bolso y aquella extraña caja. Egios le sirve algo de comer. Mientras mira sus penetrantes ojos rojizos. Ella toma el plato pero solo come un poco, termina sin embargo, toda la bebida.
- Eres una vampiresa.
- Así es.
- ¿Quién eres? ¿por qué me conoces?
- Barthum
- ¿Barthum?
- Me dijo que eras un hombre de confianza, alguien muy precavido que podría ayudarme.
- ¿Quién eres?
- Soy una mensajera, vengo de un pueblo en la frontera de Escyddar. El gran sacerdote Valnyr, me encomendó llevar este paquete, es muy importante.
- ¿Qué hay en el paquete? – pregunta Egios.
- No lo sé, se me prohibió abrirlo, pero debe llegar al lugar de entrega a tiempo.
- Egios toma la caja y pronto se nota que pesa demasiado, para un vampiro sin embargo sería como llevar una maleta llena de prendas. Sobre su tapa hay un extraño sello mágico.
- Por ese paquete, he perdido a 5 compañeros,... llegué a la posada de Barthum, él me atendió y entonces me dijo que te buscara. Realmente, necesito que ese paquete llegue al lugar de entrega y sé... que tú puedes ayudarme.
- No soy un guerrero, sólo cultivo mis uvas y escribo novelas.
- Pero él me dijo que tú conoces rutas, rutas seguras, caminos alternos... mira... te pagaré, recibiré un gran pago por esta entrega.
Egios se mostraba confuso, pero no podía dejar de ver el sello que había sobre aquella caja, era un sello misterioso, pero sabía que lo había visto antes.
- ¿A dónde lo llevas? ¿quién recibirá el paquete?
- Ergaddya, en la frontera, se supone que debo llegar al pueblo de Homrusk.
- Tierras de elfos oscuros... ¿Por qué el sacerdote te encomendó esta tarea a ti?
- Trabajo con un equipo que se encarga de mover objetos valiosos de un lugar a otro, pero nunca había llevado algo hasta tan lejos, ni tampoco algo tan peligroso... bueno digo equipo, pero soy la única que queda. ¡Por favor! ¡De verdad te pido que me ayudes!
- Déjame pensarlo, quédate esta noche y en la mañana tendrás mi respuesta.
- ¡Gracias!
Egios prepara la habitación de huéspedes para Kathrinna, ella le agradece de nuevo y se retira a descansar, deja la caja sin embargo sobre el comedor. Egios toma varios libros que tiene y empieza a buscar información acerca de aquel sello. Ya que es un escritor, le encanta coleccionar todo tipo de libros para inspirarse y ser más acertado en los datos que da en sus libros. En uno de ellos encuentra una pista.
- Un sello de los señores oscuros, el sello de Qwrarles.
Sin embargo, el libro solo lo menciona y no hay ningún otro apunte acerca del mismo. Egios se recuesta sobre la silla y puede ver el bolso de Kathrinna que también lo ha dejado sobre la misma. Egios se percata que la chica no esté cerca y procede a ver el interior del mismo.
- Veamos un poco más de quién eres. - piensa él.
Egios saca algunas mudas de ropa, un anillo bastante normal, una carta no enviada dirigida al Sacerdote Valnyr donde ella se excusa de no poder cumplir el contrato, 3 pociones de sangre, alimento vital para los vampiros y al fondo una daga curveada cuyo mango está decorado a gran detalle, de color dorado y carmesí con una hoja plateada brillante. Egios queda maravillado por tal artefacto, sabe que más que un arma es una joya, cuyo valor podría superar a todos sus bienes juntos. Entonces la joya central del mango empieza a moverse violentamente y en su lugar aparece un ojo que rápidamente posa su mirada sobre Egios. Él se asusta y deja caer la daga al suelo.
- Eso no fue muy cortés – dice Kathrinna que se asoma desde la puerta de la habitación.
- Lo siento... ¿qué es esa cosa? – dice él todavía un poco agitado.
Ella se acerca y toma la daga del suelo, su ojo aún sigue posado sobre Egios, ella mira la daga y luego a Egios.
- Es curioso, esta daga me la entregó mi padre, dijo que era un raro tesoro que podía encontrar a aquellas personas que están destinadas a hacer grandes cosas. Jamás había visto que su ojo se abriera.
- Es una forma algo macabra de encontrar a este tipo de personas.
Kathrinna sonríe.
- Para mí es un tipo de magia muy hermosa, pero supongo que cada quien tiene sus gustos.
Egios se reincorpora y pasa su mano por su frente y su cabeza. Luego empieza a organizar las cosas de Kathrinna de nuevo en el bolso.
- Perdona,.. es que soy muy precavido, tengo pocos amigos, pero sí muchos conocidos. Y algunos han tenido ciertos problemas que han repercutido en mí. Hace dos años quemaron mis viñedos, y también tuve algunos ataques a mi casa.
- Es algo curioso, pareces una persona que lleva una vida muy tranquila.
- Y así es lo normal,... - dice él mientras termina de cerrar el bolso - pero hay también ciertas cosas... ciertos eventos que simplemente no podemos evitar.
- Dímelo a mí.
Kathrinna voltea a mirar el libro sobre la mesa donde aparece el sello de la caja, Egios lo nota y se apresura a cerrarlo, ella se acerca.
Editado: 13.09.2018