Egios despierta, aún con debilidad y mucho mareo pero esta vez, se encuentra en una cama bastante cómoda, voltea a mirar alrededor para ver una humilde habitación, una pequeña mesa, un armario y aquella cama, todos bastante limpios pero rústicos. La ventana se encuentra al otro lado de la pequeña habitación y por la luz que entra puede definir que debe estar acercándose el mediodía.
Con lentitud se levanta de la cama, su cuerpo se siente aún algo adolorido, y camina hasta la ventana. Afuera la luz le impacta como queriendo recuperar todo el tiempo que estuvo en la oscuridad, cuando sus ojos nuevamente logran ver, visualiza una calle, un hombre lleva algunos vegetales en una carreta y una mujer teje sentada frente a su casa, es un pueblo típico de la región, pero no uno en el que ya haya estado, o al menos eso parece. Abre la ventana y el aire fresco le llena los pulmones, no lo había notado antes pero ahora viste ropas limpias, revisa rápidamente en busca de aquel papiro mágico pero no encuentra nada, levanta la mirada y se ve frente a frente consigo mismo, es casi irreconocible, era un hombre que siempre cuidaba con detalle su aspecto, pero ahora sentía que se veía como un vagabundo, trata de arreglar un poco su pelo y entonces ve que la puerta se abre y allí aparece Vicky trayendo algunas frutas en un canasto.
- Oh! ¡Al fin despiertas! – dice ella con emoción mientras le ayuda a volver a la cama.
- Qué bueno es volver a verte, ¿dónde estamos? ¿qué pasó? ¿dónde está Kathrinna?
- Tranquilo, todas estamos bien, Kathrinna esta con Fiona, aún le es difícil controlar su poder… ven, tienes que comer para que recuperes fuerzas.
- Gracias, por todo,… por salvarme.
- Es lo que hacemos por los amigos.
Egios le sonríe, hacía tiempo que no consideraba a nadie nuevo su amigo, realmente tenía nuevos amigos, gente dispuesta a arriesgarlo todo, incluso una gran misión por salvarle la vida.
- Quiero verlas… ayúdame a ir con ellas.
- ¡Claro!
Vicky le ayuda a salir al patio, allí ve a Kathrinna que con un libro le enseña a Fiona a controlar su poder, la niña permanece sentada en el piso con sus ojos cerrados y muy concentrada.
- Sin su ayuda, no habríamos podido rescatarte Egios – le dice Vicky. – tuvo que practicar mucho y muy rápido para aprender.
- Ella… ¿puede controlarlo?
- No del todo,… pero ha hecho grandes avances.
Egios mira nuevamente a la niña y a Kathrinna, que aún no se han dado cuenta que él está allí.
- ¡Oye Fiona! – grita una voz familiar – ¡Los ojos azules se te ven más bonitos!
Egios voltea la mirada y ve a Nom recostado sobre una silla mientras una señora le da una sopa a la que le hace algo de mala cara.
- ¡Nom! – le grita Egios, al tiempo todos voltean a mirarlo.
- ¡Ya despertaste! – le dice Kathrinna que se acerca y lo abraza. – Ya era hora.
- ¡Nunca creí sentir tanta alegría de verlos!
- ¡Ja!... debo reconocer que yo tampoco – dice Nom.
- ¡Señor Egios! – le grita Fiona que también se acerca abrazarlo – ¡lo extrañé mucho!
- ¿Qué fue lo que pasó?... cuentenme todo, Kathrinna, te esperé ese día… creí que pondrías la caja a salvo y vendrías a ayudarme con Yovun.
- Y eso hice – dice ella – pero en el camino me encontré a los cultistas, me cerraron el paso y fue difícil. Cuando logré llegar a la posada, ya no estabas… y en la otra habitación encontré a Nom.
- Sí… ¿en serio fue así? – dice Nom – yo recuerdo otra cosa.
- Kathrinna le sonríe a Nom - habías perdido mucha sangre Nom, - continúa Kathrinna – estaba muy mal herido así que lo ayudé. Nom se rebeló cuando Yovun le contó su plan, así que lo apuñaló.
- ¡Pero soy resistente! No muero fácil sabes.
- ¿Qué pasó con Yovun? – pregunta Egios.
- Murió – añade Vicky – junto con los cultistas.
- ¿Cómo me encontraron? La celda… el edificio tenía unos encantamientos mágicos muy fuertes.
- Bueno, fue a la antigua… - dice Kathrinna – contratamos a varios cazadores y mercenarios, y rastreamos el bosque por días, por eso nos tardamos tanto… el lugar, estaba muy bien escondido.
- ¿Supiste quiénes eran los cultistas? Realmente son adoradores de ese demonio.
- Sí, encontramos muchas cosas en su guarida, sin embargo, no era un lugar muy grande, posiblemente un refugio de paso o improvisado. Varios huyeron, no pudimos atrapar a ninguno con vida, bueno tampoco era nuestra misión.
- Realmente creí que moriría ahí.
- ¿Viste a Yovun? ¿Te dijo algo?
- Sí, ese hombre es un infeliz, traidor, sólo buscaba su propio beneficio, salvar su pellejo a costa de todos nosotros.
- Bueno… era… cayó en batalla.
- Tú… te vi entrar a la sala, ¿tú lo mataste?
- Que importa lo que pasó, lo importante es que te logramos rescatar, fue con esfuerzo… ya que te desmayaste al instante.
- ¿Cuánto tiempo he dormido?
- Harán unos 3 días – dice ella
- Vaya… ¿sí que perdimos tiempo no es así?
- Bueno más o menos.
- ¡Estamos en el pueblo de Galiz! – dice Nom – como a 3 días de la frontera con Dwaralav… ¡realmente cerca!
- Las provisiones están cargadas, nos preparamos para partir. – dice un hombre bastante barbado pero bien vestido que entra al lugar, lleva un abrigo de pieles y cabello corto rojizo pero abundante.
- Egios, él es Pebot, hace parte de una caravana de comerciantes. Nos han ayudado a viajar hasta acá.
- ¡Un gusto!
- Ah… es el enfermo, al fin despierta… que bueno muchacho, ya era hora.
- Estaremos allí en un momento – le dice Kathrinna.
- Muy bien. – añade Pebot y luego se marcha.
- Fue una gran suerte encontrarlos – dice Vicky – se dirigen a Sagaddya, así que podremos ir con ellos todo el recorrido de Dwaralav.
- Son muchos.
- Déjame ver… son… unos siete diría yo.
- ¿Y son confiables?
- Kathrinna sonríe – Eso nunca lo sabremos, pero al menos tienen sus propios asuntos. Ven Vicky ayúdame a sacar el equipaje.
Editado: 13.09.2018